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martes, 11 de mayo de 2010

BRUJERÍA, USURA, VENGANZA Y BOHEMIA PICARESCA EN “EL DAÑO” DE CARLOS CAMINO CALDERÓN



BRUJERÍA, USURA, VENGANZA Y BOHEMIA PICARESCA EN “EL DAÑO” DE CARLOS CAMINO CALDERÓN

Por Nicolás Hidrogo Navarro



La literatura como eje transversal, tiene la ubicuidad de entrar a cualquier campo del saber y vivenciar humano. La literatura es la tinta indeleble de todas las pasiones y actuaciones humanas, de todos los arlequines y actores de esta gran tragicomedia humana que tiene como escenario fundamental el orbe entero. Finalmente lo que queda perenne en el mundo y en los anales de la civilización es la palabra escrita.
Lambayeque proyecta una imagen ante el mundo como una región de profunda fe religiosa, de una región arqueológica de huacas y profundo misticismo y sincretismo serrano/costeño, pero también de un ombligo referencial de brujería. Salas, Batangrande, Penachí, Mórrope, Túcume son los ejes gravitacionales de curanderos y maleros en el norte peruano.

“El daño”, publicada en 1942, de Carlos Camino Calderón (Lima 1884-Trujillo 1956), es la mejor carta literaria lambayecana ante el Perú y el mundo. Sin llegar a ser un tratado de brujería o un panfleto de efemérides sobre la usura y la manipulación política y judicial en la figura de “habilitación”, préstamo agrícola para sembrar arroz, en Lambayeque; sin pretender ser un recuento gastronómico ni un apologético de los paisajes y estampas bohemias, costumbres, tradiciones festivas y religiosas, “El daño”, se encumbra como la mejor novela costumbrista costeña del Perú entero y unos de los referentes obligados del quehacer curanderístico en esta parte del Perú.

“El daño” tiene como tema principal la venganza personal de una mujer contra un marido a través de la brujería en la ciudad de Lambayeque. Seguido de otros tópicos como la injusticia de la usura bajo la figura de la “Habilitación” o préstamos de dinero para sembrío de arroz, cuyo propósito final era arrebatarle de sus tierras a los cholos de Lambayeque. La influencia y el manejo político de un personaje como José Miguel Navarrete ante autoridades centrales del país como para amasar más poder y lograr leyes en su beneficio. La descripción de una rica tradición culinaria y de curanderismo en Lambayeque. El amor apasionado de Guillermo por Isabel, La vida bohemia y el abandono a una vida disoluta y de juerga de Baltasar Esquén. La ambición de poder de Sebastiana que la lleva a tramar actos maléficos. La venganza cómplice de Baltasar Esquén contra quien lo despojó de sus tierras de “la Cuchilla”. El regionalismo chauvinista por defender dónde se ubican los mejores brujos del Perú. Folklore y la cultura popular de las provincias versus el centralismo y modernidad limeña. El aprovechamiento médico del Dr. Elguera con su paciente José Miguel Navarrete.
Argumentalmente, “El daño”, relata la consumación de una venganza brujeril de la segunda esposa, Sebastiana, de José Miguel Navarrete, apodado el As del Norte por su fortuna, influencia política y económica en Lambayeque. Fortuna que se basaba en una tradición familiar de hacendados y gamonales que se originaron desde los tiempos de la colonia en Zaña y que bajo métodos poco legales prestaban dinero bajo la figura de “habilitación” de dinero para siembra de arroz y que al no poder pagarles por los malos tiempo del clima y los bajos precios de los productos agrícolas, se convertía en dueños de las tierras hipotecadas.
José Miguel Navarrete, para buscar mayores beneficios, emprende un viaje hacia la capital en búsqueda de favores políticos del presidente Leguía y genera un alboroto político, social y llega hasta una conversación privada con el mismo presidente de la república del Perú. Su estancia duró un año en Lima. Pero una enfermedad por indigestión lo lleva a buscar cura en la medicina moderna de la capital y luego retorna a Lambayeque a conocer de cerca la situación de sus negocios con la pretensión de viajar a Europa luego para someterse a un tratamiento científico novedoso.
Pero una venganza se inicia con una enfermedad hechicera generada por un brujo malero de Batangrande Lorenzo Ipanaqué, y, lo lleva a la cama y pese a la intervención de un brujo saleño Narciso Piscoya, finalmente muere José Miguel Navarrete y cae también el daño sobre el hijo Guillermo, como impotencia sexual, heredero de la fortuna de su padre, junto a Isabel, ahijada del padre y mujer deseada por Guillermo.

“El daño” se encumbra como la mejor novela costumbrista, folklórica y chamánica costeña de todo el Perú. Da cuenta de una visión detallada de las costumbres lambayecanas desde sus orígenes históricos, tradiciones y fiestas religiosas, idiosincrasia, la situación de su economía gamonalista, abusiva y explotadora, la situación de los negocios basada en la agricultura y exportación y el folklore del curanderismo.
Su amplia visión detallista de la gastronomía, la convierte casi en un tratado de la tradición culinaria norteña, con sus formas de preparar, modalidades, calendarios y zonas de preparación.
La validez de la obra no sólo se sustenta en el contenido folklórico, sino en un estilo ameno, ágil, con mucha intriga por develar los hechos y como un anecdotario que lleva desde la injusticia de la usura prestamista de José Miguel Navarrete, hasta el erotismo de Isabel con Guillermo, la complicidad de fechorías de un Martín Aguilar, las dotes de la fama de los brujos maleros y curanderos de Salas, Batangrande, Mochumí, Olmos, pasando por el rito mismo de las mesas y conjuros hechiceros que buscan la venganza de los hombres y mujeres y en otros deshacer y curar esos males. La obra es un cuadro y retrato de época del siglo XIX y XX y refleja sociológica y antropológicamente el estado de la cultura, las costumbres y tradiciones de una rica cultura como la lambayecana.

En “El daño”, podemos apreciar un lenguaje con mucho apego a la lengua popular lambayecana de la época entre mestizos, criollos en los diálogos. Pero en la parte de la descripción del narrador se nota una capacidad descriptiva y el uso de un poder muy exquisito para caracterizar las costumbres, el retrato literario de los personajes. El autor logra conjugar el lenguaje poético, descriptivo y el uso de la replana y jerga propia del uso popular.

El manejo de técnicas narrativa se ajusta al enfoque tradicional como es la exposición, nudo y desenlace. Recurre mucho a los racontos familiares en el caso de la estirpe de los Navarrete en Zaña, genera la expectativa y el dato escondido en el desenlace de los hechos y los verdaderos autores del daño hecho a José Miguel Navarrete. En el caso erótico, pinta un cuadro se posesión sexual entre Guillermo e Isabel, muy delicado, pero al mismo tiempo con gran profundidad de sensualidad del deseo carnal.
El estilo de la obra es muy descriptivista, histórico, folklorista y buscar ensalzar las cualidades de un espacio geográfico, contraponiéndose a las vicisitudes que viven sus pobladores frente a la riqueza e injusticia de José Miguel Navarrete como amo y señor en lo social, político y económico.
En la cosmovisión de oposiciones José Miguel Navarrete representa el mal, el blanco; Baltasar Esquén, el mestizo, el cholo, la víctima que extiende su propia desgracia viviendo una vida perdularia de cuetero y animador etílico de cuanta jarana se dé.
Geográficamente triunfa Sebastiana, “Serrana sucia cochina”, representante de la sierra, sobre José Miguel Navarrete, la costa, el As del Norte, el político y potentado zamarro, quien recibe el hechizo, el daño.

EPISODIOS ESTRUCTURALES D ELA OBRA “EL DAÑO”
CAPÍTULO PRIMERO: Una habilitación para arroz
Se presenta la figura de la “habitación” o sea préstamos para sembrar arroz a los pequeños agricultores de manera usurera. Tiene como principal habilitador a don José Miguel Navarrete, un tipo usurero y aprovechador que hace sus negocios prestando dinero y quedándose con los terrenos de sus víctimas que al no poder pagar sus deudas por las sequias o los bajos precios del arroz, pierden todo y se convierten al bandolerismo. La principal víctima en este capítulo termina siendo Baltazar Esquén, quien por celebrar una misa familiar y al no contar con dinero se ve obligado a hipotecar su terreno, para pagar el préstamo en un año, denominado “La Cuchilla” que por su ubicación estratégica en cabecera de toma de agua, José Miguel Navarrete logra iniciar su apoderamiento. Viaja a Lima, pero deja órdenes a su lugarteniente el cojo Martín Aguilar para que lo tenga al tanto de los hechos. Se aprecia las costumbres jaraneras, religiosas, gallísticas y brujeriles que tienen los lambayecanos,

CAPÍTULO SEGUNDO: El As del Norte
En este capítulo se da cuenta de los orígenes de la familia de los Navarrete, abuelo y padre de José Miguel Navarrete, desde los tiempos de la colonia en Zaña y su posterior traslado a Lambayeque a refugiarse. Se habla de las componendas políticas con personajes de la política nacional de la época y de las riquezas logradas así como de la decadencia económica productos de los fenómenos de la naturaleza acaecida en Lambayeque que hacen decadentes los negocios y los propios sembríos de arroz, algodón y las fábricas de jabón, todos ellos productos de exportación. Con mirada nostálgica el narrador da cuenta de los mejores tiempos, pero al mismo tiempo de la pobreza a la que se llega. De igual manera se detalla cómo inicia la riqueza José Miguel Navarrete y su tránsito de la bohemia y la soltería a una vida hogareña que inicia con una esposa limeña y luego con una santacruceña que es la que con males artes hechiceriles logra atraparlo en casorio. Aquí se detalla el inmenso poder económico, político y social al que llega Navarrete, pero al mismo tiempo las intrigas y los odios de la población dan cuenta que ni la esposa Sebastiana ni él mismo eran queridos. Se presenta un José Miguel Navarrete ambicioso, pero muy laborioso para transformar agrícolamente las tierras lambayecanas de su propiedad.

CAPÍTULO TERCERO: La rica vidita
Se narra el viaje a Lima de José Miguel Navarrete y el reencuentro accidentado al inicio con su hijo Guillermo después de quince años. Un publicitado y muy relacionado José Miguel Navarrete es objeto de notas sociales en la prensa limeña. Es un cambio total de vida: de provinciana a capitalina. El primer encuentro entre padre e hijo es áspero y decepcionante para ambos, pero poco a poco José Miguel Navarrete entra en el círculo social, político de Lima y se granjea la fama de As del Norte en búsqueda de sus tres grandes objetivos “No a la importación del arroz chino”, “No al Banco Agrícola”, “Sanción para el diario la Deflagración”. Su reencuentro y conversación el con el Presidente de la República Augusto. B. Leguía, paisano suyo y sus recuerdos de juventud y su cambio radical de vida muelle y sibarita son las notas esenciales de un envejecido José Miguel Navarrete, pero muy influyente y poderoso ante la clase política y aristocrática limeña. Se da conocer todo el rico acerbo culinario de Lambayeque y se hace un panegírico a la Evocadora Ciudad de Lambayeque y sus potajes y lugares paisajísticos envidiables.

CAPÍTULO CUARTO: La campanada de Alarma
José Miguel Navarrete al adoptar en su vida sibarita unas abundantes y desordenadas dietas para su edad, enferma de males raros y se genera una sugestión temiendo la muerte. Toda la clase política y social de Lima pareciera preocuparse por la salud de este acaudalado negociante. Un médico que le atiende intenta sacarle provecho induciéndolo a viajar a Europa y probara todos los adelantos médicos de la época. Guillermo, su hijo mayor esta a su lado en todo momento y le genera un control personal de la atención. Se revela que es un conjunto de enfermedades que tiene “El as del Norte”. Ya cumplido un año de su estancia en Lima y durante una visita a la clínica del Dr. Elguera, vuelve a psicosearse de su enfermedad. S embarca para Lambayeque con su hijo como carta política para Lambayeque y con el propósito decidió de luego viajar a Europa acompañado con su médico, el Dr. Elguera.

CAPÍTULO QUINTO: La Escritura de Poder General
Se describe el retorno hacia Lambayeque de “El as del Norte”, José Miguel Navarrete con su hijo Guillermo en la embarcación “Urubamba”. El narrador hace una descripción histórica y costumbrística de pueblos costeños como Eten, Mórrope, Ferreñafe, Lambayeque, Illimo, Salas, Zaña, Olmos, Mochumí, Chiclayo, Jayanca, Motupe, con gran conocimiento de sus costumbres y tradiciones culinarias, religiosas.
La llegada de José Miguel Navarrete con su hijo Guillermo a su caserón en Lambayeque incomodó a Sebastiana. José Miguel Navarrete, cansado y con sólo su deseo de viajar a Europa, es visitado y desalentado por sus conocidos sorprendiendo de su avanzada edad. Guillermo encontró cambiado la casa de niñez e intentó cambiarla. Se produce la transferencia de poder en un 50% a Guillermo mediante escritura y este a su vez es nombrado alcalde de Lambayeque, cargo al que asume con mucha pompa y con la toma de decisiones que incomodaron alegraron a Sebastiana en su afán de panadera, peor que la mismo tiempo cuando toma la decisión de ocupar su huerta esta se revela el inicio a la brujería de don José Miguel Navarrete tomando una prenda intima suya y alcanzándole a Baltasar Esquén para llevarlo a un brujo malero de Salas.

CAPÍTULO SEXTO: La ametralladora de los Huabos
Baltasar Esquén malgastó todo su dinero de la habilitación, en fiestas religiosas, tratando de armar jaranas y fiestas religiosas, asumiendo gastos, descuidando y perdiendo el sembrío de arroz y hasta su propio atérrelo “la Cuchilla”. Se convirtió en cuetero y se de autodenominó “La ametralladora de los Huabos”. Desde entonces pasó a ser su oficio principal con gran obsesión. En un momento determinado recibe la visita de Sebastiana y acordaron cobrar juntos venganza: Sebastiana porque se sentía traicionada de haber trabajado y contribuido tanto y no haber obtenido gran cosa en la herencia y Baltasar porque fue despojado de su terreno “La Cuchilla”. Se inició el daño contra José Miguel Navarrete, Isabelita Navarrete y Martín. Baltasar buscó al famoso brujo malero Lorenzo Ipanaqué en Batangrande e hicieron los ritos a partir de la construcción de un muñeco con el calzoncillo berrinchoso de José Miguel Navarrete.

CAPÍTULO SÉPTIMO: El daño
Se concreta y se sintomatiza el daño en José Miguel Navarrete y cae enfermo. Al inicio se le echa la culpa a los médicos y la medicina moderna con la que fue tratado en la capital, pero luego la sospecha recae inmediatamente en Sebastiana con el daño, la brujería. Pero se produce una discusión regionalista entre el arequipeño Benedicto Oblitas y Martín Aguilar por definir qué lugar tenía los mejores brujos de todo el Perú, luego en misiva Shonccohurkunajpaj, señala que Cusco es el mejor lugar de brujos. Esta discusión expone el vahaje del folklore cultura del curanderismo entre costeños y serranos. Martín es comisionado para traer un limpiador de Salas. Se produce el idilio entre Isabel, ahijada de José Miguel Navarrete y Guillermo hijo de éste, con honda pasión.
El brujo Piscoya atiende y diagnostica con la limpia del cuy que daño era producto del hombre y no de Dios por lo tano era curable y propone curarlo en el campo, encontrando oposición de los allegados de José Miguel Navarrete. Se da el rito con una parafernalia de ayudantes y brebajes. Cuando se creía que estaba curado el paciente, muere repentinamente con gran pesar y divididas opiniones de los pobladores de Lambayeque, algunos maldiciéndolo y otros justificándolo y santificándolo. El final de la venganza de Sebastiana se da cuando logra la impotencia de Guillermo en el momento mismo en que se iba a consumar el acto sexual con Isabel, la cual también queda retorciéndose de deseo y dolor, contando con la abrupta presencia delatadora y maldición de Sebasitana para dar por consumado el daño al padre, al hijo y a la ahijada.

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