Luis Hinojosa Valdera
“Hay días que vivo como un camello...El frío cemento, la cándida hormiga, las paredes coquetean con su paradisíaco resplandor. La perspectiva poética de Roger Torres Velásquez vuelve a escena luego de un forzado paréntesis, esta vez con una temática que renueva su compromiso con el arte y la literatura, pero que también deja sentir su inocencia, clama fervorosamente a través de sus versos el retorno de su libertad. El poeta deja una profunda huella en el alma de sus lectores, quienes saben de su calidad lírica y de la magistral interpretación poética. Por ello este nuevo trabajo literario va a romper el vivo silencio que ha mantenido desde de su celda Roger Torres y que ahora comunica sus deseos, sus anhelos y sus esperanzas por alcanzar su justa y ansiada libertad. Mientras tanto el poeta sigue labrando la palabra, la fuerza de su alma y el laurel de su fe. Como diría en su versos: “Mostrarme. Vivir de pie. Dejar el maloliente traje, sudar el retorno”.
Nicolás Hidrogo Navarro
En Roger Torres –u “Hormiga” literaria- la poesía es confesional, vivencial, casi es un espejo refractante que expresa su mundo interior, su estado anímico, sus deseos de redención, su diario entrelíneas. Es imposible apresar el alma de un poeta, es imposible retener el gran concierto de voces agitadas y mientras su cuerpo reposa contrito en algún rincón angulado, su poesía cual huracán sacude y eclosiona en los ideales de justicia social. En esta entrega poética, suelta y libre y alofónica, tenemos un sinceramiento hombre-artista ante la gran corte de lectores que él ha cultivado a través de los años, y, pese a que este “testimonio de parte” no sería tomado en cuenta como medios probatorios ante los tribunales de una corte -de toga y birrete-, convence y persuade que su gran delito fue amatorio y es la gran culpa que redime. Su esencialidad está plétora de imágenes casi surrealistas, de pinceladas en paredes abstractas, en rejas invisibles: su masa corporal está cautiva como el perfume líquido de una rosa, pero su fragancia poética está dispersa, volátil, libre, pretendiendo inundar la pradera de la conciencia social al que él apela como un gran aeda de compromisos, consigo mismo y con la sociedad marginal.
EL POETA
El poeta está preso. Sencillamente preso.
Porque no tenía casa donde abrigar sus delirios.
Porque se enamoró con voluminoso afán.
Como un impetuoso volcán? No sé. Era un volcán.
Porque quiso tener un vástago que contara
con sus deditos las estrellas lejanas.
El poeta está preso. La soledad brota de su interior.
Vive en una ratonera charlando con sus libros.
En su memoria danzan los recuerdos de la explosiva
mujer que amó entre adobes y calaminas.
Ahora está desolado como sombra anónima.
Vocea sus versos por las noches.
Carece de tribunas y aplausos.
El poeta sigue preso. Porque en su cerebro
Hallaron poemas de Vallejo. Porque sembró
un jardín de amor entre las manos del tiempo.
El poeta seguirá preso. Hasta cuándo? No sabemos.
Aspiró a ser un ciudadano con identidad,
es cantor y canta a su amada en la prisión,
lee, escribe con desgarrador encanto
y bebe el llanto de las mariposas azules.
El poeta morirá preso y como no tiene asunto que valga
apenas el fatigado corazón, apenas un arrugado trapo
que le cubre la intimidad. Ahora para condenarlo,
lo acusan de violentar su propia existencia.
03-10-04
3 p.m.
REFLEXIONES
Hay días que vivo como un camello.
Bebo una montaña de agua cada mañana,
castigo a la harina para que sea pan
entre los dientes, sacrifico el cuerpo
poco a poco y sobrevive la vida.
Hay noches que escribo algo interesante.
(trágico oficio) Construyo versos celestes
parado en el centro del corazón. Abro la pública
raíz de los siglos y regalo inocencia al niño
para que sea más niño entre los niños, doy a la
muerte un poco de nostalgia y sea digna muerte
entre los muertos. Doy posada al sol, y derrama
con esmero claridad sobre las analfabetas penas
de mi habitación.
El frío cemento, la cándida hormiga, las paredes
coquetean con su paradisíaco resplandor.
En las líbidas madrugadas hago el amor con la luna
y de ella brotan rojos luceritos. Luego los cobijo
como dulces corderitos.
Arranco un brazo al mundo y los árboles crecen
como bienamados hombres de hoy en el futuro.
Abro el labio superior de la tierra fecunda
y descansa en paz la blanca paz.
A veces tengo que dormir con los ojos prestados
del niño abandonado. Me doblo como gusano en la cama.
Muerdo los huesos. Huesos como sábanas,
huesos como ovnis que pasan por mi cabeza
y no logro alcanzarlos.
Tengo que amar. Trizaré el tamaño de las horas.
Cubriré el pedazo de aire furioso que respiro
con el trozo de piel que me queda.
09-10-04
10.45 a.m.
MÁS ALLÁ DE MÍ
¿Qué habrá más allá de mí?
¿o más acá de todos, qué habrá, de ellos?
Nada. Sólo el vacío y el testarudo viento
la torpeza que huele a excremento de asno,
la necedad que masculla y orina tempestades
son actos que me estorban a cada paso.
Qué haré con estas neuronas que me sobran,
con este mar, con este río que enfrían mi canto,
canto o vasija de barro congelado.
Qué haré, qué diré y si no hablo otro empujará
su palabra, su cuchara, su vómito
y su escuálido pensar.
Qué sucederá si no tengo camisa
o botón que brille de amargura.
Sería horrendo andar desnudo
con la boca repleta de filosofía.
A dónde iré. No sé. No tengo lugar
en este pillo camposanto. La única fortuna
que dispongo es ella, fidelidad movediza,
inexorable fulgor de estrella en cautiverio,
flor que nació para expulsar el alma fría
del belicoso musgo que azota los caminos
con el viajero polvo del cadáver que me acompaña.
10-10-04
10.50 p.m.
SUEÑOS DE PAPEL
Osario de tardes muertas. Tísico silencio.
Dejaré la camisa. Cuando el ruido de mi cuerpo
se evapore en las calles. Dejaré el rancio calzón.
Una lágrima seca se ahoga. Me quedaré contigo,
¿en tu boca de nube habitará acaso una espada vulgar?.
Dejaré la camisa.
Llegaré al jardín de los sauces. Llegaré.
Como gotita de agua a contemplar mi muerte.
Sufrir y morir doblemente. Destruir palabras con un beso.
Sufrir.
Parado. Sauces mordidos por el viento.
Minutos emboscados. Tú vives, mustia tenebrosa!
y yo me palpo el ombligo vagabundo.
Sepulcro, lodo, cena del cadáver.
Fantasmas angurrientos saltan en mi cama,
escupen el rostro de la noche. Subo al tejado.
Me detengo. En este mundo te rompen el alma
si careces de sombra.
Sauces
Mi mayor deseo es partir. Avanzar. Partir
en dos la tierra, para estrechar el dolor de los hombres.
Debo sufrir más para conocer el mar y sin embargo
esta realidad me cansa.
El pan me azota con su distinto amanecer.
Certeza baldía.
Desde las hojas grises de los sauces muertos,
Retrocedo.
Doy marcha atrás. A una pulgada de ti
Y a dos millas de mí.
Quisiera anochecer en tu regazo
pero estás distante y es temprano.
Muy temprano para ser feliz.
El sueño es de papel.
12-11-04
11.30 p.m.
EXODO DE VOCES
Mostrarme. Vivir de pie.
Dejar el maloliente traje, sudar el retorno.
Sobrio, fecundo, los ojos. Gritos de plástico.
Vuelvo a sudar.
Desciende el cielo con nubes de acero, y el existir
un trozo de hielo. Mañana viviré.
Modo de vivir, el mío, posee firmeza de hormiga.
A veces me sueño como un pez estrangulado
en el mustio vergel. Categoría plana.
Procrear. Obstruir puertas añejas. Escalar presentes.
Arrojar fuego instantáneo por la boca inmemorial.
Mañana viviré.
Quiero tocar las células del viento, llegar hacia mí
como un forastero y enseguida florecer.
Detenerme.
Detener a la muerte que pasa robándose las horas,
las cicatrices y el desvelado nido delas aves.
Me busco. Derramo espuma baladí sobre la tierra.
El zapato golpea húmedos rastros del hallazgo.
Ay, del génesis y epitafio! Gotera, riachuelo.
¿Quién vio crecer luceros dentro de este lácteo corazón?
Mañana viviré.
Exodo de voces. Trepan el cosmos, el don de se.
Parto. Husmeo. Vivo la danza del átomo,
Huésped de luz peregrina.
Venir de todos. Partir de todos. Ah, mis inmortales épocas.
Llegar de nadie y acabar de un soplo.
El día, la noche, el cráneo, nacen y expiran
y yo como el agua errante salgo a recorrer
el universo de la fantasía. Hoy viviré.
13-11-04.
11.p.m.
TU
En tus ojos existe un huerto.
¿Sabías? ¡Eres un huerto!
con sus flores, su impecable sol
y en el pozo de agua invencible
está tu rostro alado y musical.
Es tu boca un festín de rosas
rosas que florecen con el beso
beso sabio, beso mágico
que pinta con exacta grandeza
ql alma blanca de los pájaros.
Coloridos abanicos son tus manos
que tácitas emocionan a las cosas
manos en mil universos distantes
que brotan desde la raíz del corazón.
En tu vientre batalla la mañana
con su manto de luna viajera.
En tu carne estalla la sonrisa
de la primavera que viene ardiendo
con el fulgor del crepúsculo perpetuo.
10-10-04
10p.m.
VERSO IMPROPIO
Verso DE rocío. Nube de cielo. Carcajada.
Época de luces. Sueños adormecidos.
Inconformidad de la piedra descalza.
De pronto la desazón de una imagen rota
se envenena con los objetos transparentes
y una gota de náusea chorrea por las cuencas
del olvido inconstante.
Verso impropio fantasma subyugante
no exaltes el mudo latir de los corazones
que aquí naufraga el color vivo del sufrimiento
se introduce en los hechizados cerebros
y estalla como un tueno en el fondo obsceno
de los muros intestinales.
Mano que piensa. Dedo que respira. Uña que bosteza.
Codo que disfruta del coloquio existencial
y tornan a la espuma gris de la volcánica sonrisa.
Verso de brisa de pico de gorrión enamorado
de sepulcro impúdico de futuro amordazado
de mar sediento de blanca ola que produce
sismos en las venas secas de la tierra deleznable.
Desciende el viento con su hueso inmerecido
me susurra recuerdos de oro polvoriento
me lleva hacia el destino del verbo acuartelado
que taladra el pecho y devora mis libérrimos ojos
y en la melodía de un horizonte callado
danza mi sangre a mil grados de heroísmo.
02-07-04.
12 p.m,
RECUERDOS
Me acuerdo tantas veces de las noches
que toqué tu cuerpo de mariposa.
Noches blancas. Noches furiosas.
Cogí tu sombra loca, aguijón
Y pedazo de honor crepuscular
Metido como espada sombría en el corazón.
Me acuerdo una y otra vez de aquel rostro simple
que brillaba como un sol en cada madrugada.
Me acuerdo de tus pies derrotados por el beso
aquellos pasos musicales en la habitación
que partían las dolientes horas de otoño.
Me acuerdo cuando te desnudabas toda
Dios estaba contigo, sabias manos tocaban
el ardoroso violín que moría de pasión
y un árbol brumoso gemía en tu pecho.
Sonaban los clarines de la medianoche
en la calle se oía la soberbia del frío
y nosotros encogidos como gusanos de seda
echábamos más leña al fogón del sueño enamorado.
Sueño veloz. Sueño brutal, de pájaro silvestre.
Me acuerdo de las campanas de fuego que tañían
encima del impúdico paisaje inmóvil
de nuestro iracundo lecho y sus fantasmas.
13-10-04.
11.50 a.m.
MÁGICO SER
Truenos vertiginosos descienden al sepulcro.
Hombres escarban el aliento de los días.
Los astros inquietos laboran incansables.
Para mí crear es un don de la naturaleza
que hizo de los árboles plumas caminantes
con las que construyo poemas como casas
versos como hijos en el crepúsculo del ser
y forjo ansioso la prosperidad de mis libros.
Soy un poeta que sacia su hambre y sed
con un poco de silencio
y me desconsuela no tener un rasgado papel
donde abrigar mis penurias.
No dispongo de una cama donde repose la metáfora
una vieja amiga que me exige cortejarla.
Y, luego, de pronto, veo el rostro de la madrugada
que me tiende una sonrisa blanca como la nieve
y camino apacible iluminado de ingentes ideas.
Nace en mi carne un mágico arco iris y beben
en mi pecho los ruiseñores exentos de barbarie
el licor divino de la honrosa poesía.
Bajo la desbordante luz de mis nuevos ojos
Danza el impoluto viento de la imaginación.
28-06-04.
6.30 p.m.
SOMBRAS
El otoño taciturno me ignora.
El verano como nunca se aleja de mi piel.
El invierno con su hocico tenebroso
muerde la estética pura de los blancos pasos
de la primavera que sufre tedio y angustia
en su propio aposento.
Vengo del silencio gris. Cautivo pentagrama.
Voy hacia el infinito vómito. Oxidado néctar.
Conozco el desliz de los zapatos,
la errante cicatriz de los caminos.
¿Por qué el ciclón mezquino arruinó mi desayuno?,
¿Por qué tascó la fragilidad de las espigas
y exacerbó el hondo tormento de las sementeras?
¿Por qué apagó el solemne vuelo de las rosas
y negó al hombre su condición de pobre?
Persisto en volar como impertérrido canario
hacia la sonrisa púrpura de los eucaliptos
y besar la sombra del amor en sus dos caras,
vestir de fantasía la inocencia de los niños,
huir de uno mismo para servir al prójimo
silenciar el áspero grito de la piedra
para que haya dulzura en cada rumor de almas
y renazcan triunfales las auroras fatigadas.
Hoy me declaro feliz viviendo entre las sombras.
29-06-04
10 p.m.
CAMINOS
Camino sin huella. Camino sin destino ni ultramar.
Retrocede el tiempo cuando los pasos mueren
avanza el pie con su intimidad de siglo endurecido
por el zapato distinto de mañana.
Y recorro exhausto, las viejas partidas y arribo
a la fuente otoñal de los noveles retornos.
El sol acaricia mis huesos y vivo estrictamente.
La luna rasga la piel de la noche y se hunde
entre las grotescas sombras que anclan en mis venas
como relámpagos salvajes.
Y navego como un tímido pez. Desorientado.
Bajo las tibias aguas del inmenso mar
mi cadáver yace como una ruta nebulosa.
Palpo el polvo de los sueños. Dudo. Revés del rostro
y tropiezo con los nudos álgidos de mis propias manos.
Cruzo el camino remendado. Callada estructura.
Su tristeza hierática me golpea los ojos.
El tierno remanso y su paz definitiva
se filtra por mis venas imperceptibles.
El viento manipula mis órganos ateridos,
la furia de las horas triza mis anhelos
y regreso al derrotero de las calles arrugadas
donde desgrano el maíz de la melancolía.
26-06-04
10.30 p.m.
LLORA EL CIELO
Llora el cielo y se alborota mi cuerpo
cuando trato de pedir perdón a la existencia.
Sobre mi piel ladra el viento. Me clava
con sus filudos colmillos.
Busco romper la opaca quietud que hermética avanza
tornando a cada poro en palpitante lodazal
pero soy el mismo y sufro exageradamente
el distinto que se ama aún muerto y sufro,
el que resplandece con su oscuridad,
el vertical que lucha de costado,
el que envenena su espíritu con poesía
y le tiembla la eternidad en cada intestino.
Es trágico sonreír delante de los vivos más aún
cuando enturbian el polvo de los muertos
y mi irrefrenable cuerpo es un ocaso
que se derrite de soberbia en cada aliento vulnerado.
Llora el cielo y se agiganta mi lamento
y se encumbra como un ave en grácil vuelo
sonriendo a la tiniebla que oscurece mi paz
indigna fuente que desnuda mis nobles raíces.
La nave del amor viaja como solitario pájaro.
Hormiga perseguida por la lluvia
que busca sacudir su permanencia en este mundo
donde morir es un placer grato y benigno.
Llora el cielo, llora la tierra abriéndose las venas
y yo vuelvo los ojos con la certeza de que aún estoy vivo.
26-06-04.
11.30 p.m.
VOLVER
Vuelvo al círculo oscuro de la melancolía
para sentarme en la orilla etérea de la muerte
y expulso las inútiles voces de los atardeceres
que taladran mis oídos, pulsan mis demonios
suspenden mis suspiros, queman mi voz
y me ahogo en una lágrima de fuego y angustia.
Canto entre el vaivén incesante del dolor
alzo la mano para recoger la caída del silencio
doy al corazón su color, su poema y su medida
y en una palabra que no respira ni medita
empaco los sueños y las cosas inalcanzables.
Vuelvo a corres tras el sol y me enredo
Entre los caminos sin energía, sin hado.
Bebo la intensidad de una hosca pena
que abre la raíz de un olvidado beso
y ya no veo ni la sombra tangible
donde se ocultaba mi alma vagabunda
mi deseo personal y el dulce trajinar
de una estrella dormida.
Vuelvo a saber que no soy dueño de mí mismo
que me embarga una cruel y mortal felicidad
ahora que mi muerte viajera no miente
tengo el apetito de comerme vivo y doliente.
Enrumbo la barca hacia el oeste de mi sangre
lleno el cielo de extasiados pensamientos
acaricio la espada bendita de la soledad
que me transporta a los frutos inventados por la lluvia.
26-06-04
8.15 p.m.
PALABRA INTERIOR
En negro. En espacio mordido.
Dormido en el abismo y su nube asesina
en la rama de odio del paisaje herido
forcejeo el hado de mi desplumado ser
buscando en el tierno aliento del aire
el reflexivo calor del tiempo ido.
En rojo. En tumba muerta.
Postrado en la veloz sinfonía de los siglos
en la sangre cotidiana de las cosas
agito el alcíbar que florece en mi frente
cierro la página horrenda del pasado
y entibio el derrotero de este duro oficio de vivir.
Por desgracia, soy un artista en ayunas
que tose espinas, procrea vientos y modela imágenes
adheridas al barro melancólico del existir
pero esta neurosis ociosa me arrastra
hacia los confines de la materia congelada
donde cobijo el efluvio del sol y la alegría.
En amarillo. En tísicos recuerdos.
Siento la claridad innata de la aurora
que emerge como brisa o melodía silente
desde las vírgenes entrañas del firmamento
y yo me deslizo, digno, armado de voluntad
sobre el lomo soñador del fiel crepúsculo
que me trae la belleza y la magia de los campos.
En mis venas vibra la tibieza del alba,
alba ardorosa, lágrima de sangre que recorre
y me enseña a cosechar luceros en medio
de la tempestad.
30-06-04
7.40 p.m.
POESÍA
Llévame contigo, hermana poesía.
Llévame a tu prístina fuente para beber
el agua delirante de tus infinitos sueños.
Quiebra el hielo de la nostalgia mezquina
y cobíjame en la robusta calle de tu nombre.
Llévame contigo, hermana poesía.
Agita el candoroso fuego dormido en mi boca.
Lava mi rostro. Bésame los ojos mustios.
Deja en cada poro de esta piel herida
tu inmaculado elíxir.
Más lejos del girasol. Más cerca de la piedra
regálame el calor de los paisajes ocultos
y la emoción urgente de un día sosegado.
Entre pétalos de barro ardiente
vísteme de sol, de canario
y la sombra danzará en las ventanas.
Llévame contigo, hermana poesía.
Cúbreme con el vivo oleaje de tu vientre,
aviva la escuálida hoja del árbol trasnochado
que yo navegaré contigo en los veleros de viento
con el testimonio libre, nacarado
de los pájaros y los violines.
VOZ I
Ascendió un canario hacia el celeste muro de la alegría
y se quedó dormido entre la multitud.
Así sobrevivo YO.
Me caigo sobre los frutos amargos _y qué importa
al mezquino viento y al silencioso vegetal?
Me levanto envuelto con las voces de cristal
de las flores olvidadas que reposan en mi pecho
y soy una hoja descalza que camina entre los ríos.
Los días vuelan como papeles ordinarios
las noches encienden sus candiles tempestuosos
mientras yo me retuerzo de ira, me congelo
de intranquilidad y hago florecer sombras funestas
sobre mi tronco solitario.
Así sobrevivo YO.
Como un árbol seco sin primaveras ni agua
colgado de las trenzas de un mañana incierto.
Aquel día soy un títere callado
mis hilos estériles se rompieron
me pisotearon como una cáscara de plátano
y no hallé la estación tibia de mi corazón.
19-09-04
5.15 p.m.
VOZ II
Desnuda, amada mía, mi cuerpo de arco iris
y al calor de tu manantial iré como un labriego.
Envuelve con la luz de tus ojos el sendero
de la espiga. Eleva tu dorado aliento.
Condúceme al alba de tu pecho y desbórdate de amor
en mis entrañas. Préñate de mundo!
Agita, amada mía, la plegaria de tu vientre
con tu palabra hecha multitud y musical oficio
y deja que estallen las voces de cristal
en el azul amanecer de nuestros corazones.
Enciende, oh amada de mis sueños!
el color de la carne y de los huesos.
Deja que navegue en el fecundo mar de la alegría.
Desnuda, amada mía, mi cuerpo de luciérnaga
con el crepúsculo rosado de tu voz,
con el anochecer pletórico de tu pelo,
con el fruto pincelado de tus manos
y endulza con el fuego matutino de tu boca
el agua de la fuente, el vuelo de los pájaros
la conquista del horizonte que fulgura llamaradas
en el luminoso cerebro del sagrado sentimiento.
19-09-04.
7.45 p.m.
VOZ III
Amor del amor del que estoy y del que eres:
son gordas las horas, los minutos, las piedras, los sueños:
son anchos los muros del huerto donde habitan tus ojos.
Se acerca el perfume del rocío que aprieta tu alma
y navegan las estrellas en mi barca de nieve.
Amor del amor del que vengo y del que tienes:
son tibios los versos, los truenos, las uvas, los ríos:
es dulce la tierra donde se regocijan tus pies
y donde vayan tus labios brotará un himno
que yo cantaré caminando en tu pecho de trigo.
Amor del amor del que parto y del que llegas
con tu violín de ámbar besado por la lluvia
con tu raíz de mayo ardiendo entre mis dedos
o ese ojo que llora gastado por el invierno.
Deja que cante con tu boca o que tú cantes con la mía
deja que vea con tus ojos el nacer del alba
y siembre en la orilla de tu pelo pétalos de luz.
Amor del amor del pienso y del que vales
es oriundo el amanecer cuando despiertas
llorando de placer bajo mi ardiente sombra.
19-09-04
11 p.m.
ALLÁ
Allá, a lo mejor aquí,
están mis desocupados pies en polvareda.
La pluma parpadea como duende fatigado
entre los míseros surcos de mi cuaderno.
El sol rasguña el sutil perfume de las horas
y se interna en la huella novel del silencio.
Dentro de mí, el nervioso frío acuchilla
mis ansias de vivir o morir colgado del zapato
y no me queda ni un instante para saborear
los frutos de mi juventud.
Allá, la hoja de sauce polígamo,
acá la nube de lluvia ramera;
más acá la sombra timorata que revuelve
la virtud de mis caminos.
Aquí mismo, a lo mejor allá lejos,
¿A quién le importa si demoro en encontrarme,
o si no me hastía multiplicar mis apócrifos bienes?
Me gusta la felicidad con sus pasos de tortuga
que guía el desliz de un espectro dormido
y quisiera pensar en mí siquiera un segundo,
mirar desde adentro el extraviado valle de la ilusión,
pensar en el punto total que me exprime
con su vanidad hilarante y sus fechas necias.
Allá, a lo mejor aquí, encogido de esperanza
la luna deja de sangrar cuando la miro,
el cerebro de la noche se abre cuando canto
y allí donde los días pululan como palomas
ahora hay un árbol libre por un limo prisionero.
C.G.III-VII-OIV
IV.XXX p.m.
"Entré a la literatura como un rayo; saldré de ella como un trueno"- Maupassant
No hay comentarios:
Publicar un comentario