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miércoles, 7 de septiembre de 2011

ANTONIO EL GRANDE Y SU LIBRO DE MAGIA – Antonio Morales Jara







ANTONIO EL GRANDE Y SU LIBRO DE MAGIA – Antonio Morales Jara
El hombre más inteligente, audaz y erudito en todas las ciencias que habita en este planeta, es peruano. Se llama Antonio, y aunque es muy pequeñito y quién sabe si de hábitos sodomitas, jamás deja de ser perfecto, claro que no, ya lo diría un filósofo de iniciales CC: “¡ni el tamaño ni el esfínter tienen que ver con la intelectualidad que poseemos!”



Antonio, nació en un villorrio de la selva; pero tomando en cuenta que sus apellidos provienen del Ande, seguramente le costó adaptarse a estas tierras, por eso, cada vez que se refiere a su pueblito, para realzarlo y que no digan de él: “brutito es, no sabe”, con aires de europeo y no de andino, dice en sus trabajos: “Calicanto”, o “Bellacos”…; por supuesto lo hace con intención, para demostrar su bagaje cultural, porque eso sí, él sabe mucho y no va a permitir que ningún mortal le supere en conocimiento, ¡no, terrícolas inmundos!, ¡hasta sería capaz de dejar de lado el placer!



Al contraste de su tamaño, este hombre bien pudiera superar en grandeza al gran Alejandro Magno, o al insuperable Alan García, o, a su anhelo máximo y quimera de ensueño: el legendario Evo Morales. Pero no le interesa ser como ellos, por el contrario, quienquiera que llegase a conocerlo, ciertamente diría: “qué hombre más humilde y modesto”. En efecto, Antonio podría ser científico, o investigador, o lo que fuese; mas él ha decidido transmitir su conocimiento y genialidad, mediante la literatura. Es decir, para el vulgo común que no le conoce, o sea para todos los peruanos, es un pobre diablo que intenta vender sus libritos a las Instituciones Educativas.



Los otros, en cambio, los que le tenemos gran admiración, valoramos y nos atrevemos a compartir su gran aporte en mejora de la humanidad. Para muestra, de sus innumerables publicaciones, hemos tomado una que habla acerca de una fantástica trilogía y de un libro con el que se puede hacer magia, o algo así (es muy difícil entender, la verdad).



Bien, este libro está compuesto de alegorías que cualquier torpe no sabría cómo entenderlas. En la página once (Pág. 11), que es el inicio del primer capítulo, en el último párrafo, por ejemplo, se lee “los rosales cantan…”, “las quebradas y cascadas alumbran la noche…”. Uno podría rebatir y reírse mucho, ¡cómo demonios los rosales van a cantar, y qué es eso de que las quebradas y cascadas alumbran la noche!; sin embargo, en una mente tan prodigiosa, todo es posible. En la trece (Pág. 13), párrafo primero, la oración “Los corceles briosos trotan (…) por el heno cargando sueños”, supone una fantasía de ensueño, ficción, y de locura, porque en la selva no se produce heno; claro que para este Dios de nombre Antonio no hay límites. Ahí mismo (Pág. 13), a su vez, nos vamos adentrando en un mundo mágico, donde Atanué Carrel, la gran hechicera, aparece por primera vez. ¡No! ¡No! ¡Que no se piense en un travestido al leer este nombre! ¡Tampoco es un seudónimo apócrifo del autor! Humanos incultos, la belleza en la mente de Antonio, es andrógina; además él, si decidiera vestirse de mujercita (nunca se le ha visto con atuendos femeninos, desde luego, solo es una suposición), es muy probable que lo hiciese con orgullo y a la vista de todos, sin avergonzarse. Se cree lo anterior, porque con sus escritos pasa algo parecido: lo que deba decir, lo dice, ¡ni que fuera un pasquinero!



No cabe duda, es un genio, por eso en el mismo párrafo de la página trece, el personaje principal, Augusto, “conoce la forma de hacer que vuelva al mundo real”, ¿qué vuelva quién?, se pregunta uno, y la respuesta es intuitiva, ambigua pero clara, ¡no faltaba más carajo! ¡Cómo ya todo lo va a decir el autor! Y luego, en la siguiente línea, la hechicera usará un “pasaporte”, uno imaginario y sin sellos, se supone.

En el siguiente párrafo, aparecen los “faunos y duendes, unicornios blancos y negros, sirenas, otorongos…”; o sea, los personajes clásicos de Europa y de la antigua Grecia, aunados a los de la Selva peruana, se han trasladado a Anchoajo, el lugar donde se desarrolla la historia. ¡Impresionante!



En el penúltimo párrafo (seguimos en la Pág. 13), leemos “de un celeste claro de nubes de colores”, una cacofonía muy bella, genuina, por supuesto escrita adrede. Y “celeste”, el color favorito del autor que está presente en más de diez (10) oportunidades en todo el libro, encaja a la perfección con tanta belleza.



Al llegar al segundo párrafo de la página catorce (Pág. 14), uno puede hasta colapsar de tanta ternura. Refiriéndose a Augusto, leemos: “en un sueño de ángel, de querubín exactamente”; y más abajo, refiriéndose a las rosas, en el último párrafo: “brotaban en botones de luz en la mano de Dios…”. Un mortal común, sin duda, jamás va a estar a su nivel, primero porque sus frases son muy poéticas y hermosas, y segundo, porque a pesar de incluir en sus escenarios a los seres mitológicos y clásicos de casi todos los continentes, también habla de ángeles, querubines, y hasta de Dios. ¡Qué hombre tan inteligente! ¡No me cansaré de repetirlo!



Lo que se observa, además, es una intencionada manía de escribir la palabra “pero”, desde luego con el objeto de embellecer cada párrafo. Hasta la página veintitrés (Pág. 23), nueve páginas A-5 en realidad porque hay algunas imágenes, “pero” se escribe veinte veces. En la página veintiocho (Pág. 28), cuatro veces…, y así en todo el libro, más de quinientas veces (514 exactamente). Es decir, descontando las imágenes y las páginas del prólogo, e índice, por página, “pero” se escribe tres veces.



En todas, absolutamente todas las páginas de este excepcional libro, uno se encuentra con la belleza creativa del autor y con figuras literarias nunca antes vistas, de colección. Sería muy agobiante hacer una reseña de todos los pormenores, aunque vale la pena mencionar algunos. Sobre la historia en sí, queda decir que es exageradamente inédita, tanto, que Antonio en una vida pasada, la escribió en unos manuscritos que nunca publicó pero que llegaron a las manos de un tipejo llamado Michael Ende; este subnormal, tomó aquellos escritos, cambió algunas cosas y entonces, “La historia interminable”, que es una historia de trama muy parecida a la de Antonio, se convirtió en una época en un libro muy difundido. Por supuesto que nuestro escritor peruano ha mejorado esa historia del pasado y ahora nos deleita con su Libro de Magia. Y no podemos esperar menos del escritor más querido de la región San Martín (aunque ya se dijo que nadie le conoce), que ha publicado mil (sí, mil, la exorbitante cantidad de mil) ejemplares de esa bella composición poética, narrativa, ensayística, etc., etc., de indispensable lectura para todo ser humano ansioso de conocimiento. Al paso que va, Vargas Llosa y otros nobeles de literatura, tendrán que empezar a rendirle pleitesía.



La editorial, una de nombre San Marcos, sabedora de la grandeza de este ícono de la literatura universal, no ha tomado en cuenta ninguna variación del castellano ni se ha fijado en los aparentes horrores ortográficos, con justicia claro, ¡a un hombre de su calaña (no, no, a un hombre de su valía), no se le puede increpar absolutamente nada!



"Entré a la literatura como un rayo; saldré de ella como un trueno"- Maupassant

martes, 8 de febrero de 2011

LA AGENDA CULTURAL OMITIDA EN LA PRÁXIS Y EL DISCURSO POLÍTICO

LA AGENDA CULTURAL OMITIDA EN LA PRÁXIS Y EL DISCURSO POLÍTICO


Por Nicolás Hidrogo Navarro

 
Hemos llegado a convertirnos en una sociedad pragmatizada, cosificadora, interesada hasta dejar atraparnos en la vorágine del juego político –pese a asquearnos en nuestra cotidianidad post-electoral- como un clientelaje convenido y consabido. Por eso el voto electoral en el Perú no es un ejercicio consciente sino coaptado o condicionado, con el maquillaje de “un derecho”. Votamos por quién tiene la capacidad demagoga de ofrecer el oro y el moro; votamos por quien puede llenar nuestra desesperanza, aunque no estemos preparados para ejercerlo ni merecerlo meritoriamente, sino por un canje: un voto por un puesto de trabajo o algún beneficio. Así la política, se ha trocado en el arte ya no del buen gobierno, griego; sino en el arte de cambalachear ilusiones y promesas a futuro por votos, ahora.

El accionar electoral de un candidato no es una cosa del azar, sino basado en ejes temáticos de “estudio de mercado electoral”. Todo su discurso mediático está pauteado por problemas coyunturales de asistencialismo, padrinaje populista, antes que por un discurso desarrollista de autogestión y potenciación de las capacidades productivas y organizativas. En la cultura del elector está inyectado que su candidato le va solucionar todos sus problemas: laborales, de subsistencia y tribales. La Inseguridad ciudadana, corrupción, desempleo, construcción infraestructural civil, agua, desagüe, etc., todo estos problemas sentido y expresados, configura la orientación discursiva, menos lo cultural. Lo cultural no es un discurso que venda en una sociedad como la nuestra y probablemente sea interés de una minoría que no es redituable o poco significativa en votos. Esto demuestra que no necesariamente lo sustantivo es prioritario ni que lo educativo y cultural interese mucho a los políticos, porque probablemente el caudal electoral está más centrado en bolsones de pobreza a los que hay que ofrecer “cambiarles la vida de pobreza”; o, en su contraparte, en bolsones de los grupos de poder, como una posibilidad de hacer buenos negocios en nombre del partido ganador de turno y “en nombre de los pobres”.

Si esto ocurre en un clima pre y electoral, en el post electoral el accionar parlamentario es más que conocido: una agenda parlamentaria descentralizada tiene más o menos esta configuración: 20% a atender reclamos sindicales, 30% gestión de obras de infraestructura física y atenciones de necesidades comunales; 30% de denuncias y 20% de audiencias para impulsar iniciativas de ley. Esto nos da una idea que es más fácil gestionar la construcción de un parque, una carretera, un local comunal, agua y alcantarillado, veredas o canchas deportivas, pero tan difícil un proyecto cultural con presupuesto incluidos, como la implementación y funcionamiento de una biblioteca, la creación de un círculo cultural de estudios folklóricos, un círculo de estudios lingüísticos y literarios, la implementación de una feria anual de libros, un festival anual de poesía, cuento, teatro y cine, la existencia de un fondo editorial para publicar todo el acervo cultural literario e intelectual de una región, un taller de danzas y música tradicionales, la implementación de juegos florales en todos los municipios para mantener viva la creatividad y la revaloración y vigencia de sus intelectuales.

A siete meses, después de la promulgación de la ley de creación del ministerio de Cultura, Ley Nº 29565, el 21 de julio de 2010, ha quedado sólo la sensación que ha sido una mera fusión administrativa de una docena de entidades presupuestalmente languidecientes como la Biblioteca Nacional del Perú, el Archivo General de la Nación, el Instituto de Radio y Televisión del Perú (IRTP) y la Academia Mayor de la Lengua Quechua y se fusionaron, bajo la modalidad de absorción, el Instituto Nacional de Desarrollo de los Pueblos Andinos, Amazónicos y Afroperuano (INDEPA); el Proyecto Especial Complejo Arqueológico de Chan Chan; el Proyecto Especial Naylamp-Lambayeque; la Unidad Ejecutora Marcahuamachuco, el Consejo Nacional de Democratización del Libro y de fomento de la Lectura - PROMOLIBRO y el Consejo Nacional de Cinematografía (CONACINE). Después de un auspicioso entusiasmo de esperanza, todo ha vuelto a su estado real y la cultura ¡ay, siguió muriendo”.

Es indudable que existe cierta incompatibilidad hacer política vendiendo un discurso cultural –así como no es buena combinación hacer politiquería sindicalista bajo la fachada de literatura- porque un discurso cultural demanda de un conocimiento más profundo de las comunidades sus manifestaciones artísticas y las vivenciales, leyendas y tradiciones de los pueblos. En el discurso político con ribetes de demagogia, basta saber la necesidad coyuntural y clamorosa de la población y alimentar la esperanza –aunque mentirosa- de los demandantes, para poder convertirlo en un autómata votante programado.

Post –data: En el Perú ocurre un fenómeno social curioso digno de un diván de siquiatría, en los días pre-electorales. Cuando a la gente se le pregunta sobre los políticos y los estilos de actuar de los políticos, hacen unas muecas de asco y reprobación y en más de un 95% se oyen adjetivos condenatorios que deja la sana impresión que nadie querrá meterse a político por temor a ser condenado a la ignominia social de su apellido y sus descendientes. Sin embargo, cuando se prende la chispa electoral, esa apatía de ignominia política-social, arremete con más fuerza y más gente quiere ser candidatos a alcaldes, congresistas, presidentes regionales que ya parecemos el gran circo del mundo. Somos un país masoquista, nos gusta vernos engañada campaña electoral tras campaña. Somos una país donde democracia es ir como borreguitos a votar una vez cada cierto tiempo, como obligación y no exactamente como derecho.

"Entré a la literatura como un rayo; saldré de ella como un trueno"- Maupassant

martes, 9 de noviembre de 2010

LA LITERATURA EN EL AULA: Creando un espacio, más allá del gramaticalismo y el historicismo literario - Por Nicolás Hidrogo Navarro

LA LITERATURA EN EL AULA:
Creando un espacio, más allá del gramaticalismo y el historicismo literario


Por Nicolás Hidrogo Navarro

Dentro del proceso enseñanza-aprendizaje contemporánea en el Área de Comunicación, el aula escolar se ha convertido en un verdadero auditorio aburridísimo: todo piden los profesores, creatividad, imaginación, espíritu crítico, actitud analítica, capacidad deconstructiva, memoria; ellos, los que más piden, no lo dan.

Y es que funcional, metodológica y curricularmente la segmentación de la carga horaria –cuatro a cinco horas pedagógicas a la semana- en Comunicación no está ni da para promover estas capacidades y competencias comunicativas muy sofisticadas y rimbombantes a la hora de hacer el informe técnico-pedagógico.

En este lapso de tiempo no se puede leer un texto completo. En este horario no se puede concluir un análisis metacognitivo de un textos, ya sea poético o narrativo, menos aún dramático (a las justas un poema o un cuento breve). En este lapso no se puede posesionar y regular el hábito técnico lector de los estudiantes que, a la antigua, todo quieren memorizar en fechas, nombre y situaciones gruesas. En este lapso es difícil que los estudiantes logren cimentar dos aspectos esenciales: los prolegómenos teóricos de la estructura textual o poética, con su funcionamiento interno y metatextual; y, al mismo tiempo la capacidad de apreciación estética. Lamentablemente estos contenidos son inexistentes en las programaciones curriculares. En este lapso nuestros estudiantes –y los mismos profesores- están trotando por terminar los contenidos de una programación eminentemente cognoscitivista, mecanicista “tipo pre”, “es más inteligente el que más sabe memorizar” y es mejor profesores aquel que logra –aunque sea en el informe- culminar la programación curricular.

La cantidad de contenidos curriculares en la formación del Área de Comunicación no sólo es lata y hasta engorrosa y disfuncional en su articulación, sino que no contribuye ni a la creatividad ni a las capacidades intelectuales más profundas como el razonamiento verbal, el análisis paratextual, la deconstrucción textual y la valoración de los textos. Un estudiante promedio de secundario no tiene los argumentos ni las bases estéticas, filosóficas ni científicas para decir por qué un textos es mejor otro. Un estudiantes de secundaria no logra sistematizar la estructura de una novela en sus aspectos deconstructivos ni estructurales ni el manejo intrínsecos de técnicas, planos narrativos, movimientos de tiempos verbales, escenarios diatópicos. Se sabe de memoria el nombre de la obra, de los personajes, nombre donde se llevan los hechos y hasta tu tipologización como protagonista o antagonista. Hasta allí, se ha llegado de puro contento y satisfactorio. Si el estudiantes no puede ir más allá, es por la insuficiencia de teoría literarias, profundidad de métodos, ausencia de le recreación productora y crítica del textos. Es decir tenemos estudiantes que –al igual que los docentes- están contentos con haber leído “Cien años de soledad”, pero carentes de todo conocimiento valorativo, contextual, simbólico, estético, estructural, arquetípico, funcional, lingüístico, sociológico y etnológico. Pareciera que todo ello le correspondiera a los especialistas. Pero no. Si no se conoce cómo se construye y funciona una obra literaria, difícilmente se puede valorarla en su real dimensión. Difícilmente motivaremos a los estudiantes a ser creadores o recreadores de la misma actividad productora de textos.

Es sugerente escuchar a nuestros profesores de Lengua y Literatura que ellos no están formando a sus estudiantes para ser poetas o narradores, sino darles epidérmicamente algunos lineamientos clasificatorios y de la historia literaria con el devenir de sus corrientes estéticas. No prendendamos que nuestros estudiantes en un curso se conviertan en escritores, pero sí es necesario que tengan en claro que ninguna valoración se hará sin un análisis, enjuiciamiento crítico y conocimiento promedio de la preceptiva estética, tropológica y teoría del texto. Sólo así estamos haciendo el engañamuchachos que enseñamos Lengua y Literatura como para dejar de ser un poco analfabetos.

Otro elemento caracterizado es pedir que hagan lo que uno no hace. La actividad pedagógica exige que el docente de Comunicación desarrollo sus capacidades de creador, motivador y recreador y reinvencionador de su propia metodología de trabajo y actitud hacia la lectura y la producción de textos. En pedagogía el mejor ejemplo es la demostración. No se construye creadores e interpretadores críticos a fuerza de condicionamientos de notas.

La articulación y funcionalidad entre la enseñanza de la gramática y la literatura, aún no encuentra su piedra de toque. Enseñamos, como cursos y profesores aparte: Lenguaje y literatura con grados, elementos y en tiempos diferidos y discontinuos. Cuando queremos utilizar los conocimientos gramaticales para aplicarlos en el aprendizaje de la literatura, o es demasiado tarde para encajarlo o no guarda relación un aprendizaje previo por la extensa proximidad del tiempo en que ambos conocimientos no llegaron a ser recurrentes ni complementarios en oportunidad ni en competencia ni capacidad secuencial.

En educación decir que estamos bien o que estamos mal, depende de indicadores concretos. ¿Qué y cuánto es lo que leen y comprenden metacognitivamente estudiantes y docentes? ¿Qué tipo de textos, cuánto producen y con qué grados de calidad produce nuestros estudiantes y docentes? ¿Qué técnicas, métodos, estrategias y hábitos lectores han desarrollo nuestros estudiantes y docentes? Podrían ser algunas respuestas que nos den una idea aproximada de cómo estamos en Lengua y Literatura, estudiantes y maestros. Ya no cuenta que somos probrecitos, que me pagan poco, que no me capacitan, que la culpa lo tiene don Panzón gobierno, que el huayco y la lluvia que no me permitían llegar a la escuela. Ya debemos desprendernos de los eternos pruritos justicatorios para afrontar nuestro histórico rol frente a la sociedad. En la escuela –específicamente en el aula- inicia todo. Lo que se haga o se omita depende de quién ejerza o no liderazgo el liderazgo pedagógico, depende con qué actitud ha llegado a ser maestro: de casualidad –cachuelo, accidente, empuje de las circunstancias, porque era lo más facilista obtener un título, porque era el único medio de conseguir trabajo fácil- o por vocación. La enseñanza no tiene rostro ni cara sucia de pobreza, es cómo motives a que los demás aprendan a aprender. En el Perú hay un bolsón de unos 150,000 maestros jóvenes desempleados –menores de 30 años- y con metodologías fresquitas sin estrenar, haciendo cola por una plaza laboral con toda el entusiasmo de cambiar el mundo. Los nombramientos mataron la vocación y el apostolado de servicio de calidad, menguaron la actitud de superación continua y acentuaron el síndrome de propiedad e inmunidad docente. Soy nombrado y a mí no me pasa nada.



"Entré a la literatura como un rayo; saldré de ella como un trueno"- Maupassant

sábado, 6 de noviembre de 2010

Ultiman la nueva edición de la Ortografía de la lengua española - REVOLUCION EN LA ORTOGRAFÍA ¿Y cómo quedan los libros aún no publicados?- A rehacer todo...

Ultiman la nueva edición de la Ortografía de la lengua española
¿Y cómo quedan los libros aún no publicados?- A rehacer todo...

La "i griega" se llamará "ye"

La nueva Ortografía de la Real Academia Española fija la denominación de algunas letras, cambia "quorum" por "cuórum" y elimina las tildes de "solo", "guion" y "o" entre números
 
La i griega será ye, la b será be (y no be alta o be larga); la ch y la ll dejan de ser letras del alfabeto; se elimina la tilde en solo y los demostrativos (este, esta...) y en la o entre números (5 o 6) y quorum será cuórum, mientras que Qatar será Catar.
La nueva edición de la Ortografía de la Real Academia Española, que se publicará antes de Navidad, trata de ser, como dice su coordinador, Salvador Gutiérrez Ordóñez, "razonada y exhaustiva pero simple y legible". Y sobre todo "coherente" con los usos de los hablantes y las reglas gramaticales. Por eso el académico insiste en que plantea innovaciones y actualizaciones respecto a la anterior edición, de 1999, pero no es, "en absoluto" revolucionaria. Gutiérrez Ordóñez se resiste incluso a usar la palabra "reforma".

Con todo, al director del Departamento de Español al Día de la RAE no se le escapa que los cambios ortográficos provocan siempre resistencias entre algunos hablantes. De ahí la pertinencia, dice, del consenso panhispánico que ha buscado la Comisión Interacadémica de la asociación que reúne a las Academias de la Lengua Española de todo el mundo. El miércoles, esa comisión, reunida en San Millán de la Cogolla (la Rioja) aprobó el texto básico de la nueva Ortografía de la lengua española. A falta de su ratificación definitiva el 28 de este mes en la Feria del Libro de Guadalajara (México) durante el pleno de las 22 academias, estas son algunas de las "innovaciones puntuales" aprobadas esta semana y destacadas por el propio Gutiérrez Ordóñez.

La i griega será ye. Algunas letras de nuestro alfabeto recibían varios nombres: be, be alta o be larga para la b; uve, be baja o be corta, para v; uve doble, ve doble o doble ve para w; i griega o ye para la letra y; ceta, ceda, zeta o zeda para z. La nueva Ortografía propone un solo nombre para cada letra: be para b; uve para v; doble uve para w; ye para y (en lugar de i griega). Según el coordinador del nuevo texto, el uso mayoritario en español de la i griega es consonántico (rayo, yegua), de ahí su nuevo nombre, mayoritario además en muchos países de América Latina. Por supuesto, la desaparición de la i griega afecta también a la i latina, que pasa a denominarse simplemente i.

Ch y ll ya no son letras del alfabeto. Desde el siglo XIX, las combinaciones de letras ch y ll eran consideradas letras del alfabeto, pero ya en la Ortografía de 1999 pasaron a considerarse dígrafos, es decir, "signos ortográficos de dos letras". Sin embargo, tanto ch como ll permanecieron en la tabla del alfabeto. La nueva edición los suprime "formalmente". Así, pues, las letras del abecedario pasan a ser 27.

Solo café solo, sin tilde. Hay dos usos en la acentuación gráfica tradicionalmente asociados a la tilde diacrítica (la que modifica una letra como también la modifica, por ejemplo, la diéresis: llegue, antigüedad). Esos dos usos son: 1) el que opone los determinantes demostrativos este, esta, estos, estas (Ese libro me gusta) frente a los usos pronominales de las mismas formas (Ese no me gusta). 2) El que marcaba la voz solo en su uso adverbial (Llegaron solo hasta aquí) frente a su valor adjetivo (Vive solo).

"Como estas distinciones no se ajustaban estrictamente a las reglas de la tilde diacrítica (pues en ningún caso se opone una palabra tónica a una átona), desde 1959 las normas ortográficas restringían la obligatoriedad del acento gráfico únicamente para las situaciones de posible ambigüedad (Dijo que ésta mañana vendrá / Dijo que esta mañana vendrá; Pasaré solo este verano / Pasaré solo este verano). Dado que tales casos son muy poco frecuentes y que son fácilmente resueltos por el contexto, se acuerda que se puede no tildar el adverbio solo y los pronombres demostrativos incluso en casos de posible ambigüedad", esto dice la comisión de la nueva Ortografía, que, eso sí, no condena su uso si alguien quiere utilizar la tilde en caso de ambigüedad. Café para todos. No obstante, la RAE lleva décadas predicando con el ejemplo y desde 1960, en sus publicaciones no pone tilde ni a solo ni a los demostrativos.

Guion, también sin tilde. Hasta ahora, la RAE consideraba "monosílabas a efectos ortográficos las palabras que incluían una secuencia de vocales pronunciadas como hiatos en unas áreas hispánicas y como diptongos en otras". Sin embargo, permitía "la escritura con tilde a aquellas personas que percibieran claramente la existencia de hiato". Se podía, por tanto, escribir guion-guión, hui-huí, riais-riáis, Sion-Sión, truhan-truhán, fie-fié... La nueva Ortografía considera que en estas palabras son "monosílabas a efectos ortográficos" y que, cualquiera sea su forma de pronunciarlas, se escriban siempre sin tilde: guion, hui, riais, Sion, truhan y fie. En este caso, además, la RAE no se limita a proponer y "condena" cualquier otro uso. Como dice Salvador Gutiérrez Ordóñez, "escribir guión será una falta de ortografía".

4 o 5 y no 4 ó 5. Las viejas ortografías se preparaban pensando en que todo el mundo escribía a mano. La nueva no ha perdido de vista la moderna escritura mecánica: de la ya vetusta máquina de escribir al ordenador. Hasta ahora, la conjunción o se escribía con tilde cuando aparecía entre cifras (4 ó 5 millones). Era una excepción de las reglas de acentuación del español: "era la única palabra átona que podía llevar tilde". Sin embargo, los teclados de ordenador han eliminado "el peligro de confundir la letra o con la cifra cero, de tamaño mayor".

Catar y no Qatar. Aunque no siempre lo fue, recuerda el coordinador de la nueva ortografía, la letra k ya es plenamente española, de ahí que se elimine la q como letra que representa por sí sola el fonema /k/. "En nuestro sistema de escritura la letra q solo representa al fonema /k/ en la combinación qu ante e o i (queso, quiso). Por ello, la escritura con q de algunas palabras (Iraq, Qatar, quórum) representa una incongruencia con las reglas". De ahí que pase a escribirse ahora: Irak, Catar y cuórum. ¿Y si alguien prefiere la grafía anterior: "Deberá hacerlo como si se tratase de extranjerismos crudos (quorum, en cursiva y sin tilde)". Aunque esta regla no sirve para los nombres propios, que se siguen escribiendo en redonda, del mismo modo que hay quien prefiere escribir New York a Nueva York.

El proceso de elaboración de la nueva edición de la Ortografía de la lengua española llega a su fin. Del 1 al 4 de noviembre se reúne en San Millán de la Cogolla (La Rioja) la Comisión Interacadémica de la Asociación de Academias de la Lengua Española para debatir y aprobar el texto básico que será ratificado definitivamente a finales de este mes en Guadalajara (México) por el pleno de las veintidós Academias.

1. Relevancia. La Ortografía, el Diccionario y la Gramática constituyen las tres publicaciones en las que las que se basa la codificación lingüística de nuestro idioma. La cuestión ortográfica no es un problema menor: constituye el ámbito en el que se hace más patente la unidad de la lengua. En la inmensa extensión del mundo hispanohablante, el español presenta variedades fónicas, morfológicas, sintácticas y léxicas. Sin embargo, comparte unas mismas normas ortográficas. Gracias a esta unidad en la escritura podemos leer a Neruda, Borges, Onetti, García Márquez, Vargas Llosa, Carpentier, Rulfo o Delibes como si tuvieran una misma voz. Esta unidad es un bien de valor incalculable. La ortografía posee repercusiones educativas, sociales, económicas y culturales.

2. Antecedentes y génesis. Desde 1741 la Real Academia Española (RAE) viene realizando distintas ediciones de la Ortografía de la lengua española. Gracias a sus trabajos y reformas sucesivas la escritura del español ha evitado alejarse en exceso de la pronunciación, proceso sufrido por otras lenguas de nuestro entorno. Tradicionalmente, la Ortografía académica es una obra sucinta, de carácter esencialmente normativo en la que se exponen las reglas de escritura, complementadas con normas orientadoras destinadas a facilitar su enseñanza y aprendizaje. La última edición (1999), que ya manifestaba la vocación panhispánica, fue sancionada por todas las Academias de la Lengua Española.

Aunque su edición constituyó un éxito en crítica y en difusión, la Asociación de Academias de la Lengua Española se propuso muy pronto como objetivo la preparación de una próxima edición más amplia, más minuciosa, más razonada y más sensible a los nuevos retos de la escritura electrónica. Tras la elaboración de varios documentos de trabajo, se encarga el proyecto de redacción de la nueva Ortografía al Departamento de «Español al Día» de la RAE, integrado por los responsables del Servicio de Consultas, que han sido los redactores, en su día, del Diccionario panhispánico de dudas (2005). Los capítulos han sido enviados de forma sucesiva a todas las Academias con el fin de que procedieran a formular observaciones, críticas y propuestas. A partir de estas aportaciones se entra en una nueva fase: el documento es sometido al estudio, discusión y modificaciones de la Comisión Interacadémica. Sus primeras reuniones tuvieron lugar en Chile a finales de febrero y principios de marzo de 2010, durante los difíciles momentos por los que atravesaba este país a causa del terremoto.

3. Caracteres generales de la obra. La nueva Ortografía es un proyecto ambicioso, resultado de una larga experiencia y fruto de reflexiones sobre sus fundamentos teóricos. Estos son sus rasgos más novedosos.

3.1. Ortografía razonada. Tradicionalmente, las obras ortográficas son breves manuales en los que se exponen simplemente las normas de la correcta escritura. Sin embargo, las decisiones de los ortógrafos suelen estar apoyadas sobre criterios, principios e ideales no desvelados. La nueva Ortografía, sin perder su carácter normativo, intenta hacer explícitas las razones que sustentan las normas y las articula de modo sistemático para que pueda ser considerada una disciplina científica.

3.2. Ortografía amplia y exhaustiva. La brevedad de las publicaciones ortográficas previas dejaba amplios espacios de sombra que generaban muchas dudas. La experiencia acumulada durante años en el Servicio de Consultas ha permitido crear una amplia y organizada base de datos con todos los problemas ortográficos planteados por los usuarios de la lengua, así como las respuestas ofrecidas. La nueva edición de la Ortografía dará respuesta a la mayoría de los posibles problemas.

3.3. Ortografía coherente. Las normas ortográficas vigentes son el resultado de un largo proceso en el que han intervenido factores mudables como el uso, la influencia de extranjerismos, las modas, los cambios de criterio y, a veces, los errores. Como consecuencia, a veces conviven algunas normas disgregadas, cuando no incongruentes. La nueva Ortografía propone algunas actuaciones destinadas a conseguir la coherencia en tales casos.

3.4. Ortografía simple. A pesar de su extensión y de su carácter razonado, la nueva Ortografía está redactada en un lenguaje claro y comprensible. Se evitan, dentro de lo posible, los tecnicismos y cuando su supresión no es fácil se explican de forma clara. En la representación de las unidades fónicas se opta por letras del alfabeto. Por otra parte, todos los capítulos incluyen una información histórica y enciclopédica que facilita la comprensión y aviva el interés en la lectura.

3.5. Ortografía moderna. Las obras clásicas estaban pensadas para la escritura manual. La aparición de las computadoras y su generalización han convertido al usuario de la lengua en editor e impresor de sus textos. La ortografía amplía sus dominios para incluir un nuevo ámbito: la ortotipografía. La nueva obra introduce dos capítulos novedosos en los que se estudian los elementos tipográficos básicos (letras, cifras, signos, caracteres de formato, espacios en blanco, etc.), así como los elementos constitutivos del texto (párrafos, enumeraciones, citas, ilustraciones, cuadros, notas, referencias, etc.) y sus repercusiones en la escritura correcta.

3.6. Ortografía panhispánica. La nueva edición de la Ortografía es panhispánica no solo en su génesis, elaboración y aprobación, sino también en sus contenidos. En todo momento se tienen en cuenta las relaciones e influencias de las lenguas indígenas en la escritura de muchas palabras del español. En la elaboración de normas orientadoras para el aprendizaje, se toman en consideración de manera especial los problemas del seseo y del yeísmo, fenómenos que afectan a la mayoría de los hispanohablantes, pero que eran descuidados por las ortografías del pasado.

4. Algunas innovaciones frente a la Ortografía de 1999. El documento que se somete a estudio y aprobación de la Comisión Interacadémica no presenta una renovación profunda del sistema ortográfico del español. Su mayor novedad reside en la regulación explícita de muchos problemas que en publicaciones precedentes no eran ni siquiera contemplados. Es el caso de gran parte de los capítulos dedicados a las mayúsculas y minúsculas, a los nombres propios, a las expresiones procedentes de otras lenguas, a las expresiones numéricas y a la ortotipografía.

COMISIÓN INTERACADÉMICA
D. Víctor García de la Concha
Director de la Real Academia Española
Presidente de la Asociación de Academias de la Lengua Española

D. Humberto López Morales
Academia Puertorriqueña de la Lengua Española
Secretario general de la Asociación de Academias de la Lengua Española

***
D. José G. Moreno de Alba, representante del área lingüística de México.
Director de la Academia Mexicana de la Lengua

D. Alfredo Matus Olivier, representante del área lingüística de Chile.
Director de la Academia Chilena de la Lengua

D. Adolfo Elizaincín, representante del área lingüística del Río de la Plata.
Secretario de la Academia Nacional de Letras de Uruguay

D. Mario Frías Infante, representante del área lingüística andina.
Vicedirector de la Academia Boliviana de la Lengua

D. Francisco Javier Pérez, representante del área lingüística del Caribe continental.
Vicepresidente de la Academia Venezolana de la Lengua

D. Francisco Arellano Oviedo, representante del área lingüística de Centroamérica.
Secretario de la Academia Nicaragüense de la Lengua

D.ª Marlen Domínguez, representante del área lingüística de las Antillas.
Secretaria de la Academia Cubana de la Lengua

D. Emilio Bernal Labrada, representante del área lingüística de los Estados Unidos y Filipinas.
Tesorero de la Academia Norteamericana de la Lengua Española

D. Salvador Gutiérrez Ordóñez, representante del área lingüística de España.
Real Academia Española


"Entré a la literatura como un rayo; saldré de ella como un trueno"- Maupassant










“EL TRIANTO REAL” O EL APORTE INSOSLAYABLE DE MARIO GASTELO MUNDACA

“EL TRIANTO REAL” O EL APORTE INSOSLAYABLE DE MARIO GASTELO MUNDACA

Por José López Coronado

Esta no es una novela. “El trianto real” en realidad son tres novelas publicadas por su autor y ellas son: “Cantares de Alcanjorria”, “El poeta de las lejanías opuestas” y “La dimensión del semejante”.
Su autor es nuestro paisano, maestro, abogado y escritor Mario Gastelo Mundaca, que viene desde San Juan de Licupís, uno de los distritos más alejados de nuestra provincia. Anterior a “El Trianto real”, ha publicado el libro de poesía “Yendo al canto del gallo” en 1973, “Bajaron al valle” en 1980 y “Nubes en el viento” en 1983, prosas poéticas que merecieron premios literarios en la región Lambayeque.

Las tres novelas contenidas en “El Trianto real” tienen como tema el de la migración. Nuestros paisanos emigran en busca de mejores condiciones de vida hacia la costa como en “Cantares de Alcanjorria”, o a la selva como “El poeta de lejanías opuestas”, y en esos ir y regresar o ser el eterno ausente, busca solidaridad, justicia, bienestar, para vivir conforme o dichoso su humanidad, como transcurre en “La dimensión del semejante”.

Alcanjorria es un país, nuestro país metafóricamente hablando, y es el escenario transversal de las tres novelas. El protagonista de la primera historia es Marleo Florentino, natal de Jalcomayo (serranía norteña) que se enrumba a Chectayo (o Chiclayo en lengua yunga). Allí el jovenzuelo dado a la aventura sufre la viveza del criollo que le embauca en negocios que prometen pingües ganancias, pero que resulta un clásico engaño al recién bajado. Marleo extraña los suyos y su hogar andino, pero regresar derrotado no está en su concepción de hombre decidido a labrarse un mejor porvenir, a pesar de la marginación que causa la lucha de clases, evidente en todos los actos de una sociedad procapitalista. Incluso ni el amor le salva de los avatares sociales, pues su novia Flor de María, le es arrebatada por la vida capitalina de Horanghel, que no es sino en nuestro contexto la Lima, cada vez más horrible, como se le ha llamado a nuestra capital. Así va sobreviviendo nuestro personaje que tiene mucho de la biografía real del autor.

En “El poeta de las lejanías opuestas”, es Santos Colina, natural de Shallca, quien emigra a Ruparia, una transfiguración de la migración que nuestros paisanos, principalmente de la campiña, realizan hacia parajes de la selva naturalmente productiva y todavía generosa. El hombre social es acá un poeta, porque es creador de su propia humanidad hecha con la autocapacidad que caracteriza a quienes pertenecen a la clase trabajadora, por demás, cargada de peripecias y adversidades. Su lejanía opuesta está en el lugar de origen y el lugar de destino, tránsito que argumenta a su historia llena de hechos propios de la gente sencilla que hacen la vida mágica y real de todas las novelas.

A su vez en “La dimensión del semejante” los personajes son Dánfer Alilah y Emilio Soren Ormeño. El tema de la migración permanece, pero el autor explora también otros temas para hacernos reflexionar que la vida es un laberinto cotidiano que hay que salvar con ingenio y firmeza. A través de la técnica del recuerdo largo (racontos) y del recuerdo corto (flash back), trasporta al protagonista hacia su infancia para, desde allí, explicarnos la dimensión exacta de la vida. Los retornos al presente histórico de los personajes permiten, además, compensar sus vicisitudes, haciéndoles alcanzar el amor, trabajo e incluso fama.

La estructura de estas tres novelas que el autor propone leerlas como una sola, es inicialmente lineal y, sobre todo en la tercera, con el tiempo quebrado. Los capítulos, por lo general breves, tienen numeración romana. La primera novela cuenta con 51 capítulos, la segunda con 23 y la tercera con 21, lectura que resulta una hermosa aventura, pues la intriga constante o capacidad de persuasión, para el desarrollo estratégico de la historia, nos mantiene como en levitación permanente.

El estilo de Mario Gastelo Mundaca es personalísimo. Su prosa es notablemente poética, metafórica, simbólica. Desde la nominación de sus personajes y escenarios hasta la representación de la lucha de clases, inexorablemente evidente, insoslayable. Su discurso argumental conlleva implícito una visión problemática del mundo, en el cual los agentes sociales, de acuerdo a su posición en la escala económico-social, no les queda otra que o aceptar o negar a su yo histórico y su rol correspondiente.

No obstante su refinamiento expresivo, “El Trianto real” exhibe una narrativa de clase o compromiso social. No olvidemos que los mayores logros de la literatura universal socialista tuvieron más en la poesía y el teatro, más que en la narrativa. El aporte de Mario Gastelo en esta concepción es entonces importante, ahora cuando se tergiversa la función social de la literatura, al argüir que más importa el cómo se dice que el qué se dice. Y tal vez, como decía ayer nuestro poeta César Gilberto Saldaña Fernández no se podrá traducir fácilmente a otros idiomas, pero bastará para que los lectores de nuestra lengua, después de leerla asuman el rol que les corresponda.

Dicen los teóricos de la literatura que la revolución se hace con armas y no con novelas. El asunto es que no entienden que toda revolución tiene su doctrina y en ella, su propia literatura. Y analizar la realidad de nuestro pueblo y registrarla en una novela para que pueda ser leída por diferentes lectores en diversas partes es una forma de hacer revolución. La lucha armada es lo último que sigue cuando los cambios dialécticos suceden. Y no hay que temerlos porque eso ocurrirá como producto del proceso y nadie ha podido oponerse a ningún proceso histórico o fenómeno natural. Por ello, finalmente, pregunto: ¿Será cierto -como alguna vez Sartre dijo- que la literatura era una pasión inútil?

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viernes, 5 de noviembre de 2010

LA HISTORIA SECRETA DE LOS “UBICUOS MALDITOS” I

LA HISTORIA SECRETA DE LOS “UBICUOS MALDITOS” I
(1992-2010)

Por: Nicolás Hidrogo Navarro
I.- PERIODIFICACIÒN SIMBÒLICA
1. Etapa arcaica (Noviembre de 1991-Febrero 1993)
La casona Descalzi era un refugio de universitarios sin cuarto. Se ingresaba por la noche y uno podía vivir por meses sin que la dueña, doña Yolanda Astudillos se diera cuenta. Era casi un asilo de universitarios indigentes. En sus paredes habían tantos grafites de décadas pasadas que recordaban nombres, apuntes de temas de Agrícola, Veterinaria, Sociología, Administración, Civil, Agronomía, etc.

Se inicia en la calle 8 de octubre, en la casona Descalzi , bautizada literariamente como “La casa del Conde Drácula”, por lo ruinosa e inmensa que era.

Allí se hacían reuniones con Luis Esquén Perales, Jhony Alva Cabanillas, Máximo Musayón García, Luis Facundo Neyra, Luis Yomona, Zolila Yomona, Deysi Yomona, Yovani Yomona, y una docena más de universitarios de otras carreras profesionales de Ing. Agrícola, sociología, Medicina Veterinaria.

Se lechuceaba, la conversa se iniciaba después de la cena –en el comedor universitario-, 8.00 p.m. y se prolongaba hasta las 12.00 de la noche o a veces se amanecía; nadie nos controlaba la hora, no había restricción. A veces la conversa eran tan interesante que nos juntábamos alrededor de una vela 12 a 15 personas y cada quien daba sus opiniones.

Se hablaba de política, literatura, duendes y aparecidos, los trabajos universitarios, de mujeres La Chinita, La Bocona, La Serrana, La Charapa, la Calzón Flojo, La Tímida, insustituibles mujeres que, coronaban como fresa, el pastel mayor que era la literatura y la cultura.

Allí se empezó a confluir todos los ganadores de Lundero lambayecanos, yo había acabado de ganar en abril de 1992 una Mención Honrosa con “A esa hora del día”, escrito allí en esa inmensa casa poblada por fantasmas y todos lo olores, de unas 14 promociones de inquilinos universitarios pasados por allí.

2. Etapa fundacional (Febrero 1993-Diciembre 1994)
Pasamos a la calle Libertad 241. Allí era una casa menos amplia, pero no por eso incómoda. Tenía dos pisos y los “Ubicuos” estarían más cómodos. Allí nos trasladamos Luis Esquén Perales, Gustavo Mondragón, Ivan Hidrogo –mi hermano, hoy pintor profesional en Trujillo-, Luis Facundo Neyra y un nuevo elemento se haría asiduo desde esas fechas, Luis Yomona. Invadimos la casa totalmente, vivíamos en todos los cuartos, escribíamos por todas partes y empezamos a llenar las paredes del segundo piso con diplomas, certificados, menciones, poemas.

Facundo, Yomona y yo teníamos una pared separada para pegar todo lo producido.

Allí empezó el contacto extraterrenal y místico con Vallejo, Rimbaud, Baudelaire, Zola, entre otros literatos a través del la ouija. Pronto me convertí en el sacerdote supremo de la ouija y lo dejamos cuando empezamos a sufrir de insomnios, cuando vivíamos sicoseados y pesadillas. Lo dejábamos por una semana, cuando nos pasaba, nuevamente reiniciábamos. Fue la etapa mística, de amanecidas, bautizamos la casa como “La Casa Museo de los Ubicuos Malditos”. Preguntábamos todo y lo sabíamos todo; he allí el secreto nuestro, teníamos la ventaja de la información indirectamente por un “servicio místico de chuponeo”.

Se escribía máquina mecánica y todos, por una u otra cosa, la gente de la U. Llegaba a vernos: por el trabajo que estábamos haciendo y que era para presentar al día siguiente, por el acuerdo político.

Allí incursionamos en política, el comedor universitario, CODECO, era el foco gravitante, la palestra, el foro, el ateneo para darse a conocer y allí nos hicimos conocidos por nuestra desenfada forma de plantear las cosas y porque no se nos escapa nadie en la crítica. Nos tildaban de terruños, por Facundo, él andaba por aquí y por allá con la entrevista del siglo a Abimael Guzmán. Pero indudablemente el politiquero era Facundo, pero tenía sus pergaminos: había ganado dos Lundero y publicaba cuentos en La Industria, allí empecé a escribir mis artículos periodísticos en el suplemento Dominical, hasta hoy.

Publicamos el primer manifiesto literario en noviembre de 1993 en una encuentro de la APLIJ y todos se escandalizaron, nos buscaban para aporrearnos, “muchachos insolentes”, gritaban los viejitos que en nombre de los niños se daban viajes y banquetes turísticos.

Publicamos plaquetas que se repartía en las aulas.

Logro la presidencia del Círculo de Estudios Lingüísticos y Literarios NIXA, precedente del Luis Hernán Ramírez.

3. Etapa de dispersión (Diciembre 1994-Abril 2004)

Cuando terminamos la Universidad en diciembre de 1994, empezamos a alejarnos, la preocupación por el trabajo, nos hizo que nos distanciáramos, Facundo se quedó un año más en la universidad y andaba sólo, Lucho Yomona empezó a trabajar como profesor, y todo parecía que ya no sería lo mismo.

4. Etapa de impulso apertura y madurez: primer reinicio (Abril 2004-?)

En este año me visita, como siempre lo ha hecho, Luis Hinojosa Valdera y me propone hacer actividades culturales para impulsar los “Ubicuos Malditos”, él siempre quiso ser un ubicuo y entonces pegó la chispa cuando salimos por las calles de Chiclayo representando al Sancho y el Quijote con Lucho Heredia y se inició un nuevo fenómeno literario : El Conglomerado Cultural, aún su historia está por escribirse.

II. SIGNOS Y MARCAS ESTÈTICAS

a) ¿De dónde surge el nombre “Ubicuos Malditos”

Nos habíamos caracterizado por estar en cuanto evento la universidad programara, y en todo cuanto hubiera fuera de ella. Siempre estábamos allí en primera o última fila, pero siempre allí, para polemizar y poner en aprietos al expositor, conferencista.

El término “maldito” estaba en moda por los niños como sinónimo de rebelde, contestatario, eso era lo que éramos, eso queríamos ser y así nos estábamos comportando. Una noche, después de las lecturas de Las Flores del Mal de Baudelaire o Una temporada en el infierno de Rimbaud, hicimos contacto con la oujia y nos impactó tanto este hecho que sabíamos que ellos eran los poetas simbolistas malditos y que probablemente a partir de allí nuestras vidas estarían marcadas para hacer literatura, Facundo tuvo una encendida polémica en el aula con un profesor de sociología y después de la clase un compañero le dijo oye “eres un maldito”, para qué le contradicen al profesor, lo haz hecho quedar mal, pobrecito no se había preparado. Me contó ese hecho y dije creo que ya tengo el nombre a estas reuniones y conversaciones, mira estamos en todas partes y nos ven como rebeldes, entonces nos llamaremos “Ubicuos Malditos”, Luis Yomona, saltó casi al techo y él que tenía el apelativo de El Demonio, por sus orejas prominentes de duende, él, Facundo y yo quedamos satisfechos y no se pensó ni de acomodarlo ni pensarlo dos veces “Seremos ubicuos y malditos a la vez”, le haremos la vida a los simplones, engreídos, abusivos, prepotentes y diremos las cosas aunque tengamos que perder los amigos: seremos ubicuos, rebeldes, estudiosos, talentosos, seremos los primeros en la clase, pero fundamentalmente “malditos”.

b) Temática y propuesta estética
Facundo y yo cultivábamos la narrativa. Facundo tenía por afición los temas raros y en otros la temática costumbrista. Se inspiraba en su época escolar, había estudiando y sido director de periodismo escolar en el colegio Juan Manuel Iturregui y esa etapa le impactó, caracterizaba y ridiculizaba a sus profesores y algunos de sus compañeros. Yo tenia una predilección por los temas de recuerdo de mi niñez y etapa escolar: había ganado dos Lundero 1992 y 1994, en la primera se impuso el tema social en “A esa hora del día”, matiz de recuerdo truculento y verdad histórica; en 1994, se impuso un tema erótico con el cuento “Abuelo cuéntame un cuento”, pero ya recreado en mi primera etapa de estudiante preuniversitario, entre Ferreñafe y Chiclayo. A pesar que cultivaba la poesía, me sentía más cómodo en la narrativa.

Lucho Yomona era el gran innovador de la poesía, el gran introductor de la temática maldita y blasfemia en Lambayeque, al inicio criticada y espantada por curas, intelectuales y hasta por los mismos compañeros de promoción literaria, ese gran poema símbolo de la generación de los 90, dice:

EL HOMBRE DE LA CREACION

y Dios se masturbó sobre la tierra /día sexto/y regó enorme nebulosa /entre aguas oxidadas y piedras caudalosas./El hombre se hizo carne /Y la carne hombre en presencia del tiempo./ Al principio anduvo triste / El hombre. / Dios también de su costado saco el secreto/ Y el secreto pecó en manzana.

De Dios creo que la eyaculación fue incompleta / Porque aún en este siglo / El hombre se avergüenza de ser hombre.



c) El rito del iniciado “ubicuo maldito”

Hicimos todo un desafío para que la gente pudiera ingresar al círculo, casi no pasado por nadie:

Primero:- Debía acreditar un premio literario, relativamente importante, en poesía, cuento o ensayo.

Segundo. Debía acreditar académicamente estar en el tercio superior, Facundo y yo pasábamos esta prueba, pero no Lucho Yomona, no tan apegado al estudio sino a la juerga, la poesía y el enamoramiento eterno de chibolas.

Tercero.-. Debía permanecer toda una noche y madrugada jugando a la ouija y ser aprobado por Baudelaire, nuestro maestro.

Los tres sometíamos a prueba a muchos y casi nadie aprobaba dos, menos tres requisitos, por eso el círculo se circunscribió a tres personas inicialmente.

¡Ser ubicuo maldito es una forma inquieta de vivir, actuante y pensante, una manera congruente de hacer lo que dices, de no ser servil ni apocado y ser y hacer lo que quieres!

FULMINEO ESTERTOR

He visto a Dios con su trasero barbado

fumando su testículo de guitarra.

He visto a Dios y no me quejo.

He visto a Dios y no me corro.

Cortando inanes savias incoloras

llora con vaivén indecible.

Su boca como oscura borrasca secante

enhiesta suturales leños.

He visto a Dios con su barco sin dientes

con su mortalidad

al pie de un bicorne día

al filo de un nauseabundo horizonte

y se ha arrodillado ante mi

-le he perdonado-

y he soltado la risa

en la tiniebla tibia de su boca

Luis Yomona Yomona
(“Ubicuos Malditos”)


"Entré a la literatura como un rayo; saldré de ella como un trueno"- Maupassant

Allcco: El perro vindicador de Víctor Borrero Vargas.

Allcco: El perro vindicador de Víctor Borrero Vargas.


Por Ricardo Musse Carrasco.

Víctor Borrero Vargas con el cuento “Allcco” se hizo merecedor de una mención finalista en el último Premio Copé de Cuento en su versión XIV. El cuento (redactado bajo la forma textual de un informe colonial) está ambientado en el siglo XVI. El diestro tratamiento del lenguaje que instrumenta el escritor (remontando, de modo eficiente, la natural resistencia y extrañeza lectora al respecto) recrea, dentro del universo cuentístico, la mentalidad teocrática sustentadora del contexto histórico donde se desarrollan los sucesos notificados por el funcionario Juan de Malatesta a su señoría el alcalde de Trujillo, don Diego de Mora.

Víctor Borrero Vargas logra un portentoso resultado: Construir una textualidad discursiva con palabras que ya pertenecen a la arqueología lingüística, apelando a ese remoto atavismo enunciativo de los usuarios del idioma; engendrando –además- una sintaxis extremadamente rígida y circunspecta que –no obstante- propicia la fluencia de la verosimilitud narrativa.

 
Uno de los rasgos estilísticos (recurrentes e inconfundibles) de Víctor Borrero Vargas es la truculencia naturalista, esto es, la sórdida exacerbación de las realidades: Y es “El Bobo”, perro del avaro encomendero Melchor Verdugo, el demonio mismo encarnado en ese can de fierísimo aspecto que cometía fealdades aborrecibles, yogando con las mujeres de dichos indios que, expoliados y degradados trabajaban en las minas y sembradíos de Chilete y Bambamarca.

Víctor Borrero Vargas ya desde la nominación de sus personajes nos arroja la intencionalidad de su literatura: Revelar y ridiculizar a los desalmados explotadores de siempre. Es indudable entonces el tono vindicativo y antirreligioso de sus enunciaciones: El fraile del cuento conjuntamente con Melchor Verdugo –Cavallero de la Orden de Santiago- ocasionaban crueldades contra el pueblo aborigen, alentando que el dicho perro “El Bobo” aperree y viole contra natura a los indios e indias. Sin embargo, Allcco, el perro del curaca Tantahuata (al que “El Bobo”, de manera inmisericorde, mató un hijo) es el que toma venganza y redime discursivamente a la viril raza inca: su dicho perro e lo encontró en una posición de bajada, como hecho de aposta, mientras el dicho perro allcco del dicho curaca Tantahuata, lo yogaba con facilidad, hasta anudarse, e de ahí vido al monstruo de dos cabezas e ocho patas, e el dicho perro “El Bobo” se colocaba mansamente como perra en celo ante el dicho perro allcco, e esto lo venía haciendo desde que el dicho curaca Tantahuata regresó de la cibdad de Truxillo, donde, ya lo tengo dicho, fue a pedir a su señoría se le haga justicia… Los dichos indios de Bambamarca regaron la noticia, que el dicho perro allcco del dicho curaca Tantahuata había hecho sarasa al dicho perro “El Bobo”, e que mejor venganza no pudo haberse servido el dicho curaca Tantahuata, e si el dicho perro “El Bobo” era sarasa, lo era también por añadidura su amo el dicho Melchor Verdugo, al que empezaron a llamar Melchor Verdugo el sarasa.

Esta consagratoria mención finalista de Víctor Borrero Vargas no ha sido, convenientemente, difundida por los medios periodísticos y literarios (sólo el grupo literario “Magenta”, acogiendo esta grata noticia, publicó el cuento en su boletín), lo que nos induce a suscribir –finalmente- lo que sentenció alguna vez el escritor: Es que hay, estimado Ricardo, un complot de silencio orquestado y dirigido por un grupúsculo que solamente escribe literatura “For dummies” y que nos está tomando, impunemente, el pelo.


Sullana, 30 de setiembre de 2 007.

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miércoles, 3 de noviembre de 2010

LAS MOTIVACIONES A LA LECTURA Y ESCRITURA: Un placer buscado- Por Nicolás Hidrogo Navarro

LAS MOTIVACIONES A LA LECTURA Y ESCRITURA: Un placer buscado


Por Nicolás Hidrogo Navarro

Leer como escribir deben ser necesidades sentidas, buscadas, no obligadas. Debe constituir placer y no una imposición, un acto y elección voluntaria, para que pueda tener éxito sostenido y no condicionado.

Pero la lectura como la escritura demandan un esfuerzo intelectual, atención, predisposición, concentración y voluntad de empezar y terminar esa aventura aunque por el camino nos afane la idea de abandonarla, que pocos se atreven hacerlo con la misma pasión para comprender como para producir un texto.

En un contexto de velocidad social y laboral, de ocio placer visual, de temas de conversa farandulescos, de miniaturización y fragmentación de lecturas tipo titular, abordar la lectura gigantesca de una novela es sólo para especialistas e interesados casi de manera profesional, laboral o pasional de la lectura. La gente lee fragmentos y luego abandona la lectura. Lee cosas cortas, fundamentalmente por entretenimiento o recomendación u obligación académica. Escasos son los que han generado el hábito de leer porque son conscientes del placer que les produce. En los últimos tiempos la lectura se ha pedagogizado al mundo estudiantil, con escaso éxito, porque allí la cosa funciona como condicionamiento de una nota. El día que la lectura se deje a libre albedrío en el sistema escolar y hasta universitario, es posible que podamos contar a los verdaderos lectores como rarezas y seres extraños y menguados.

¿Pero dónde nace la verdadera motivación a la lectura, si en el sistema educativo es un fracaso? Es posible que nazca del propio individuo cuando por cuestiones de la imposición de las lecturas planificadas en los diversos grados, cuando por casualidad nos encontramos con un texto deslumbrante y nos desdoble su alquimia y magia literaria o cuando las circunstancias de una biblioteca y hábito familiar nos introduzcamos por la curiosidad de ver qué mundos se esconden entre las hojas y las grafías y nos encontremos con esos mundo alternativos en los que al adentrarnos nos sintamos satisfechos. He escuchado mil peroratas y sermones de inducción a la lectura, pero ninguna ha tenido tal eficacia como el que al bucear en los libros ellos me han dado.

Todavía no se ha encontrado la receta pedagógica ni metodológica mágica de cómo hacer que nuestros estudiantes pasen de la lectura a la escritura de manera habitual, placentera, consciente e in crescendo.

Siempre he creído que el verdadero secreto para un aspirante a escritor –y hasta para mejorar y ensanchar la experiencia tercera de los escritores ya dentro de esta cofradía- no está en los libros de técnicas, recetas, consejas, crítica literaria ni en lo decálogos, sino en los propios libros –novelas, cuentos, poemarios-, en cada párrafo o estructura sintagmática, está allí desenovillado o encriptado, el secreto profesional, el mundo y los artilugios del creador. Además ningún escritor puede enseñar a otro escritor hablando, sino escribiendo. Cada poema o cuento o novela, una vez hecho, es como un pastel después del horno, si salió crudo, quemado o en su punto quedará así con ese sabor y talante aunque lo maquille un corrector de estilo o lo adornes con otros ropajes. Es insalvable la sugerencia de otro escritor sobre un producto estético que él no ha vivenciado ni entiende la lógica del verdadero creador –nadie ha podido meterse en el cerebro y la lógica de le creación de un escritor en su momento febril, sólo son asedios, supuestos polisémicos y especulaciones iluminativas que muchas veces terminan siendo otro tipo de ficción.

En la lectura, ocurre otro fenómeno igual, los sermones de profesores que piden a sus alumnos lo que ellos no hacen con el ejemplo: leer. Los padres de familia, ni hablar ya no piden que lean sino que dejen de ver la televisión: como ellos ya no leen, no hay autoridad para pedir que sus hijos hagan lo contrario que ellos hacen: ver sus telenovelas.

Como la lectura no se posesiona en el lector con decretos, ni con planes lectores, ni con sermones, es necesario utilizar el efecto enamoramiento: generar los lectores por seducción, con el uso de la justificación estética, el sentido de trascendencia del texto, la expansión del vocabulario, la mejora de la lógica de las ideas, la apropiación de otras experiencias y la maduración de la lógica del razonamiento metacognitivo, el decir la frase más famosa: eres lo que lees.

Creo que la conexión de tránsito que existe entre un lector a escritor, entre la lectura y escritura, es apenas una delgada línea invisible. Es de sospechar que en cada buen lector hay un potencial escritor que debe atreverse as sentir el pálpito de fabular sus propias vivencias de lo que admira. La admiración del lector por los escritores los induce a emularlos. Y así como hay tan pocos escritores, es la consecuencia que hay tan raleados lectores de convicción que leen por puro placer sin que medie ningún condicionamiento.

Aunque a veces se piense y se señalen los ocasos de la lectura y escritores, siempre la lectura y el libro impreso tendrá su magia y su encanto que vivan entre analfabetos funcionales, entre lectores especializados o meros curiosos que compran sus textos para adornar el estante y dar la impresión de intelectuales y amantes de la lectura sin abrir el texto. Siempre habrá una lectura para entretener, otra para deleitarse, otra para descubrir técnicas y tendencias estéticas, otras para estudiar para un examen, otras para resumir y esquematizar algún trabajo académico, otras de pasada en un hipertexto de pantalla de computador, otras lecturas técnicas y especializadas para extraer ideas y fichajes para investigación, pero en general la lectura nos acompañará en diversos grados, tipos e intensidades. Por lo mismo, la labor de escritor con o sin premios, con o sin reconocimientos, con o sin titulares de periódicos o reportajes en suplementos, con o sin blogs o páginas webs que lo publiciten, con o sin libro impreso que sea su partida de nacimiento, con o sin multitud de lectores, con o sin estar en las programaciones oficiales escolares o universitarias, siempre habrá una historia que leer y un escritor capaz de escribirla.

"Entré a la literatura como un rayo; saldré de ella como un trueno"- Maupassant

lunes, 1 de noviembre de 2010

MARIO VARGAS LLOSA POR CÉSAR HILDEBRANDT

MARIO VARGAS LLOSA POR CÉSAR HILDEBRANDT




Por César Hildebrandt

Tenía yo quince años cuando leí La ciudad y los perros. Al estupor que me produjo el libro se añadía el morbo de que la historia del jaguar, el Serrano, el esclavo y Alberto transcurrían en el colegio donde yo estudiaba, el Leoncio Prado.
Nunca fue cierto que el libro se quemara en una pira nazi en el patio central del colegio, frente a la guardia de prevención. Esa fue una leyenda que le hizo mucho bien a las ventas y que imagino fue una ocurrencia de Carlos Barral, el sagaz editor catalán que había apostado por Vargas Llosa.

El Leoncio Prado era en aquel entonces, desde el punto de vista de la educación impartida, un gran colegio, pero Mario había salido de allí en 1951, a la mala, antes de terminar la secundaria y por razones disciplinarias. De modo que el libro era, aparte de una gran novela, una venganza. Con los años entendí de que se trataba todo eso: Mario no solo había ajusticiado al colegio que lo había hecho infeliz sino que había ajustado cuentas con su padre, quien fue el que impuso su traslado a ese establecimiento militarizado y a veces brutal, y a quien
Mario jamás pudo querer porque encamaba todo lo que él odiaba desde los forros: la grisura, el autoritarismo violento, los tiesos valores chauvinistas de alguna clase media peruana.
Pero volvamos al libro. Mi primer contacto con aquella novela inaugural de Vargas Llosa fue porque mi profesor de literatura, Rubén Lingán, la empezó a leer, en voz alta y con la puerta cerrada, en pleno salón de clases. Jamás olvidaré su voz teatral diciendo: "Mientes, serrano, no es verdad. Juro que las he visto. Así que fuimos Después de la comida..."
Ese cambalache de tiempos narrativos, esos saltos de la perspectiva, esa sucesión a veces caótica del punto de vista, resultaban espléndidos para una historia tan trenzada como la de La ciudad y los perros.
Pero lo mejor era que, por primera vez en mi breve vida de lector, sentía que ese libro no era "literatura" sino vida impresa. La calle hablaba en ese libro, los personajes estaban próximos porque la oralidad los haría latir, las maldades eran tan creíbles como los sufrimientos, la vulgaridad estaba tan bien recreada que en la escena en la que el Jaguar defeca delante de su pandilla yo cerré el libro por un instante porque tuve ganas de vomitar. Eso no era un libro tradicional con un narrador omnisciente: era una bitácora, un cuaderno de voces que, prescindiendo del mago, tejían esa historia coral donde todo parecía caber: la extrema maldad y la ternura más atenta.
¿Sería un accidente ese libro extraordinario? ¿Volvería Vargas Llosa a escribir algo tan poderoso? Sí, por supuesto. Cuatro años después, en 1967, apareció La casa verde, un libro deslumbrante. Ya no había duda: estábamos frente al más grande escritor de estas comarcas.
La casa verde producía una inmediata adicción. Cuando se publicó, yo tenía 19 años, era un lector profesional y un inútil orgulloso de su inutilidad. De modo que cogí el libro, me tumbé en mi cama y no paré -las únicas treguas que me permití fueron para ir al baño o comer algo- hasta terminarlo muchas horas después.
¿Cómo olvidar a Fushía y a Aquilino? ¿Cómo olvidar al cacique al que le queman las axilas con huevos calientes? ¿Y cómo olvidar el viaje permanente al que Vargas Llosa somete al lector yendo de Santa María de Nieva a Catacaos, del monerío aullante de la selva casi virgen al arenal donde sólo parece brillar el verde de ese burdel que le da el nombre a la novela?
Poco se ha dicho de la vocación felizmente pornógrafa de Vargas Llosa, de su maestría para el erotismo. Una de las mejores escenas de La ciudad y perros perros es cuando Alberto se va a Huatica y hace el amor con una puta pedagógica. que le enseña algunos secretos de la fuerza y la cadencia. Pues bien, una de las mayores hazañas de La casa verde es el encuentro perverso y criminalmente pedófílo entre Anselmo y la ciega Toñita. Y allí hay unas líneas en las que Vargas Llosa suprime los adjetivos y logra uno de los efectos más extraños que mi vida de lector me haya de-parado: "Una y otra vez alísalo y dile tus rodillas son, y tus caderas son, y tus hombros son, y lo que sientes, y que la quieres, siempre que la quieres. Tú, Toñita, mucha-chita, churre, y estréchala contra ti, ahora sí busca sus muslos, sepáralos con timidez, sé cuidadoso, sé obediente, no la apremies, bésala y retírate, vuelve a besarla, sosiégala y, mientras, siente cómo tu mano se humedece y su cuerpo se abandona y despliega, la perezosa modorra que la invade y cómo se activa su aliento y sus brazos te llaman, siente cómo la torre comienza a andar, a abrasarse, a desaparecer entre dunas calientes. Dile eres mi mujer, no llores, no te abraces a ní como si fueras a morir, dile empiezas a vivir, y ahora distráela, juega con ella, seca sus mejillas, cántale, arrúllala, dile que duerma, tú seré tu almohada, Toñita, velaré tu sueño".
Con esos dos libros la fama de Vargas liosa estaba garantizada. Es cierto que Ciro Alegría había sido grande y Arguedas importante, pero también es cierto que el indigenismo como veta y nostalgia del bien perdido parecía no dar para más. Congrains y Reynoso estaban haciendo lo suyo -como antes muchos otros-, pero no cabía duda de que estábamos ante un viajero de otros horizontes. Vargas Llosa quería renovar el lenguaje, retratar al Perú sin compasión, bucear en las miserias humanas que nos emparentan con todo el mundo, romper los cánones del tiempo y el yo narrativo, crear lectores que no leyeran sino que persiguieran sus libros. Y todo lo consiguió muy rápidamente.
Pero para los escépticos y mezquinos que decían que sería necesaria "otra prueba", un día memorable de 1969 nos llegó la edición en dos tomos de Conversación en la catedral, quizá el libro mejor construido, más sombrío y más convincente de todos los que ha escrito.
Un día le pregunte a Vargas Llosa como había llegado a ese realismo a veces glacial de Conversación en la catedral. Me dijo que unas historias tan truculentas merecían, para que fueran creíbles, una prosa sin aspavientos. Tenía razón.
Si el Perú desapareciese por alguna cataclísmica razón, bastaría con tres libros para darse una idea de lo que fue, de lo que fuimos: Comentarios Reales de los Incas, los nueve u once tomos de Jorge Basadre y Conversación en la catedral, de Vargas Llosa.

Es un libro escrito desde un tranquilo asco y por él desfilan el banquero marica, las muchachas bien que quieren portarse mal, los periodistas amarillentos y estúpidos de La Crónica, Zavalita y sus traiciones y fantasmas, el espino de Odría llamado para el caso Cayo Mierda y, sobre todo, Lima y su derrota, el Perú y su catástrofe social, la resignación como salida. "El Perú jodido, piensa, Carlitos jodido, todos jodidos. Piensa.- no hay solución", escribe Vargas Llosa al empezar la novela.
Conversación en la catedral fue, desde mi modesto entender, la cima literaria de Vargas Llosa. A partir de allí, y coincidiendo con un cambio de postura frente al mundo, Vargas hizo libros encantadores, reilones, agraciados, divertidos, ligeros y vendibles. Pero jamás volvió a situarse en ese amargor creativo que envenenaba y estiraba hasta el Olimpo su talento. Creo haberlo dicho en otro sitio: se amistó con el mundo de los grandes poderes, contrajo el liberalismo que todo lo explica y a todo adversario descalifica, mató de a pocos al desasosegado que llevaba adentro (y que era el que escribía) y produjo desde Pantaleón y las visitadoras hasta ¿Quién mató a Palomino Molero? Es curioso que su único intento de volver alas grandes ambiciones utilizara el anecdotario de los estrafalarios Canudos en Brasil. Como si hubiese querido cerrar el ciclo diciéndonos que detrás de las rebeldías, aun de las legítimas, pueden estar la locura, el fanatismo, la ignorancia, la chifladura armada.

Como algunos saben, fui amigo de Vargas Llosa. Me dedica algunos párrafos generosísimos en su autobiografía El pez en el agua y allí recuerda algo de aquella campaña electoral que nos unió de un modo novelesco. Me refiero, por ejemplo, a aquella tarde, en casa de Jorge Salmon en Chaclacayo, cuando, ensayando para el debate que se venía, yo hice de Fujimori y le puse todas las zancadillas que se me podían ocurrir e insinué todas las canalladas que, en efecto, se dijeron. Y al parecer no lo hice tan mal porque, después del debate, Salmón me dijo que alguien del equipo había computado los agravios de Fujimori y que 90 por ciento de ellos los había planteado este modesto servidor en el simulacro.
Recuerdo que al día siguiente de la derrota en segunda vuelta, Mario me invitó a desayunar con Patricia en su casa de Barranco. Allí me anunció que se iba esa misma noche, que me daba las gracias, que no estaba sorprendido por lo ocurrido.
Cuando fui a vivir a España, una noche, en un restaurante de lo más divertido, Mario invitó a Jaime Bayly, a su hijo Álvaro y a este cronista para una cena que resultó cálida y de lo más amistosa. Poco después, el ABC me envió a Boston para que le hiciera una entrevista y allí ocurrió algo que hizo que Vargas Llosa se riera como nunca lo había visto reír.
Mario y Patricia me habían invitado a escuchar a la Sinfónica de Bostón y allí estábamos en plena mezzanine cuando a mí, torpe de manos siempre, distraído de toda la vida, se me deslizó la cámara con la que horas antes había tomado las fotos que servirían al reportaje la cámara, una Olympus lo suficientemente, pesada como para matar a alguien si la gravedad iba en su auxilio, cayó a la platea y, cuando me asomé a ver qué había ocurrido, la vi hecha pedazos junto a un viejo melómano sentado en una butaca que daba al pasillo central. La cámara había caído a 50 centímetros de esa noble crisma. Mario, que estaba ensimismado con lo que tocaba esa orquesta llena de estudiantes asiáticos, preguntó, al verme inclinado, qué diablos pasaba. Cuando se lo conté tuvimos que salir un rato del teatro para que su risa no molestara a nadie. "¿Te has puesto a pensar que en este país te pueden acer un juicio si con el carrito de compras le das un leve empellón a alguien?", me preguntaba. Y añadía: "¡Pudiste haberlo matado!" Y volvía a reír. Se rió mucho más cuando le conté cómo es que en el hotel de Boston donde estaba alojado casi me llevan a la cárcel cuando entregué mi tarjeta American Express y resultó que ésta estaba inválida y denunciada en Madrid como perdida. ¿Cómo explicarle al jefe de seguridad del hotel que la denuncia sobre la pérdida la había hecho yo mismo porque la había dejado abandonada, junto a mis documentos, en un taxi? ¿Cómo decirle que el taxista había ido al día siguiente a mi casa a devolvérmela -algo por lo que se ganó 100 dólares- pero que yo había omitido retirar la denuncia? Mario trepidaba de la risa, babeaba con mi historia. Y Patricia, aunque conmovida por ese ser tarado que tenía al frente, también. Así de amigos éramos.
Meses después, escribí, en el ABC Cultural, una crítica severa a un libro de Álvaro. Álvaro había querido sobornarme ofreciéndome un puesto en el Miami Herald y eso a mí me supo a helado de puré. No fue nada difícil encontrarle errores tremebundos a su libro. Entonces, Patricia decretó mi muerte y Mario la acompañó a mi funeral. Desde ese momento no volvimos a vernos ni a hablamos.
Esta mañana, sin embargo, me he sentido, como casi todos los peruanos, feliz de lo ocurrido. Vargas Llosa no requería del Nobel, ese premio que le negaron a Joyce, el padre, y a Borges, el maestro. Pero se lo han dado y eso está muy bien. Vargas Llosa se merecía el Nobel.
No sé si el Nobel, entregado a tanta mediocridad fugaz, se merecía a Vargas Llosa.

"Entré a la literatura como un rayo; saldré de ella como un trueno"- Maupassant
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