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lunes, 31 de enero de 2011

EL MENTIROSO Y EL ESCRIBIDOR, DE JULIO CARMONA - Por: Víctor Díaz Monge

EL MENTIROSO Y EL ESCRIBIDOR, DE JULIO CARMONA

Por: Víctor Díaz Monge
Prof. en Biología y Química



Julio Carmona cuyo verdadero nombre: Julio César Fernández Carmona; su madre es de raíz ferreñafana, a más de esto, el polémico escritor paso su niñez, adolescencia y los inicios de la juventud entre maíz, arroz y algarrobos en La tierra de la doble fe. Cuenta con una docena de creaciones literarias. Por ejemplo, Unos cuantos cuentos (2007). El libro tiene doce relatos de exquisita escritura y muy atractivo por la magia del realismo social-estético que les imprime. Pues, cada cuento con una atmósfera urbana (popular) y agraria, en otros casos. Se vale principalmente del monólogo exterior. Las ideas sociales e históricas están explícitas en los textos, o sea, una percepción integral de la historia tanto del pasado como de la actualidad. Asimismo, El mentiroso y el escribidor, libro sobre teoría y práctica literaria de Mario Vargas Llosa; obra de conciencia mayor, profunda y dialéctica. Eslabón del conocimiento que sacará muchas chispas en el pedernal literario e incendiará a los representantes del abstraccionismo estético.





EL MENTIROSO Y EL ESCRIBIDOR



Es menester que cada cierto tiempo aparece algún libro que se convierte en fuente obligada de consulta, de contenido revelador sobre realidades de nuestro tiempo, uno de esos libros de envergadura del 2007 El mentiroso y el escribidor, (Fondo Editorial del Pedagógico San Marcos, Lima, 351 p.), de Julio César Fernández Carmona. La obra confirma la alta calidad de análisis crítico literario chiclayano (1947) cuya investigación no escapa a esa impronta contradictoria. Con ambas expresiones alude a la labor teórico-crítica (el mentiroso) y a la práctica artístico-narrativa (el escribidor) de Mario Vargas Llosa, las mismas que constituyen el tema central que anuncia el subtítulo del libro: “Teoría y práctica literarias de Mario Vargas Llosa”.

Desde el primer título se aprecia la encendida polémica teórico-práctica. Vemos, a manera de muestra –propone el autor-, la siguiente opinión de José Ortega y Gasset:

En nuestro país -dice- los artistas suelen suponer que la estética es cosa de ellos cuando, en realidad, se trata de una de las ciencias que requieren más difícil técnica filosófica, psicológica y hasta fisiológica. De ordinario el artista no sabe nada de estética ni le hace falta ninguna, como la camelia ignora por fortuna la botánica.

Julio Fernández Carmona sin que descienda al ataque gratuito se lanza al trance y esgrime su verdad: -La opinión de Ortega responde a un prurito aristocrático -discriminante- que suele aquejar al “intelectual especializado”. Pero ante su lectura, de primera intención, surge la pregunta: ¿por qué los artistas -sea cual fuere su nacionalidad- estarían incapacitados para entrar en los dominios de la estética? ¿Por qué pensar de ellos que ‘no saben nada de estética’ y, menos, que ésta ‘no les hace ninguna falta’? Máxime, si ellos dominan el campo práctico del arte; y esto lo admite el mismo Ortega cuando dice que ‘sólo los pintores, en verdad, saben de pintura’. Pues la discusión prosigue en la búsqueda de aclarar los hechos entre el formalismo (esteticista) y el realismo (histórico-social).

En el capítulo 4. La teoría y la práctica de MVLl no responden a los postulados del realismo. En un parágrafo de esta temática explica de que existen dos vertientes: así pues, algunos estudiosos sostienen que la obra de MVLl debe situarse dentro de la corriente realista. Y el mismo MVLl ha sugerido esa posibilidad de ser calificado como realista. Asimismo, otros autores se inclinan por catalogar dicho trabajo artís-tico-literario en el ámbito naturalista. En tal caso, el Investigador expone:- “La tendencia realista que (siendo más qué la escuela realista del siglo XIX), en su búsqueda de acercamiento a la realidad, no suprime el elemento ideal o subjetivo que de ella se tiene, incluida la fantasía, la magia y lo maravilloso (que el formalismo pretende acaparar), y que, asimismo, integra no sólo la dimensión social de la realidad, sino también los dominios del mundo natural, vale decir que: asume a la realidad en su integridad”.

El mentiroso y el escribidor es un aporte de investigación literaria, que para rigorizarlo hace uso del método materialista dialéctico. Por tal presenta una obra mayor de conciencia planetaria, profunda y dialéctica. Candente eslabón de conocimiento que incendiará la yesca del pedernal literario de los representantes del abstraccionismo estético. Porque la equidad revolucionaria del realismo social-estético tiene que ver con el método materialista dialéctico. Por eso, en la introducción del libro, el polémico estudioso, añade: “Las dos vertientes (científica y artística) constituyen el material de estudio para desarrollar el objetivo temático propuesto”. La razón es obvia, ergo pues, la creatividad del hombre no elude al método deductivo e inductivo -método de la lógica formal moderna- mas es insuficiente para el conocimiento contemporáneo, porque no abarca, ni expresa, todo el proceso del saber, En cambio, el método materialista dialéctico del cual se ha valido Julio Fernández Carmona para elaborar su trabajo comprende y corresponde el proceso entero de la adquisición del conocimiento científico-artístico como reflejo activo del desarrollo de los procesos objetivos de la naturaleza y de la sociedad.

Como todo escritor, el aludido pensador, en El mentiroso y el escribidor, demuestra poseer una rica experiencia vivida, un determinado nivel cultural y la imaginación sensible. Sin cualquiera de estos componentes la creatividad del escritor es imposible. Soy yo un convencido de que Julio César Fernández Car-mona lo tiene. El libro de investigación literaria trata con temas como de filosofía, psicoanálisis, investigación científica, ciencias de la naturaleza y sociales, principalmente, de literatura. El estudioso es acucioso, agudo, con argumentos irrebatibles y análisis inteligente su crítica a veces es ácida y en otras con humor.



MÉTODOS PARA COMPRENDER, “EL MENTIROSO Y EL ESCRIBIDOR”



Toda actividad relacionada con la creatividad artístico-literaria y científica no evade al método deductivo e inductivo –métodos de la lógica formal moderna- pero es insuficiente para la ciencia contemporánea, porque no abarca, ni expresa, todo el proceso del conocimiento. En contraposición, el método materialista dialéctico –del cual se ha valido Julio Fernández Carmona para elaborar su trabajo de investiga-ción literaria El mentiroso y el escribidor: Teoría y práctica literarias de Mario Vargas Llosa- comprende y corresponde el proceso entero de la adquisición del conocimiento artístico-literario y científico como reflejo activo del desarrollo de los procesos objetivos de la naturaleza, de la sociedad y del hombre.

Antes de continuar con el asunto del motivo del titulo platiquemos lo siguiente. Si el Cosmos está formado por la materia y la materia se manifiesta en dos propiedades como la sustancia (átomos) y como la energía (cuantos) semejante al hombre en soma (cuerpo) y psiquis (espíritu cuántico). Por consiguiente el Universo, cosmos o mundo está en constante movimiento y desarrollo en consecuencia se transforma y evoluciona. Frente a esta coyuntura, ¿qué hace el hombre? Lo observa y se plantea tareas con el fin de interpretar estos fenómenos físicos, químicos y so-ciales. Asuntos que acontecen desde tiempos muy remotos, hubo dos tendencias de pensamiento que se ha ido definiendo con las conquistas de la ciencia. Así que, existen dos grandes tendencias del arte literario que son antagónicas con su propia teoría, que responde a las improntas de la objetividad y la subjetividad, respectivamente. La base radica que la materia es dual (corpúsculo y onda).

La diferenciación conceptual de tales teorías, como sigue. El formalismo se fundamenta en los postulados de la autonomía, es decir, el texto literario es autónomo respecto a la realidad. En contraste, para el realismo apela al postulado del reflejo, o sea, el texto literario es reflejo de la realidad.

La tendencia formalista (del abstraccionismo estético o, arte por el arte o, parnasianismo) que trata de prescindir todo vínculo con la realidad (naturaleza y sociedad). Los defensores de esta hipótesis a veces matizada con rasgos de teoría se preocupan en situaciones, subjetivas o intelectuales. El parnasianismo cultiva el naturalismo que exacerba el mundo social, antes que el mundo natural, por el cual excluye de la visión subjetiva de lo real. Por cuanto el naturalismo no toma en consideración el elemento ideal o subjetivo, o sea, como lo explica Julio Fernández Carmona, prefieren incidir en las partes negativas (clases bajas, las prostitutas y los pícaros) pues penetran más en lo vulgar y lo obsceno; en la descripción cruda. En este prado esteticista están los pensadores reaccionarios que postulan la subor-dinación del individuo a las autoridades espirituales y seculares. Y defienden el sistema capitalista burgués liberal.

En oposición, la tendencia realista (histórico-social) persiste un acercamiento a la realidad, no suprime el elemento ideal o subjetivo de lo real, incluida la fantasía, la magia y lo maravilloso. Esta propensión no sólo asume a la realidad en su integridad social de la realidad sino también los dominios del mundo natural. Los filósofos de esta doctrina defienden sin ambages la idea de que el individuo no debe someterse a propósitos ajenos a su propia expansión y felicidad.

En consecuencia, la tarea del crítico, del ensayista, o del investigador literario de qué herramienta, fuente, o instrumento se ha de valer para estudiar y dilucidar los problemas coyunturales. ¿Cuál de estas dos tendencias se aproximan a la verdad? Allí está la cuestión. Entonces, Julio Fernández Carmona, varón de conciencia madura, justa y revolucionaria, aposta y sin imposturas acepta el reto y estudia en la Teoría y práctica literarias de Mario Vargas Llosa. Para tal meta cuenta dos teorías como conocimiento. Y usa la que sale en la defensa de las leyes objetivas de la naturaleza, la sociedad y el hombre, o se pliega a la legión opuesta apoyada a través de la alienación, la opresión del sistema de la depredación o plusvalía liberal y globalizada (nuevos amos del mundo moderno). Luego de su apreciación se queda con una, por eso, en cada página se percibe que el investigador conoce perfectamente los métodos de la pedagogía de la educación y de la investigación científica y de la explicativa; a más de esto, diferencia la dialéctica de la metafísica sólo de esto modo ha podido estudiar con prolijidad el pensamiento de MVLl a través de sus obras literarias. Pues, estas vías, el conjunto de principios y procedimientos de investigación teórica y de actividad práctica, significa el método. En este caso, Julio Fernández Carmona, echa mano sin equivocarnos al Método materialista dialéctico. Que constituye la primera norma oficial usada por los científicos en la indagación y búsqueda de la verdad de las transformaciones que ocurre en la naturaleza, la sociedad, el hombre y sus deberes.

Elí de Gortari, sobre el método materialista dialéctico, dice, “es la síntesis, tanto histórica como sistemática, del método deductivo –la tesis-, del método inductivo –la antítesis- y de la contradicción entre ambos. Por lo tanto, en la dialéctica materialista se encuentran comprendidas la inducción y la deducción, como fases parciales, necesarias, pero no suficientes, del proceso del conocimiento científico. Como consecuencia de lo anterior, la dialéctica materialista supera a la deducción y a la inducción, se distingue claramente de ellas en sus cualidades fundamentales y representa al proceso del conocimiento científico en su integridad y en su concreción”. En esta orientación, el arte literario del Realismo social-estético no descuida la armonía de contenido ni la forma temática expresiva.

Sin aplicar un método determinado es imposible resolver ninguna tarea científica o práctica. Verbigracia, para estudiar la química, los fenómenos físicos o biológicos, etc. Por estos casos cada campo de la ciencia o de la práctica elabora sus métodos particulares. “al sintetizar las conquistas de las distintas ciencias y de la práctica de la humanidad, la filosofía científica ha elaborado su método de cono-cimiento: El método materialista dialéctico. Este método se distingue del de las ciencias concretas en que da la clave para comprender no sólo aspectos aislados de la realidad, sino todos los dominios de la naturaleza, de la sociedad y del pensamiento con el fin de comprender el mundo en su totalidad”. Por lo tanto –anota G. Kursanov- la dialéctica científica del pensamiento es, por su origen y por su contenido, un producto histórico de la dialéctica objetiva. No es fruto del subjetivismo, del juego arbitrario del pensamiento humano.

"Entré a la literatura como un rayo; saldré de ella como un trueno"- Maupassant

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