POEMAS DE ANDRÉS DÍAZ NÚÑEZ
Crepúsculo
Amanecieron las aguas más turbias,
los pinos más solos, más pensativos;
las flores más pálidas y mustias,
los enfermos con más dolor, más gritos.
La luna ocultó su alegre mirada
tras unas nubes negras y espesas.
Un pájaro que contento trinaba
perdió la voz donde las azaleas.
El viento empolvó el rostro de la casa,
los años se hundieron en las paredes;
el silencio creció como un fantasma.
Las polillas picaron la guitarra,
el tiempo oxidó las débiles cuerdas
y los dedos del que solía tocarla.
Chiclayo, marzo 02 - 1999
Divina luz
Divina luz que a mi rostro iluminas
cual fulgor de tu inocente mirada;
divina luz que en mis noches caminas
dándome lagos de agua azulada.
¡Ay luz! que por mi ventana ingresas
hacia el tálamo de mi alma dormida
luego, como relámpago, regresas
y dejas en noche espesa mi vida.
Si me traes noche y un mar de llanto,
ya no me des vida, deja que muera
para descansar en el campo santo.
Y así en cada hora fresca y mañanera
llegue a mi tumba tan sólo el canto
del viento o de un ave agorera.
Trujillo,1968.
Soneto de la ausencia
Hoy que en tu árbol canta un ruiseñor,
hoy que sólo mis recuerdos te abrazan,
quiero que sonrías como una flor
porque las sonrisas penas quebrantan.
Y por esos caminos sin cienos
en cuyas arenas tus rastros dejas,
quiero que entones los cantos más tiernos
para que en mi ausencia guitarra seas.
Entonces como un trino en mi ventana
avives mi corazón mutilado
que todavía amor siente y exhala.
Mas te pido que no llores ni un rato
porque si tus ojos lluvia derrama,
mí cielo se tornará más nublado.
Trujillo, 1968
Recogiendo pañuelos
Aquí estoy recogiendo pañuelos
de los débiles cordeles del tiempo,
los recojo entre penas y desvelos
mientras algunos vuelan con el viento.
Son los pañuelos que alegres bordamos
con los hilos de nuestras ilusiones
aquellos días que despiertos soñamos
entre sonrisas, besos y canciones.
Estoy recogiéndolos bajo el frío
mientras tú, sin voltear la mirada,
te marchas como una ola de río
sin dejar una semilla sembrada
de la que nazca en pleno estío,
una flor amarilla o rosada.
Chiclayo, 1992
Añoranza
Ya no te he vuelto a ver, estrella mía,
desde aquella tarde oscura y helada;
hoy sólo con honda melancolía,
veo en el tiempo tu imagen amada.
Te esperé en la banca, bajo el árbol,
con mi corazón muy adolorido
y mis labios más fríos que el mármol
temerosos de tu pronto olvido,
Y no sé cuándo será tu regreso
ni cuando recibiré un mensaje;
te ruego que me envíes un beso
a través del viento y el celaje.
Aquí estoy como un árbol solitario,
con las hojas secas, ninguna flor;
sólo llega, en cada tarde, un canario
a hilar un trino con hondo dolor.
Chiclayo, 1992
Camino hacia el corazón de la noche
Allá donde se borra la mirada
se incrusta en el cielo un cerro turquesa,
y una pequeña nube rosada
ante el horizonte se confiesa.
Mariposas verdes y amarillas
vuelan hacía las torres de la tarde
mientras en los pinos las avecillas
hablan de mi corazón que por ti arde.
Un eterno lamento del follaje,
un persistente y quejumbroso trino,
un pájaro de negruzco plumaje,
me acompañan en mi agreste camino.
Camino con una alforja repleta,
de flores marchitas, cartas y poemas,
buscando un río, lago o grieta
para hundirme con todos mis dilemas.
De mis restos crecerán flores rojas
y de mis penas, blancas mariposas
las que, al caer de la tarde las hojas,
coronarán la alcoba en que reposas.
Chiclayo, 22 11 92
Como una rosa vidrio
No quiero que se apague mi estrella,
no quiero que la noche llegue pronto;
no quiero que una solitaria vela
llore mi largo viaje sin retorno.
Quiero más bien una lluvia azul,
una canción que reanime el alma,
un viento pausado que venga del Sur
trayéndome la voz de una torcaza.
Porque a pesar que hay muchos abrojos,
ortigas, azaleas, en el camino,
la vida es linda como los arroyos,
tierna como una gota de rocío;
aromada como los gladiolos,
frágil como una rosa de vidrio.
Chiclayo, 22-01-99
Una lágrima en mi recuerdo
De mis dulces sonrisas y mirares
que en tus tiernos ojos se dormían
hoy me quedan lágrimas en collares
llenas de vida y con mi alma suspiran.
Y suspiran al sentirse sin nido,
al sentirse sin las hojas ni ramas
de tu árbol frondoso verde y divino
que crece cuando sonríes y hablas.
Tus alegres ojos ya no me miran,
se han perdido en el cielo de la tarde
cual fugaces estrellas que titilan
con su viva luz que se apagan y arden.
Ansiosos mis tristes ojos te buscan
por los lejanos lugares que moras,
sólo encuentro recuerdos que me gustan
y a la vez me dan pena cuando lloras.
Hoy no sé si alegre o triste caminas,
hoy que estás muy distante de mí;
pero bien sé en cada vez que suspiras,
yo también suspiro y me acuerdo de ti.
Estos brazos que cruzados los miras,
y estos ojos que te miran pensativos ,
se ocultan cuando callas y suspiras
cual luces en centelleos fugitivos.
Hacia las eternas Nombras
Tal vez mañana cuando abras la puerta
encuentres sólo una flor amarilla
o una blanca paloma, enferma,
esperando de alguien una caricia;
sabrás entonces que el mudo destino
me arrastró hacia las eternas sombras
donde canta un tierno pajarillo
sobre las tapias y ramas brumosas.
Por lo que no quiero lágrima alguna
que ha de aumentar mis aguas turbias,
tampoco una canción de amargura
que ha de hacer llorar a las almas mustias.
Quiero más bien una canción alegre,
un clavel lozano color sangre,
una mariposa rosada o verde
y un cuadro con un andino paisaje.
¿Por qué pues lamentarse en esta vida?,
sabemos que somos aves de paso;
tarde o temprano llega una neblina
para apagar nuestro ardiente verano.
Queda sólo de nuestra existencia
una cruz y algunas fotografías
bajo la mirada de una estrella
que vigila el paso de nuestras vidas.
Chiclayo, 01-01-99
Tus sonrisas, una flor
Con tus sonrisas amoldé una flor
la que hoy llevo de adorno en mi camisa;
con tus palabras, tejí una canción
la que escucho mientras la luna mira.
Fabriqué lámparas con tus miradas
para borrar mis noches sin estrellas;
hice palomas con tus blusas blancas
para que vuelen por mares y estepas.
De tu imagen preparé una cometa
para contemplarte horas y horas
cada vez que me invada la pena.
Construí un lago con trozos de cielo
para que en él vivas como sirena
prodigándome encanto y misterio.
Chiclayo, 11-04-98
"Entré a la literatura como un rayo; saldré de ella como un trueno"- Maupassant
hermosos poemas.
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