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sábado, 4 de septiembre de 2010

HACIENDO APOLOGÍA DEL ALCOHOL Y LA DROGA CON FACHADA LITERARIA

HACIENDO APOLOGÍA DEL ALCOHOL Y LA DROGA CON FACHADA LITERARIA




Por Nicolás Hidrogo Navarro


Probablemente parezca una hipérbole endriagada cuando se sostiene que de cada 10 cultores de literatura en el Perú, 9.5 sean amantes de la copa y por lo menos la mitad de estos justifique, apologetice y dicotomice alcohol/literatura como la dualidad saussureana de significado/significante y un tercio de éstos haga apología exhibicionista y sientan su estasis sagrado metiéndose vasos como tiros al hígado para darse una cirrocítica muerte. A todo ellos hay varias preguntas de diván de siquiatría ¿Hay una tendencia suicida en estas conductas? ¿Quieren manchar toda la caterva porque no encuentran ya un espacio sano en el quehacer literario? ¿Es pose o una actitud tanática de autoanilquilarse? ¿Es la soledad, el fracaso, la falta de autorreconocimiento, lo que los lleva a automultilarse y autpflagelarse o es sólo una manera desesperante y sufridora de llamar la atención? ¿El alcohol, la droga ahoga sus disfuncionalidades existenciales o exacerba su angustia nirvaniana?

Tantas preguntas para tan escasas sostenidas respuestas de los propios actores. Tanta provocación para tan disparatadas justificaciones. Al final hablar sobre lo pernicioso del alcohol o drogas en la literatura es exacerbar las tirrias y la energúmena actitud justificatorias de quienes pretenden hacer pasar como normal toda esta asociación autodestructora y distorsionadora de los ideales sublimes del arte. Parece que es anormal no ser alcohólico y no presentar alguna esquizofrenia paranoide.

Tengo mi propia hipótesis sobre este fenómeno social: Los borrachines –específicamente los que se dedican a la literatura- tienen entre otros pretextos para libar licor o atragantarse en humo dopante, pues sienten que la literatura ya no es suficiente pico, fin, fondo, pretexto justificatorio para desasir las penas, las frustraciones y abrir su propio espacio de valoración, equivocado ante los demás. Sostienen una soterrada idea que como no les hacen caso como “benditos” escritores, es necesario ponerse el disfraz de “maldito”, pasarse al lado de lo antisocial, lo sórdido, lo esperpéntico.

Se suma a todo ello los peores enemigos y defectos de los poetas: el egocentrismo, el narcicismo, el individualismo, el seudodivismo, la incorrespondencia obra/vida, poema/actitudes y el descontrol de sus propias emociones y actos.

Tengo mi sospecha que en un 90% de los que autotitulan poetas en el Perú, utilizan esta condición como fachada para esconder su condición natural de solitarios paranoicos acomplejados, desahuciados en el amor, incorrespondidos por sus “Dulcineas del Toboso”, seres sin mucho afecto familiar ni comprensión familiar –claro con mucha afectividad para escribir, soy de los que creen que las condiciones desfavorables y adversas hacen aflorar el desgarro poético de las personas, cualesquiera que sea su formación y condición social-, con baja autoestima, conscientes que del fracaso de sus ventas de sus propios libros no le alcanzan para comprar su te. Por supuesto, que aquí en el Perú, son contados con las manos los escritores que viven de la literatura íntegramente. La condición de alcohólico como condición marginal tiene sus pretextos agravantes como el renunciar y despotricar contra cualquier código moral de su propia civilización, volverse un arisco y díscolo ser que disocia la belleza de su escritura con la fealdad de sus actitudes. Convertirse en un esperpento por el sólo prurito no de “ganar simpatías, afectos y valoraciones”, con atributos adjetivales de antihéroes, orates, desquiciados porque es creer que así se “tendrá un reconocimiento social”. Pues así resucitan actitudes de escritores que tuvieron “éxito” porque se siguen hablando más de sus actores que de su escritura. En esta errática idea, muchos han caído en la cuenta que “buena o mala fama”, igual es fama y lo que no pueden lograrlo con la calidad de su pluma, lo pueden lograr con sus actos anticonvencionales.

Hay una tendencia fatal, casi el 99% de los poetas y escritores en el Perú han muerto en la mendicidad, desamparados, abandonados, pocos han muerto en la paz de su hogar y han dejado a su familia en condiciones decorosas. No es política del Estado peruano dar pensión o manutención a los escritores, los pocos que han tenido esa gracia humanitaria y lo han tenido, ¡oh, Perú!, ha sido cuando estos han estado al filo de la muerte o el mismo día de su sepelio. Así que poetas y escritores en general, amantes de Dionisios y Baco, ha hacer sus ahorros porque las cantinas no devuelven el dinero de sus ventas de licor ni es inversión reditable comprar licor. El licor te cobra la factura muy lastimeramente sin marchar atrás.



TESTIMONIO DE PARTE.- En el caudal de correos que le llegan a Conglomerado Cultural, nos ha llegado infinidad de exabruptos y tropelías con fachada literaria, pero los más aberrantes han tenido este cariz, a pesar de ser invitaciones “Abstenerse abstemios”, “Se pasa al recital con botella en mano”, “La contraseña de entrada es con un pito de marihuana”, “La juerga es hasta el día siguiente después del recital”, “La invitación al recital es sólo para los que tengan para comprar licor, no misios ni mirones”, “La pachanga-recital es a puerta cerrada y hasta que nos den diablos azules”, “Haber, invitamos a la fauna literaria a pegarse una bomba poética hasta las últimas consecuencias”, etc.

Prometedor destino se insinúa a la literatura y a sus cultores… hacia el barranco.

"Entré a la literatura como un rayo; saldré de ella como un trueno"- Maupassant

1 comentario:

  1. Un gran artículo apreciado Nicolás, es tan cierto todo lo que expones y esta gran verdad duele pero lamentablemente está presente.
    En la gran mayoría de los casos donde se divulga la cultura, es pretexto tácito, cualquiera que sean los motivos, para entremezclarse con el licor, en esa mal llamada o mal entendida bohemia, donde se acoplan muchos alcoholizados personajes que bien pudieran ser talentosos poetas o escritores y como tu lo dices...

    “Se pasa al recital con botella en mano”, “La contraseña de entrada es con un pito de marihuana”, “La juerga es hasta el día siguiente después del recital”, “La invitación al recital es sólo para los que tengan para comprar licor, no misios ni mirones”, “La pachanga-recital es a puerta cerrada y hasta que nos den diablos azules”, “Haber, invitamos a la fauna literaria a pegarse una bomba poética hasta las últimas consecuencias”, etc

    Muy lamentable.
    Gracias por siempre estar en la vanguardia cultural y gracias por regalarnos tus mejores expresiones literarias.

    Un fuerte abrazo
    Lucy Martínez

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