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jueves, 30 de junio de 2011

"AZUCARADAS", UN NUEVO TEXTO Y PRE-TEXTO EN LA LITERATURA LAMBAYECANA

"AZUCARADAS", UN NUEVO TEXTO Y PRE-TEXTO EN LA LITERATURA LAMBAYECANA

Por Gilbert Delgado Fernández

“Azucaradas” (2011), con este título se designa a un acopio de textos diversos entre los que encontramos relato con poesía popular insertada, discurso académico, artículo periodístico, ensayo…; donde la realidad y la ficción han sido azucaradas con el humor que se desliza a través de los personajes, aderezados los discursos académicos con un toque artístico en el lenguaje y sazonados los comentarios literarios con la lucidez que presta el enunciador a sus lectores. La acción de azucarar le corresponde al panadero, así como aderezar o sazonar al cocinero en general. Las imágenes culinarias, en concepción de Bajtin, están íntimamente relacionadas con la cultura popular.



Ha de ser, entonces, hacia la cultura popular a la cual va dirigido el acopio en cuestión que asume la función no sólo de entretener, sino también de educar a través de la exposición que informa (El rol motivador de Runakay) e invita a la reflexión y a la crítica (Universidad y docencia).



La sección de relatos breves denominada Creatividad, liberados de cualquier atadura formalizadora por lo que nos recuerda a Osho cuando afirma que creatividad es libertad, recrea el espacio de lo cotidiano y coloquial, el desenlace jocoso en que el autor se mueve con soltura quedando manifiesta una vez más su simpatía hacia el folklor, al tiempo que se permite ensayar diversas tesituras dentro de su registro lingüístico.



El relato que da inicio a la sección Creatividad, ha sido rotulado como Porque su gusto es…, título que invita a la indagación puesto que constituye una proposición cuyo complemento habrá de encontrarse en el contenido del relato que por su brevedad física refuerza el ánimo del lector por la lectura. El autor, conocedor de nuestra idiosincrasia, ha barajado dos de nuestros rasgos en provecho de su éxito: la afición por el chisme y el afrontar la lectura con repelús.



Dicho relato contiene la confrontación, mediante un contrapunto poético, entre una acreedora quien intenta incentivar en su deudor el ánimo de cumplir con una arruga de hace un año. Para ello, elige una forma muy peculiar además de extraña: recitar un epigrama. El contenido es muy evocador del triolet Para verme con los muertos de don Manuel González Prada:



No son muertos

los que yacen en la tumba fría.

Muertos son aquellos

que me deben hace un año

y… ¡No me pagan todavía!



Un mal muy difundido en nuestros medio consiste en la amnesia pospréstamo, más conocida como perromuerto, la cual ha servido de motivo para este relato breve que desde su dimensión moralizadora zahiere esta actitud al tiempo que advierte de la ingenuidad de quien aún accede a dicha práctica.



La función competición o lucha del programa narrativo fundamental de este relato, atiende a los momentos ataque, defensa y soslayo. Variante, esto último, que ensaya el deudor y de esta manera queda configurado como el típico conchudo; es decir, aquel recubierto por una indiferencia pétrea, como la epidermis del molusco, lo cual impide que su sensibilidad sea afectada.



Por la calle, me han cobrado

y de eso, vengo riendo.

Tengo plata y no les pago

¡Porque mi gusto es… seguir debiendo!



En Para felicidad de la patria, se recrea la patinada de un joven locutor durante una emisión radial. Lo de “joven” no es gratuito, pues el relato invita a la reflexión con respecto de lo que han venido convirtiendo las emisoras radiales, hoy invadidas por locutores chicha. El fenómeno satelital les impone una competencia abrumadora y para sobrevivir alquilan sus espacios a cualquiera que demuestre condiciones para asumirlos económicamente, antes que ética o, al menos, decentemente. En las combi, por ejemplo, donde somos oyentes cautivos, hay que soportarlos con sus fórmulas repetidas hasta el hastío, sus bromas de doble sentido con los infaustos oyentes que osan llamar, sus insinuaciones con el operador acerca de cuestiones privadas que a nadie le interesa conocer… Sobre este punto gira el segundo relato cuando el “joven” locutor, por inercia e irreflexión de sus actos elocutivos, inmiscuye en el discurso necrológico un retazo de otro que no viene al caso, pero que le otorga el tono jocoso al relato: “¡Descanse en paz para felicidad de la patria y del Perú!”.



En Lo ha dicho usted, el programa narrativo presenta la función contrato; es decir un mandato y su cumplimiento. El pretender salir ganando aun cuando nos sabemos perdedores, inventar una excusa para lo inexcusable, el aupar sobre los hombros de otro la carga de culpa que nos corresponde soportar a nosotros y, sobre todo, los artilugios a que recurrimos para conseguirlo es un asunto muy atractivo y digno de la reflexión que el autor toca en uno de sus relatos mejor logrados— es una apreciación personal— de esta sección. El mandato del viejo hacendado es: “¡De aquí en adelante, no quiero escuchar de ustedes que tal caballo, res o carnero ha muerto!”. Al fenecer un caballo, Pedrito, uno de los encargados de cumplir con el mandato, se dirige en los siguientes términos al patrón: “… el caballo “Lucero” está en el prado, le entran las moscas por la boca y le salen por el rabo… ¿Quieres decir que mi caballo ha muerto? Yo no dije eso patroncito… ¡Quien lo ha dicho es usted!”. Conocedores de nuestra incompetencia e irresponsabilidad y en atención a la necesidad de sentirnos bien nosotros mismos, aunque el ceño fruncido del otro exprese la incredulidad con respecto de nuestros argumentos, es que ensayamos, a veces, las más increíbles salidas.



En Voy a relatarte lo que cierta vez me contaron, la historia parece salida del subconsciente colectivo y se orienta a revelarnos los más comunes deseos reprimidos y la manera más práctica de realizarlos. Un hombre que duerme solo en su chacra en épocas de cosecha (hay que entender el “solo” como “solamente”, adverbio, y también como “sin compañía”, adjetivo). Determinada noche, se le aparece una mujer de hermosa cabellera para jugar con las partes íntimas del susodicho. Adviértase la prioridad que adquiere el cuerpo, “hermosa cabellera”, aún tratándose de una entidad espiritual. Él, no pudo soportarla y con indignación le arrancó un mechón de sus cabellos. ¿Con indignación? ¿Esa indignación no expresará, más bien, un sentimiento de culpa? Pero, ¿de qué? Lo indudable es que no convenció a nadie con su historia, pues en vez del cabello de la mujer sólo contaba con pajas de arroz. No es casual que con la palabra “paja” se designe también a los procedimientos de autosatisfacción sexual. Entonces, queda claro lo que estuvo haciendo el hombre en esa noche. Además, que el sentimiento de culpa era por un cargo de conciencia posmastubatorio.



Hallamos, también, relatos en los que prima el absurdo como en Por el incendio de su casa, Para que no entre el temblor; actitudes negativas y su merecido castigo como en Por tener asco; situaciones donde la jocosidad ha sido confiada a una confusión paronímica como en Por conocer su enfermedad; ironías del destino como en Por saber hablar, cantar y bailar…



Finalmente, si bien de alguna manera se ha logrado precisar, es necesario también destacar la importancia de este trabajo como texto motivador para la lectura en las aulas al igual que para el lector que busca el entretenimiento desprendido de cualquier pretensión académica; en cualquiera de los dos casos, se tratará de un ejercicio provechoso para el pensamiento.



Mi saludo maestro Carlos Horna Santacruz y quedamos a la expectativa de los efectos que produzca ésta, su reciente entrega.



Gilbert Delgado Fernández.
Maestros Constructores de Textos
(MACOTEX)

"Entré a la literatura como un rayo; saldré de ella como un trueno"- Maupassant

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