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viernes, 5 de noviembre de 2010

LA HISTORIA SECRETA DE LOS “UBICUOS MALDITOS” I

LA HISTORIA SECRETA DE LOS “UBICUOS MALDITOS” I
(1992-2010)

Por: Nicolás Hidrogo Navarro
I.- PERIODIFICACIÒN SIMBÒLICA
1. Etapa arcaica (Noviembre de 1991-Febrero 1993)
La casona Descalzi era un refugio de universitarios sin cuarto. Se ingresaba por la noche y uno podía vivir por meses sin que la dueña, doña Yolanda Astudillos se diera cuenta. Era casi un asilo de universitarios indigentes. En sus paredes habían tantos grafites de décadas pasadas que recordaban nombres, apuntes de temas de Agrícola, Veterinaria, Sociología, Administración, Civil, Agronomía, etc.

Se inicia en la calle 8 de octubre, en la casona Descalzi , bautizada literariamente como “La casa del Conde Drácula”, por lo ruinosa e inmensa que era.

Allí se hacían reuniones con Luis Esquén Perales, Jhony Alva Cabanillas, Máximo Musayón García, Luis Facundo Neyra, Luis Yomona, Zolila Yomona, Deysi Yomona, Yovani Yomona, y una docena más de universitarios de otras carreras profesionales de Ing. Agrícola, sociología, Medicina Veterinaria.

Se lechuceaba, la conversa se iniciaba después de la cena –en el comedor universitario-, 8.00 p.m. y se prolongaba hasta las 12.00 de la noche o a veces se amanecía; nadie nos controlaba la hora, no había restricción. A veces la conversa eran tan interesante que nos juntábamos alrededor de una vela 12 a 15 personas y cada quien daba sus opiniones.

Se hablaba de política, literatura, duendes y aparecidos, los trabajos universitarios, de mujeres La Chinita, La Bocona, La Serrana, La Charapa, la Calzón Flojo, La Tímida, insustituibles mujeres que, coronaban como fresa, el pastel mayor que era la literatura y la cultura.

Allí se empezó a confluir todos los ganadores de Lundero lambayecanos, yo había acabado de ganar en abril de 1992 una Mención Honrosa con “A esa hora del día”, escrito allí en esa inmensa casa poblada por fantasmas y todos lo olores, de unas 14 promociones de inquilinos universitarios pasados por allí.

2. Etapa fundacional (Febrero 1993-Diciembre 1994)
Pasamos a la calle Libertad 241. Allí era una casa menos amplia, pero no por eso incómoda. Tenía dos pisos y los “Ubicuos” estarían más cómodos. Allí nos trasladamos Luis Esquén Perales, Gustavo Mondragón, Ivan Hidrogo –mi hermano, hoy pintor profesional en Trujillo-, Luis Facundo Neyra y un nuevo elemento se haría asiduo desde esas fechas, Luis Yomona. Invadimos la casa totalmente, vivíamos en todos los cuartos, escribíamos por todas partes y empezamos a llenar las paredes del segundo piso con diplomas, certificados, menciones, poemas.

Facundo, Yomona y yo teníamos una pared separada para pegar todo lo producido.

Allí empezó el contacto extraterrenal y místico con Vallejo, Rimbaud, Baudelaire, Zola, entre otros literatos a través del la ouija. Pronto me convertí en el sacerdote supremo de la ouija y lo dejamos cuando empezamos a sufrir de insomnios, cuando vivíamos sicoseados y pesadillas. Lo dejábamos por una semana, cuando nos pasaba, nuevamente reiniciábamos. Fue la etapa mística, de amanecidas, bautizamos la casa como “La Casa Museo de los Ubicuos Malditos”. Preguntábamos todo y lo sabíamos todo; he allí el secreto nuestro, teníamos la ventaja de la información indirectamente por un “servicio místico de chuponeo”.

Se escribía máquina mecánica y todos, por una u otra cosa, la gente de la U. Llegaba a vernos: por el trabajo que estábamos haciendo y que era para presentar al día siguiente, por el acuerdo político.

Allí incursionamos en política, el comedor universitario, CODECO, era el foco gravitante, la palestra, el foro, el ateneo para darse a conocer y allí nos hicimos conocidos por nuestra desenfada forma de plantear las cosas y porque no se nos escapa nadie en la crítica. Nos tildaban de terruños, por Facundo, él andaba por aquí y por allá con la entrevista del siglo a Abimael Guzmán. Pero indudablemente el politiquero era Facundo, pero tenía sus pergaminos: había ganado dos Lundero y publicaba cuentos en La Industria, allí empecé a escribir mis artículos periodísticos en el suplemento Dominical, hasta hoy.

Publicamos el primer manifiesto literario en noviembre de 1993 en una encuentro de la APLIJ y todos se escandalizaron, nos buscaban para aporrearnos, “muchachos insolentes”, gritaban los viejitos que en nombre de los niños se daban viajes y banquetes turísticos.

Publicamos plaquetas que se repartía en las aulas.

Logro la presidencia del Círculo de Estudios Lingüísticos y Literarios NIXA, precedente del Luis Hernán Ramírez.

3. Etapa de dispersión (Diciembre 1994-Abril 2004)

Cuando terminamos la Universidad en diciembre de 1994, empezamos a alejarnos, la preocupación por el trabajo, nos hizo que nos distanciáramos, Facundo se quedó un año más en la universidad y andaba sólo, Lucho Yomona empezó a trabajar como profesor, y todo parecía que ya no sería lo mismo.

4. Etapa de impulso apertura y madurez: primer reinicio (Abril 2004-?)

En este año me visita, como siempre lo ha hecho, Luis Hinojosa Valdera y me propone hacer actividades culturales para impulsar los “Ubicuos Malditos”, él siempre quiso ser un ubicuo y entonces pegó la chispa cuando salimos por las calles de Chiclayo representando al Sancho y el Quijote con Lucho Heredia y se inició un nuevo fenómeno literario : El Conglomerado Cultural, aún su historia está por escribirse.

II. SIGNOS Y MARCAS ESTÈTICAS

a) ¿De dónde surge el nombre “Ubicuos Malditos”

Nos habíamos caracterizado por estar en cuanto evento la universidad programara, y en todo cuanto hubiera fuera de ella. Siempre estábamos allí en primera o última fila, pero siempre allí, para polemizar y poner en aprietos al expositor, conferencista.

El término “maldito” estaba en moda por los niños como sinónimo de rebelde, contestatario, eso era lo que éramos, eso queríamos ser y así nos estábamos comportando. Una noche, después de las lecturas de Las Flores del Mal de Baudelaire o Una temporada en el infierno de Rimbaud, hicimos contacto con la oujia y nos impactó tanto este hecho que sabíamos que ellos eran los poetas simbolistas malditos y que probablemente a partir de allí nuestras vidas estarían marcadas para hacer literatura, Facundo tuvo una encendida polémica en el aula con un profesor de sociología y después de la clase un compañero le dijo oye “eres un maldito”, para qué le contradicen al profesor, lo haz hecho quedar mal, pobrecito no se había preparado. Me contó ese hecho y dije creo que ya tengo el nombre a estas reuniones y conversaciones, mira estamos en todas partes y nos ven como rebeldes, entonces nos llamaremos “Ubicuos Malditos”, Luis Yomona, saltó casi al techo y él que tenía el apelativo de El Demonio, por sus orejas prominentes de duende, él, Facundo y yo quedamos satisfechos y no se pensó ni de acomodarlo ni pensarlo dos veces “Seremos ubicuos y malditos a la vez”, le haremos la vida a los simplones, engreídos, abusivos, prepotentes y diremos las cosas aunque tengamos que perder los amigos: seremos ubicuos, rebeldes, estudiosos, talentosos, seremos los primeros en la clase, pero fundamentalmente “malditos”.

b) Temática y propuesta estética
Facundo y yo cultivábamos la narrativa. Facundo tenía por afición los temas raros y en otros la temática costumbrista. Se inspiraba en su época escolar, había estudiando y sido director de periodismo escolar en el colegio Juan Manuel Iturregui y esa etapa le impactó, caracterizaba y ridiculizaba a sus profesores y algunos de sus compañeros. Yo tenia una predilección por los temas de recuerdo de mi niñez y etapa escolar: había ganado dos Lundero 1992 y 1994, en la primera se impuso el tema social en “A esa hora del día”, matiz de recuerdo truculento y verdad histórica; en 1994, se impuso un tema erótico con el cuento “Abuelo cuéntame un cuento”, pero ya recreado en mi primera etapa de estudiante preuniversitario, entre Ferreñafe y Chiclayo. A pesar que cultivaba la poesía, me sentía más cómodo en la narrativa.

Lucho Yomona era el gran innovador de la poesía, el gran introductor de la temática maldita y blasfemia en Lambayeque, al inicio criticada y espantada por curas, intelectuales y hasta por los mismos compañeros de promoción literaria, ese gran poema símbolo de la generación de los 90, dice:

EL HOMBRE DE LA CREACION

y Dios se masturbó sobre la tierra /día sexto/y regó enorme nebulosa /entre aguas oxidadas y piedras caudalosas./El hombre se hizo carne /Y la carne hombre en presencia del tiempo./ Al principio anduvo triste / El hombre. / Dios también de su costado saco el secreto/ Y el secreto pecó en manzana.

De Dios creo que la eyaculación fue incompleta / Porque aún en este siglo / El hombre se avergüenza de ser hombre.



c) El rito del iniciado “ubicuo maldito”

Hicimos todo un desafío para que la gente pudiera ingresar al círculo, casi no pasado por nadie:

Primero:- Debía acreditar un premio literario, relativamente importante, en poesía, cuento o ensayo.

Segundo. Debía acreditar académicamente estar en el tercio superior, Facundo y yo pasábamos esta prueba, pero no Lucho Yomona, no tan apegado al estudio sino a la juerga, la poesía y el enamoramiento eterno de chibolas.

Tercero.-. Debía permanecer toda una noche y madrugada jugando a la ouija y ser aprobado por Baudelaire, nuestro maestro.

Los tres sometíamos a prueba a muchos y casi nadie aprobaba dos, menos tres requisitos, por eso el círculo se circunscribió a tres personas inicialmente.

¡Ser ubicuo maldito es una forma inquieta de vivir, actuante y pensante, una manera congruente de hacer lo que dices, de no ser servil ni apocado y ser y hacer lo que quieres!

FULMINEO ESTERTOR

He visto a Dios con su trasero barbado

fumando su testículo de guitarra.

He visto a Dios y no me quejo.

He visto a Dios y no me corro.

Cortando inanes savias incoloras

llora con vaivén indecible.

Su boca como oscura borrasca secante

enhiesta suturales leños.

He visto a Dios con su barco sin dientes

con su mortalidad

al pie de un bicorne día

al filo de un nauseabundo horizonte

y se ha arrodillado ante mi

-le he perdonado-

y he soltado la risa

en la tiniebla tibia de su boca

Luis Yomona Yomona
(“Ubicuos Malditos”)


"Entré a la literatura como un rayo; saldré de ella como un trueno"- Maupassant

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