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viernes, 14 de enero de 2011

SOBRE POLÍTICA, ESCRITORES Y CONGLOMERADO CULTURAL - Por Fernando Odiaga Gonzáles

SOBRE POLÍTICA, ESCRITORES Y CONGLOMERADO CULTURAL



Por Fernando Odiaga Gonzáles

Desde la labor de Conglomerado Cultural hemos insistido en la integración de creadores sin distinción de credos religiosos o ideologías, invocando a una apuesta y actividad común y coordinada por la difusión del arte y la literatura, deponiendo cualquier tipo de intereses políticos, partidarios y haciendo énfasis en nuestro interés colectivo de desarrollar cultura y mantener nuestra libertad de creadores y nuestra forma particular de rebeldía ante toda manifestación de injusticia, desigualdad, deshumanización, oprobio, explotación, violencia, marginación y en general, todo aquello que atenta contra la dignidad del hombre y su derecho a la vida y a una realización personal que lo eleve individualmente y que redunde en beneficio de sus contemporáneos.

Esto que puede sonar muy bueno, aséptico y hasta, utópico dentro de un contexto social donde la política está presente en todo, en la familia, las instituciones, el Estado, los grupos de amigos, las empresas, los gremios, parece en algunos momentos y gracias al encono de algunos ácidos criticones, un ideal y una práctica insostenibles. En realidad, la literatura en sí misma como forma discursiva, artística y comunicativa, es un modo de ejercer poder sobre la sociedad históricamente, ya sea subyugando la imaginación de los lectores, persuadiéndolos a tener ciertas opiniones, sugiriéndoles una manera de ver el mundo. Apelando a la fantasía y a la belleza es como los grandes autores de todas las épocas han ido encendiendo e inspirando en un primer instante los más grandes cambios políticos que se han ido dando a través de los tiempos. Solo por citar dos casos, La Ilíada de Homero fue el texto clave de la configuración histórica de una Grecia aristocrática y heroica; los Evangelios llevaron el germen de la vida social y política de casi toda la edad media feudal; recientemente dio la vuelta al mundo la noticia de que la Academia sueca concedió el nobel de literatura a Vargas Llosa por su “cartografía de las estructuras de poder y las aceradas imágenes de la resistencia, la rebelión y la derrota del individuo.”

Ante esta situación en donde a cada paso se nos va pidiendo o clamando por definiciones, compromisos y apuestas creemos que es el momento de hacer funcionar la máquina propositiva que siempre nos ha caracterizado y hacer algunos deslindes, algunas protestas y llegar a unos consensos sobre un posible ideario político de nosotros los de Conglomerado que ante todo somos independientes y opuestos a todo dogmatismo.

En primer lugar pensamos que toda forma de estado dictatorial, tiránico, abusivo, sea del color que fuere, por decir Hugo Chávez o Pinochet, la China de Mao y hasta ahora o la Rusia de Stalin, toda forma de totalitarismo, debe ser desterrada de la vida social e histórica de los pueblos. Por lo tanto reconocemos como en su momento lo reconoció Santo Tomas de Aquino y hoy en día todas las constituciones democráticas modernas, el derecho a la insurgencia de los individuos que sufren bajo esos sistemas de gobierno. Sin embargo a la vez, condenamos toda forma de violencia, crimen político, guerra fratricida, que amparados en ideales altruistas condenen a toda una sociedad a la masacre y al exterminio sangriento.

Pensamos que en este momento de la historia los cambios necesarios para tener un mundo mejor deben ser llevados a cabo de una manera pacífica, apelando a la persuasión, a la integración y la inclusión desde abajo de todos los hombres y mujeres de buena voluntad, apelando a la solidaridad, a la protesta organizada no violenta, al desenmascaramiento de las mentiras que vienen desde el poder, a la denuncia y enjuiciamiento moral de todo crimen irracional y vesánico. Insistimos en que estamos en contra de toda forma de terrorismo, desde el que ejerce el estado y el sistema hasta el que proclama tener las banderas de la causa popular.

Desde aquí pensamos también que es necesaria una sociedad con justicia económica, que la riqueza existente debe ser redistribuida de una manera más equitativa, esto no se lograra aquí ni en ninguna parte mientras sigamos pensando que el problema de la pobreza lo debe solucionar exclusivamente el estado y que para que se distribuya la riqueza se pagan los impuestos; mientras sigamos pensando que con prestamos asistenciales o con la mera llegada de inversiones se puede mejorar el nivel de vida de pueblos históricamente olvidados y marginados; mientras sigamos manteniendo un centralismo que concentra la población y los recursos en pocas grandes ciudades en las que se tiene que derrochar cantidades en tuberías, cemento e instalaciones que por sí mismas no constituyen un verdadero desarrollo, grandes infraestructuras a cuya sombra conviven la delincuencia, la inseguridad, el caos vehicular, los niños mendigando, y todos esos dolorosos etcéteras de todos los días.

También creemos firmemente que no se puede continuar con el atropello a los derechos laborales en nombre de la libertad de empresa y la discrecionalidad de los patrones en su manejo organizacional, creemos que todos deben tener un sueldo de acuerdo a su capacidad y a su conocimiento demostradas en su área de trabajo, recibir un trato digno de sus patrones y transar con un mínimo de seguridades que permitan una relación patrón- trabajador humana y sin conflictos, para mayor beneficio de la productividad.

Estamos en contra de todo dogmatismo político que condena a los seres humanos al pensamiento único, en contra de toda retorica que se limita al calificativo, a la injuria, a la rabia visceral, a la ironía en su forma mordaz y destructiva y que no propone ideas y programas concretos para el futuro. Pensamos que los viejos comunistas y sus cachorros se han quedado anquilosados en su dialéctica monotemática, en su materialismo histórico mecanicista, reduccionista y amoral; que son ciegos ante las nuevas realidades sociales e históricas. Concretamente, el proletariado en el mundo capitalista desarrollado ha claudicado aburguesándose convenientemente y quedándose satisfecho con su bienestar, ha dejado de ser la fuerza revolucionaria histórica que vio en el Carlos Marx; que en nuestro Perú tal proletariado es incipiente porque aquí no hay casi desarrollo industrial; científica y metodológicamente el marxismo-leninismo ortodoxo aplicado a nuestra realidad peruana es pura monserga demagógica. Pensamos que en toda la bibliografía de Marx no se encuentra ningún programa concreto para construir un nuevo orden social justo, fuera de la consigna de la revolución y la triste idea de la dictadura del proletariado como colofón triunfante de la lucha de clases, y que por eso tuvo que advenir Lenin con sus pesadas consignas estratégicas para crear un sistema que 70 años después volvió al seno del capitalismo con un record increíble de genocidios, ostracismos, confinamientos y demás vilezas y bajezas que puede cometer el poder con aquellos que se encuentran bajo su dominio.

Y como no somos ingenuos también estamos en contra del Neo liberalismo que solamente ve la panacea para todos los males en la economía de mercado, que pretende imponernos a todos su modelo de desarrollo y junto a él sus valores materialistas basados en la codicia y la rentabilidad por encima de los intereses humanos, que aspira a ser también pensamiento único, que se ha auto declarado perenne e imbatible a través de voceros como Francis Fukuyama, quien proclama que la historia ha llegado a su fin, algo así como: Fuimos capitalistas y felices y comimos perdices. Por eso también decimos no a las trasnacionales que negocian con los estados contratos lesivos a la dignidad de los pueblos, a la reciprocidad del interés económico, y que incluso abdican de la soberanía sobre los recursos y los territorios donde dichas empresas intentan operar. También estamos en contra de la agresión industrial y tecnológica contra la vida silvestre, la fauna, la flora y el medio ambiente que hacen de este mundo cada vez más un lugar incierto para la vida en todas sus formas. Decimos basta a los derrames de petróleo, a la tala indiscriminada de bosques, al exterminio de especies, a la contaminación por gases tóxicos.

Como amantes de la cultura estamos seguros que una manera sana y efectiva de hacer cambios sociales es elevando la calidad de nuestra educación y ello no solo se logra con infraestructura y buenos profesores. Las personas de todas las edades deben darse cuenta de que son más que un estomago que llenar, que el hombre tiene la necesidad de conocer y elevar su espíritu, alcanzar la demostración y justificación de valores trascendentes, dejar atrás la mediocridad y la ignorancia que son la verdadera causa de toda abyección y de todo fracaso. El desarrollo de los países capitalistas que tanto envidian todos solamente ha sido posible gracias al heroísmo cotidiano de gente impregnada de unos valores muy sólidos, de un recurso humano dotado de una tradición secular de conocimiento e inventiva, que fueron y son parte de una cultura de lectura, ahorro, puntualidad, puritanismo, disciplina, investigacion y cosas que nuestros criollos, nuestros mafiosos, nuestros argolleros, sectarios y facciosos de toda la vida carecen completamente: derrochadores, bohemios, vulgares, desleales, incapaces de trabajar en grupo con responsabilidad, equidad y armonía, sin visión de futuro, sin memoria del pasado, han ido por la vida copiando las ideas ajenas y viejas, sin la menor perspectiva, con la más completa desconsideración de los fines comunes, preocupados por acrecentar su prestigio y poder personal.

Bajo estos lineamientos es que queremos de nuevo afirmar nuestra independencia como escritores de todo tipo de consigna e interés partidario, si a alguien no le gusta o no se ve reflejado en estas palabras creemos firmemente en su derecho a pensar distinto y lo toleramos, porque finalmente la democracia en un marco de verdaderas libertades civiles, individuales y sociales, quizás no sea el mejor sistema, pero es el menos malo y es gradualmente perfectible siempre y cuando los ciudadanos comprendamos y compartamos auténticamente esos valores.

"Entré a la literatura como un rayo; saldré de ella como un trueno"- Maupassant

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