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miércoles, 24 de noviembre de 2010

¡Vea Ud. eso!- Nuevo libro de décimas de Raúl Ramírez Soto

¡Vea Ud. eso!
Libro de décimas de pie forzado
PRESENTACIÓN



Los decimistas son esa suerte de cazadores de figuras exactas, estampas comunes, alegorías terrígenas y miradas socarronas que esforzadamente tratan de arrancarle al yunque verbal, la sonoridad broncínea de las rimas y las medidas exactas, Y aunque parecieran una especie en extinción, siguen conservando esa identidad y esa manera de hacer cabriolas con los temas de sabor y color local y por extensión del rumor suave de la vida y sus cosas.

Dentro de esa reducida caterva de decimistas lambayecanos, lugar de honor y preferencial ocupa don Raúl Ramírez Soto, cultor e indoblegable hacedor impenitente de la décima de pie forzado con admirable maestría, precisión matemática y de arpegista, construye sus décimas como castillos artificiales: uno para cada fiesta y ocasión, tomando los temas que la vida y la experiencia le da.

Raúl Ramírez Soto ha hecho de la décima su insignia y blasón. Y en cada décima hay un tema que puede ser una autobiografía, una crítica a una actividad, a un personaje, señalamiento de alguna retorcida costumbre, filosofía y saber popular, dichos y contradichos, sociolectos, descripción de costumbres y tradiciones. La décima cumple en Raúl Ramírez Soto un abanico de posibilidades temáticas y una manera de zaherir, cual ortiga picalona, a la sociedad de su tiempo, a los personajes que están en la conversa popular y que al ser denostados de manera acre, Ramírez Soto los transforma en una décima festiva y picaresca que sin lacerar ni hacer llaga, picalonea y genera un cuestionamiento sutil a las conductas y vicisitudes humanas. En otra variante de sus tópicos temáticos, su décima busca rememorar y mantener en vigencia las costumbres y la identidad local, la chiclayanidad, usos y tradiciones, giros idiomáticos localistas.

Pareciera que la décima se ha convertido, finalmente, en el último reducto de la identidad temática, en el medio y vehículo de afirmar la historia utilizando a la literatura como el empaque y a la décima como el caramelo a degustar. Es pues, la decima el instrumento que nos da sonoridad, nos entrega variedades temáticas, nos hace sonreír socarrona con las formas de decir las cosas y nos presenta un tratado etnográfico variadísimo de usos, giros y costumbres de los pueblos.

Es la décima y la intención del decimista, el prototipo de la carnavalización de los personajes ironizados, el poder político, el poder mediático, el abogado, la tecnología, el futbol, son sujetos que llevan la peor parte, donde se trastoca y se pone en evidencia la sanción moralizadora de la sociedad, encarnado en el decimista. La décima cobra aquí una sanción moral, una sátira dicharachera canta las verdades con ironía fina y en otras urticariosas. El decimista se convierte en el puyador, en el escarniador de la sociedad y sus costumbres disolutas. Pero también la décima canta y celebra al amigo, las costumbres del ayer y la nostalgia de los pueblos y sus personajes y hechos. Digno tributo para una pieza estrófica de colección, la décima mantiene y pervive en el alma sancionadora de la sociedad y su época. Raúl Ramírez, con lapicero en ristre, sonrisa pícara y tono zumbón, rema en su barca literaria cual efemeredisista, encendimiento la chispa del solaz, de hacer que la literatura cumpla una de sus finalidades lúdicas y que está a su vez sea la acuarela de su tiempo.

Esta nueva entrega de Raúl Ramírez en “Vea Ud. eso” categoriza una función jakobsoniana conativa al lector de invitarlo a degustar las décimas calientitas que tiene un sabor a popular, a noticia de anécdotas y efemérides y que de seguro arrancará más de una carcajada, de tantas verdades cantadas a ritmo de pie forzado. Esta tradición que viene desde el siglo XVI, encuentra en el Perú, un bálsamo refrescante y un constante recurrente en sus ejes temáticos, específicamente en Chiclayo y en Raúl Ramírez Soto, un baluarte icónico de buena décima, buen decir, ingenio vivaz y harta donosura eufónica para hacer como quien va riendo, recibiendo los chicotazos de un bardo cantor. 59 décimas bastan para aquilatar el valor de un esforzado decimista que no necesita mayores empalagosos elogios fatuos, porque cada décima es su mejor carta de presentación.


Lambayeque, noviembre 24 de 2010
Nicolás Hidrogo Navarro

"Entré a la literatura como un rayo; saldré de ella como un trueno"- Maupassant

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