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lunes, 16 de agosto de 2010

NUEVO POEMARIO EN LAMBAYEQUE- UNIVERSO NOCTURNO- NILTON EMILIO CHAFLOQUE CÓRDOVA

PRÓLOGO

CUANDO EL OLVIDO ES OTRA FORMA DE MORIR

UNIVERSO NOCTURNO DE NILTON CHAFLOQUE CÓRDOVA

Oponerse a la muerte mediante el olvido implica aspirar a la supervivencia mediante el recuerdo. La búsqueda de la inmortalidad a través del recuerdo (tema que ya ha tocado Unamuno) y la convicción de que la muerte tiene como pariente cercano al sueño o al olvido (mitología y sabiduría popular), podrían parecer temas muy serios para un poeta joven.



Nilton Chafloque Córdova, sin embargo, ha sabido arribar al ámbito de la indagación existencialista a partir de la vivencia personal. Así, el mar, imagen inevitable en su vida, es un símbolo recurrente en su obra. Reza la dedicatoria del poemario: “A quienes la hoja del tiempo los mantuvo en mi poesía: A ustedes, seres del mar…”. En la hoja del tiempo, están grabados los recuerdos que son una superación del olvido. La poesía será el adyuvante con el cual el poeta se enfrenta a la muerte.



El autor, a partir de su convicción artística y tomando como materiales sus experiencias vitales y de asiduo lector — Nilton es un reconocido profesor de literatura en el ámbito preuniversitario, además de etenano, compañero del mar —, permite que tanto el mar, su obsesión, y la literatura, su pasión, confluyan en su obra generando sentidos, suscitando emociones, dotando de forma al cráter originado por la ruptura y el temor al olvido. La interpretación de eventos oníricos relaciona el mar con la muerte y para el autor el olvido es otra forma de morir.



En Universo nocturno (2010), se alude, desde el título, a una dimensión específica del tiempo expresado en connotaciones de oscuridad y frío que son los rasgos mismos de la muerte. Esto, a su vez, evoca un momento o una circunstancia específica de la vida en el cual el sol declina en nuestro horizonte espiritual sumiéndonos en la orfandad, la incertidumbre… ¿Debido a qué? La palabra universo es evocadora del sentimiento universal: el amor. El título, además, paralelo a la lectura, irá adoptando otro sentido: el universo visto desde la perspectiva de un sujeto desvinculado de su objeto deseado; por lo tanto, de un sujeto frustrado o disyunto.



Los paratextos tomados de Neruda y Aleixandre, contribuyen al respecto. Ahondan en la solicitud de una compañía más duradera donde la soledad se interpreta como ingratitud de los dioses con respecto de su criatura: Antígona, dadle humanidad a los dioses… A ellos debemos el olvido y a ellos debemos la muerte. Frase concreta elegida con muy buen gusto y empatía.



Muerte y olvido es el conflicto que trasunta, a manera de motivo general, el resorte generador del poemario Universo nocturno. Hay, paralelo a esta reflexión, una línea de pensamiento que va tomando definición con respecto del concepto de arte y poesía y que mueve el artificio del autor.



Desde los versos con los cuales se inicia el poemario, se extiende sobre el tapete la línea temática que hemos fundamentado en párrafos anteriores. Se expresa claramente la violencia de una ruptura y el consiguiente olvido en la imagen del infierno; estado que, religiosamente, se alcanza sólo con la muerte:



…que el mundo arrojó a los pies del infierno y

la tarde empezó a hacer

Dos abismos



Permite configurar la idea de arrebato con respecto del ser amado por intervención de terceros (el mundo) lo que justifica el dolor expresado por el sujeto enunciador. La imagen del olvido tirano, agresivo; queda configurada en los siguientes versos:



El mar se apoderó de nuestros recuerdos y

no quiso escupirlos



Para, luego, simbolizar en el MAR (con mayúsculas como advertencia de la dimensión a la cual ha sido trasladado el concepto) a las entidades opositoras y culpables de la disyunción y el consiguiente olvido, por lo que le enrostra un emotivo apóstrofe:



MAR, atrévete a luchar conmigo y yo resarciré el tiempo.



Contienda elíptica que por su desigualdad, supone al sujeto vencido y desposeído de su objeto: la regresión hacia un momento específico, recuperación de la amada y la supresión del olvido. Poseidón y Crhonos, con el ceño fruncido, no ceden ante el dolor ajeno. Orfeo, aunque relativa, tuvo mejor suerte con Hades.



“Amiga(…)

Cada vez que un pez ha llorado sumergido en la arena,

Cada vez que un crustáceo ha mudado de color,

Cada vez que un búho sonriente ha mirado,

Cada vez que una niña ha llorado poesía.

Me he preguntado: ¿Te conozco, acaso?”.

¿Te conozco, acaso?”



Un pez sumergido en la arena es un pez muerto, un crustáceo que ha mudado su color es un crustáceo renacido y todo renacimiento implica renuncia y muerte. Una vez que el amor ha muerto, volveremos a ser, simplemente, amigos. La simetría anafórica de los versos que anteceden a la interrogante genera un hálito racional antitético con la descarga emocional con que se cierra la estrofa. El vocativo amiga es evocador de un estado inicial que se abre como una herida cada vez que es recordado. Por ello la palabra elegida, amiga, hay que entenderla como una degradación del acostumbrado amada y, por lo tanto, una cicatriz del olvido.



Así, el autor asume, mediante revelaciones trocadas en imágenes que alcanzan innegable ribete poético, una actitud reflexiva con respecto del hombre y su angustia ante lo inevitable, inabdicable e intransferible: la Muerte. Concepto éste, que quizás por eufemismo, el autor desliza suavemente en la obra del olvido.

Estas palabras, breves por circunstancias de espacio, se basan en líneas temáticas producto de una lectura particular y son, en todo caso, una invitación al lector hacia un mundo de sentidos y connotaciones y que irán apareciendo según la sensibilidad y los eventos marcados en la conciencia que, en definitiva, son distintos para cada cual.



Mi saludo Nilton Chafloque Córdova, compañero en el tiempo y en las aspiraciones. Este libro sincero ocupará un espacio para recogimiento de toda criatura sentimental y sensible, sobre todo, en aquellos momentos en que el universo, de repente, adopte un cariz de nocturnidad. Específicamente, cuando “La lluvia cae con su nostalgia infinita y la brisa llora su lamento de amor…”.



Gilbert Delgado Fernández.

Chiclayo, agosto de 2010.









DOS ABISMOS




Somos dos abismos en la línea de fuego,

dos caracolas en la playa desierta que juegan a ser uno,

dos frías tempestades y tres ardientes mañanas

que el mundo arrojó a los pies del infierno y

la tarde empezó a caer

como desciende la espuma del vaso sagrado

Como la luna a juntarse con el mar infinito,

la espuma vino a poblarnos de auroras y

del almíbar que cruje en la ola del viento.

La espuma que deja las piedras y se apodera de ti en segundos.



Somos dos mundos distintos que un día quisieron ser UNO.

Dos inmensidades que se acercaron al abismo juntos,

y de pronto oí gritar a la noche ,

yo venía con linterna oscura y

Tú ya estabas en el puerto con una luz.

El mar se apodero de nuestros recuerdos y

no quiso escupirlos,

el mar Cantábrico de gitanos, de gitanos,

de fuegos en nardos,

de piedras en rocas de luces en cristales desiertos.



Y el mar se fue tragando todo hasta las sombras

hasta el desierto de miradas sagradas y no quiso escupirlo.

¡MAR atrévete a luchar conmigo que yo resarciré el tiempo!





EL VIEJO BOTE



Y nos acercamos vestidos de musgos,

Alentando la furia y el fuego. La tarde estaba fría y desértica: ¿Te acuerdas?.

- Bote viejo, perdón viejo bote…. Corregiste mis versos y

el viento empezó a soplar y

con la fuerza que tienen los mares

cavaste un hoyo pequeño y redondo

para que los niños empiecen a jugar.



Sí los muchachos me dijiste,

en el suelo para jugar,

tirando a meter dentro de él las piezas con que juegan,

las piezas que trae el destino furtivo del mar.



Y fuimos coincidiendo en todo,

en los fríos, en las auroras,

en los mares y en las playas,

incluso en el bogavante que brota de la piedra.



La tarde empezó a caer y tuviste miedo,

de esos miedos que arrojan al abismo

y la herida se fue hundiendo como zarpan

las golondrinas verdes del desierto y

al final de todo llegamos al puerto y estaba

el viejo bote cargado de llagas y entrando

cada uno en un hueco,

fuimos formando la inevitable roca cubierta de musgos.











¿TE CONOZCO, ACASO?



Amiga,

¿Cuántas veces me he preguntado,

Si me conoces o

Si yo te conozco?



Cada vez que mi amigo, el cigarrillo,

acompaña a unos zapatos viejos,

cada vez que una moneda se pierde

en una chaqueta oscura ante la mirada atenta de un búho viejo,

cada vez que te he pensado cerca.

Me he preguntado ¿Te conozco acaso?



Amiga,

las estaciones de un invierno pasado

han traído hasta mi puerto

los retazos de una tarde amada.

Y yo me he preguntado:

¿Me conoces o

Si yo te conozco ahora?































Cada vez que un pez ha llorado sumergido en la arena,

cada vez que un crustáceo a mudado de color,

cada vez que un búho sonriente a mirado

cada vez que una niña ha llorado poesía.

Me he preguntado ¿Te conozco acaso?



Amiga,

ahora que las voces dejaron de ser una,

ahora que la lluvia ha vestido de musgos tu aurora,

ahora me pregunto: ¿Te conozco acaso?

O me respondo: ¿Me olvidé de haberte conocido?




"Entré a la literatura como un rayo; saldré de ella como un trueno"- Maupassant

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