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sábado, 9 de octubre de 2010

Memorias de un oficio: Apoyos materiales- Por Ricardo Musse Carrasco.

Memorias de un oficio: Apoyos materiales




Ricardo Musse Carrasco.





Llevo veinte años (y algunos meses) escribiendo con seriedad literaria. La vocación irrumpió en estas tierras solares. En Lima (Lince, Surquillo y Callao) no se asomó ni siquiera por un momento. Recalé por Sullana en 1987, lacerado y disfuncional, portando un horroroso y vergonzoso bagaje educativo. Trabajé, por espacio de tres años, como ayudante, pesando y despachando artículos de primera necesidad, en distintas tiendas de abarrotes, afincadas en caóticos y pestilentes mercados (aún siguen siéndolo). Luego con el apoyo de papa y de mamá (ella tuvo que ofertar, al mejor postor, sus dientes bañados en oro para solventar la matrícula de algún ciclo) estudié en un, muy venido a menos, Instituto Pedagógico llamado “Hermano Victorino Elorz Goicoechea”, donde la mediocridad es tan escandalosa como la mayoría de profesores que aún siguen infestando sus pauperizadas aulas.

Hasta ahora mi pluma ha parido trece trabajos literarios. Siete en formato artesanal (desde el punto de vista de la edición) y seis en formato de libro. Todos ellos (a excepción del libro ensayístico-hermenéutico-antológico: “Poética piurana de las postrimerías: sus pulsiones seculares y sus rasgos divergentes”, auspiciado por la Municipalidad Provincial de Piura, ante la intermediación de los artistas plásticos: Russbelt Guerra Carranza y Abel Cisneros Baustista) fueron asumidos por mis obstinados bolsillos.

Toqué muchas puertas; pero como no poseo un apellido de abolengo, es decir, no provengo de una “buena familia”, no venía bajo el brazo con eficaces recomendaciones, como no era conocido ni por el loco camotillo y como no había adulado, a priori, a alguna autoridad catapultada al poder político; esta inculta provincia –a través de ellos- hizo oídos sordos a mis dignas peticiones.

Además, ni los mezquinos editores que publicaron dos de mis libros difundieron ni, mucho menos, reseñaron mi obra en los diarios de la región, silenciándola interesadamente; sólo viéndome como un necesario cliente, descartado en sus itinerarios vitales, una vez asegurado el dinero en sus avariciosas manos.

En cuanto a mis libros ya publicados, poquísimos los han valorado. Por ejemplo, a la mayoría de mi familia (tanto paterna como materna) le importa un bledo que sea un escritor. No valoran el esfuerzo por forjarme un derrotero escritural. Prefieren gastarse el dinero en fatuidades y compromisos etílicos. A veces nomás me palmotean la espalda, me congratulan cómodamente cuando se enteran por casualidad de alguna publicación; pero no mueven ningún dedo (egoísta e indiferente, dicho sea de paso) para gestionar algún financiamiento para la publicación de mis incontables libros inéditos.

Y qué decir de mis artículos. El único que se salva, al respecto, es el poeta Edgar Fabián Bruno Remigio que periódicamente los noticia en su blog llamado “Estirpe Púrpura”; puesto que es incontrovertible que existe un execrable complot, organizado por una mafia literaria enquistada en Piura, compuesta por encanecidos e imberbes escritores, para que mis artículos no vean la luz pública.

De los poquísimos apoyos materiales dados a mi vocación (porque los apoyos morales no sirven, en estos tiempos, absolutamente para nada), está el de Clara Musse Carrasco, mi hermana residente en Estados Unidos, quien me apoya para asistir a las invitaciones que me hacen ocasionalmente fuera de Piura para ofrecer ponencias y recitales (ella se comporta como la hermana de Einstein, llamada Maya, quien fue un soporte toda su vida); el de mi padre Fermín Musse Elliott, quien me compra religiosamente más de un libro para coadyuvar en la imposible tarea de recuperar el capital invertido; el del aeda César Boyd Brenis, quien ordena publiquen los artículos que remito a Lambayeque para que se difundan a través de la página virtual del Movimiento “Signos”; el de mi madre Alicia Carrasco Lazo de Musse, quien distribuye temerariamente escritos y notas de prensa acerca de mis avatares literarios y existenciales; y, por último, el del noble periodista de “Perú.21”, Johnny Obregón Rossi, quien me ha realizado la primera, y más difundida, entrevista sobre mi trayectoria literaria.

Conclusión: El apoyo a la literatura exige también de factores exógenos a ella, ya que son determinantes para que una obra pueda despegar hacia el destino que, sin ninguna duda y por justicia literaria, merece.





Sullana, 8 de octubre de 2010.

"Entré a la literatura como un rayo; saldré de ella como un trueno"- Maupassant

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