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viernes, 14 de mayo de 2010

Entrevista a Alfredo José Delgado Bravo

Entrevista a Alfredo José Delgado Bravo

LA CONJURA DEL MAR

Es una mañana de calor molestoso. La casa es modesta y el anfitrión con un paso cargado de sus años nos invita a acomodarnos en sus muebles forrados de marroquín.
Sin espera el primer cuestionamiento llena la sala.
¿Por qué escribe Alfredo José?
Él cierra los ojos seguido de una respiración profunda, como si llamara a todos sus recuerdos en ese momento a una reunión urgente.
“Mi infancia que fue junto al mar (ese gran libro movible y caprichoso “comunembra”), siempre estuvo llena de sonidos. Mi padre era carpintero. Entonces tenía la cabeza impregnada de los ritmos de las olas, el viento, el martilleo en el taller. Esto me llevó a escribir, ya que la poesía es la unión de cadencias, y en cada golpe que se da en un verso me traslado otra vez a mi niñez”.
La boca curvada hacia arriba es un ingrediente que se agrega a cada respuesta que nos devuelve, talvez el haber nacido en un martes de carnaval determinó sus maneras alegres.
“Es que el humor es una filosofía de la vida”, sentencia, mientras nos fijamos en sus cejas y bigotes que ya tienen sus primeros pincelazos blancos.
“Mi madre puso el nombre así en orden alfabético, primero Alfredo y luego José”.
Nos dibuja a un niño “inquietísimo” que aprendió a leer y “escribir” en la primera escuela de co-educación en Monsefú. Su profesora, que era una norteamericana, cierta navidad lo disfrazó del rey mago Baltasar de ahí que no podemos preguntar porque le decían “Moscón”, ustedes saben “niños”.
De su época de profesor en el colgeio San José recuerda que una vez le llamaron la atención por haber echo entrar por la ventana a una alumno que había llegado tarde a lo que argumentó “Es mejor que entren por la ventana a que salgan por ahí”. “Es que yo no dictaba clases porque no era un dictador”, explica.
Cuando pregunto por sus influencias al escribir, sustenta que él lo que tiene son estímulos y de éstos el mas fuerte es César Vallejo, con el que está de acuerdo en que tiempo y muerte son inmortales. Para crear su obra se basó en las palabras de León Tolstoi: “Canta a tu aldea y serás universal, de ahí el origen de Cosmonsefú.
“Soy universalista y nativista”, dice acomodando las manos en oración, mientras alza la cabeza, guardada por una gorra a cuadros.
Pero también es un creyente confesó de ese “Señor de las linternas sonámbulas del cielo”, del que aprendió a “dar con amor sin pedir nada”.
¿Cuándo se retira usted?
“Nunca”, responde en el acto. “Dejar de escribir, sería dejar de vivir y yo no soy suicida”.
Hemos terminado y nos despedimos. Seguirás escribiendo Alfredo José , entonces:

“…yo recojo tus pasos y los guardo
como peces de oro en mi red-fantasía,…”

(“Constatación plenaria” de
A. J. Delgado Bravo)

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