"LATIDOS", EL POEMARIO DE EMOCIÓN DESBORDANTE DE JOSÉ FÉLIX MAQUÉN GAMARRA
Por Fernando Odiaga Gonzáles
El poemario Latidos que ofrecemos hoy día al público, es una muestra de sereno y a la vez desbordante lirismo, el sosiego verbal de un poeta apasionado que nos trae una muestra de una sensibilidad acunada por las delicias de la exótica selva nororiental y alimentada por la titánica vitalidad de la costa norte urbana y progresista.
En el aspecto formal, encontramos una poesía de tradición lírica, por lo cual entendemos, una poesía cuyo signo es la musicalidad, vertida en un ritmo regular, accesible al compositor melómano o al declamador histriónico, una poesía que busca la eufonía, aunque a veces prime el instinto emocional y catártico pero cuyo rasgo esencial es su tendencia a ser canto del alma.
Es así que Félix Maquen Gamarra, con el universal y eterno pretexto de la mujer amada y el amor universal, la vida y la muerte, nos presenta una poética de sabor neorromántico, ello demostrado por el uso de un lenguaje en el que se trata de simbolizar la intensidad de la experiencia del amor hacia una mujer, la belleza de ella, el latido perenne que emana de los momentos vividos a su lado, la nostalgia en la ausencia, el dolor de la separación definitiva, el erotismo, la sensualidad y la canónica alternancia de lo grotesco, lo informe, lo caótico, notable en su altisonancia retorica y en el recurso a las imágenes de elementos reales en medio de la fantasía amorosa, de juicios facticos sobre la vida y su otra cara, lejana de toda belleza; esta antítesis del estrato sentimental es manifiesta en los siguientes versos: “¿Quién despertó/ las campanas/ del cristal de tu risa,/ cuando la soledad/ asolaba/ la tristeza de tu vida?”; entiéndase que lo bello y lo feo se conjugan aquí entre los significados de risa y despertar, por un lado y del otro, los de soledad y tristeza.
Los versos de Félix Maquen Gamarra conservan una métrica homogénea que oscila en frases cortas dispuestas como pentasílabos, hexasílabos, heptasílabos y octosílabos, pero de manera irregular. Dicha estructura métrica es parecida a la que adopta el inmortal Gustavo Adolfo Bécquer en las Rimas XL (“Su mano entre mis manos/sus ojos en mis ojos…”), en la famosa rima LXXIII (“¡Dios mío que solos/ se quedan los muertos!”) Con la diferencia que el uso de la métrica en Bécquer es más regular e intencionado; para Félix Maquen basta la musicalidad lograda a través de los versos cortos así entendidos y el ritmo interior de los significados, propios de su poesía verso librista.
Profundizando en el fondo de los significados dentro de la temática romántica de Félix Maquen hallamos que la vida es el eje de todos los poemas, la vida que es una fuerza milagrosa e incontenible en el que la sola mirada de la mujer querida y deseada puede hacer que esa fuerza se modifique de mil maneras, desde la proeza, la delicia, hasta el sacrificio, el hundimiento de la pasión como nos dice en el poema TU MIRADA: “Muy adentro/del alma,/ha encendido tu mirada,/su llama fascinante;/ y con tus lúmenes/ divinos/ha esculpido,/ en mi ternura/su esencia sideral/y delirante;/su sello autóctono/y salvaje,/de río rebelde/desbordándose, /arrasando piedras/acariciando valles.”
En el poema anterior la vitalidad, simbolizada en el alma se moviliza ante la mirada de la mujer objeto del amor del poeta, pero además la vida, tiene como dimensión mas realizada la ternura, ese estado de sosegada pasión, que todo lo considera placer, unidad, reposo, dulzura, pero esa misma ternura del hombre manso que ama, es la vida de la naturaleza bravía, en los ríos desbordados, que arrasan con las piedras, acariciando los valles. Toda esa vitalidad se sumerge en un colorido de “músicas divinas” y “aleteo de pájaros”, frases de un poema donde paradójicamente la vida da paso a la prueba dolorosa, el momento en que la amada cae enferma de ceguera, tal y como es cantado en el poema SE TE CANSARON LOS OJOS.
Otro poema, en una línea más simbolista trata de comprender el caótico y grotesco mundo interior de los alienados mentales, tal es así en PANCHA LOCA, donde nos habla de una loca vagabunda conocida de los callejeros que: “…se abraza así misma/ escuchándose hija/ llorándose madre”, transcurriendo en la triste disociación por la que se aísla del mundo en “su catre de tierra”.
En la mayoría de los poemas no encontramos un referente concentrado a no ser el pretexto de la emoción amorosa. Los referentes son dispersos por lo cual logra diversos registros y una colección de poemas muy variada, siempre en la línea de los versos cortos (en algunos momentos prueba con decasílabos).
La poesía de Maquen lleva generalmente el dulce hidromiel del lenguaje encantador y a veces desgarrado de quien ama hasta la muerte y suplica y lucha y mantiene una compasión unánime por todos los seres de la naturaleza y por aquellos hermanos que padecen pobreza como manifiesta en sus versos de EL MENDIGO: “Te acompañaré /a la parada tres/hermano mendigo,/ mañana, /mediodía,/y noche./iremos a la vereda/ de enfrente/ bajo las umbelas”
Para finalizar diremos que la poesía de Maquen es más fluidez del sentimiento que lenguaje filosofador, o fantasías meramente oníricas, los artilugios metafóricos no exceden del fundamento romántico o modernista, sin embargo, el toque vivificante de la pasión traducida en imágenes verbales logra un efecto de lirica que a veces tiene contornos opuestos en el aspecto semántico, que tiende a la sencillez con algo de gongorismo oculto, un rebuscamiento que encontramos en pocas de las creaciones que conforman este libro pero que constituyen una de las variantes esenciales de algunos de sus poemas.
Saludamos a Félix Maquen con profunda hermandad poética, augurando que sus versos serán leídos con interés y deleite por muchos amantes de la lectura así como también por aquellos enamorados que buscan una fuente de inspiración en sus andares. Latidos es un libro de amor profundo, una poesía que nos trae los instantes de la flama humana desde el horizonte del hombre que persigue un ideal y una mujer que entre la oscuridad sea fuente de luz clara y de calor irremplazable. Felicitaciones por este florilegio confesional que nos hace pensar que aun son posibles los romances en esta época del mundo que nos ha tocado vivir.
"Entré a la literatura como un rayo; saldré de ella como un trueno"- Maupassant
Solo agradecer, este escudriñar el alma y sentimiento. Abrazos.
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