EL ARTE DE AMAR DE JAVIER VILLEGAS O “EL AMOR ES MÁS…”
Por Fernando Odiaga Gonzales
El amor es la espiritualización del deseo. Sólo por el deseo nos equiparamos a las especies inferiores, pero el amor es una creación de la cultura que transforma el simple deseo instintivo en solidaria entrega, es la única manera que tenemos de no permanecer solos. Los humanos erotizamos el deseo y lo convertimos en algo sublime, en la capacidad de brindarnos por entero al bienestar de otros seres semejantes a nosotros.
Hay quienes dicen que cuando uno ama sólo quiere mirar y estar con aquella persona que es objeto de nuestro sentimiento; otros dicen que el amor surge cuando dos seres que se encuentran por la vida, caminan juntos y miran ambos en la misma dirección.
Quien no ha experimentado el amor, experimenta su falta; sueña y anhela aquel ser que otros ya tienen consigo y transita en su soledad por la misma locura de quien se apasiona en la entrega. Aún en soledad se vive el amor a uno mismo. Y el amor puede, en buena medida ser una extensión del instinto de conservación. Nos necesitamos y necesitamos a otros no sólo para reproducir la especie, sino para aceptarnos y ayudarnos a nosotros mismos.
El amor es el fuego que funde en una sola corriente el hierro de nuestro egoísmo y el vidrio de nuestro altruismo. Enciende nuestra socializad y lo llena todo.
Es posible que todo intento de comunicación no sea más que amor o la cantidad de cuanto deseamos amar o ser amados. Por eso el amor ha sido desde siempre el fiel reflejo de la palabra y se ha transformado en poesía.
Javier Villegas nos trae hoy su libro “El amor es más…” libro que nos habla de sumas y multiplicaciones, del sentimiento del que tanto se ha hablado y escrito y que hoy nos ocupa. Los versos de este libro, pergeñados con el estilo de un experimentado escritor que ha roto lanzas en las lides eróticas a lo largo de muchas batallas y guerras, nos cantan el más sublime de nuestros sentimientos con la asonancia del cantor prolijo, enjundioso en analogías y metáforas, con el repertorio verbal del más señorial de los galanes…es una suma de encantos y melancolías, de sueños y sobre todo de cuerpos que se buscan como “…las gaviotas a la ribera de los sueños” “con una sed inmensa para anclar en la raíz de los suspiros” (El amor es más, p. 23).
Pero vamos a describir cómo es la amada de Javier Villegas, cómo es el amante y cómo concibe el amor…
La amada
La amada de Javier poeta, es “un acento que apareció en mi vida/ para elevarla a la altura de todos los vientos…” Cual yegua alada, la amada remonta al amante a ámbitos celestiales, es decir, la amada exalta y sublima al amante, saca su nobleza escondida, reencuentra la pureza y la inocencia del niño que ahora es un hombre por que sólo los niños tienen la imaginación voladora y como decía Jesucristo, “para entrar al reino debéis ser como los niños pequeños”.
La amada de Javier poeta “espera en silencio””la dibuja en sus párpados, en sus dulces pupilas, en su terco torrente” como podemos decir parafraseando el poema “Para decir que te quiero”.
Es pues esa amada que derrite el hielo con su mirar y su andar, que interroga y fustiga con su silencio, que enardece con su pasión silenciosa, obstinada.
La amada tiene palabras que se siembran en el amado, echan raíces y con el tiempo maduran los frutos luminosos de felicidad y ternura….
Así lo dice Javier: “Tus palabras de amor se han extendido/ en mi soledad como semillas,/ como pétalos de luz y de optimismo…” Esta imagen de la mujer sembradora, nos muestra a la mujer que nos crea y nos inventa, nos cultiva, mientras crece nuestro deseo y nuestro sentimiento por ella, que intuye con sus ojos la presencia del ser amado, que sabe esperarlo en tiempo y distancia; la amada lo enreda con: “…brazos de infinita enredadera” y hace estallar al poeta en todas las músicas, en todos los cantos e himnos.
La amada de Javier poeta es aquella ante la que no se puede ser indiferente aún queriendo serlo. Por que, de nuevo parafraseando, su cuerpo, al tocarlo se adentra como aguja, remueve el pasado, teje el presente. La amada de Javier poeta es “paloma empedernida”, “paloma escarlata”, “mariposa de luz”, es los besos que pinta en las tardes…. En las playas que callan.
Es en el poema “Todas las formas” donde encontramos el retrato de esta mujer ideal, que en otros versos sólo es soñada, intuida, esperada. En dicho poema Javier dice: “tienes todas las formas/ que el silencio me sugiere/ y el viento me dibuja/…a veces eres flor,/ eres agua, eres luz,/ y otras eres sombra,/ tempestad, abismo y grito.” Flor primaveral que lleva a la fiesta y al delirio. Agua que ora ahoga, ora calma la sed. Luz, oscuridad….abismo. Un ser insondable que ilumina con su amor, que te sumerge en las tinieblas cuando te ignora o te olvida.
El amante
Javier el poeta es de esos galanes erotómanos que no sólo buscan la belleza sino el placer en la profundidad de la entrega. Él dice: “te espero encendido” “me doy cuenta que me faltas”; busca: “en el silencio y el ruido/ entre la gente…” espera encendido con el fuego de su corazón desvelado y aunque no sabe cuando ella llegará la espera con la confianza arrebatada de quien ha depositado en una promesa la suma de todos sus deseos. Con ella teje puentes de sueños en el horizonte… con ella crece su imaginación, en ella se pierde y se encuentra. Es a la vez sobrio, austero y edulcorado. El espera: “como un pino iluminado desde sus raíces”. Árbol de luz de noble y dura madera como los que han vivido largo tiempo en los bosques del deseo. El amante es transparente por que no oculta nada, huérfano por que le falta todo. Él quiere retratar a la amada en todo lo que mira. Él quiere advertirle que ella es la protagonista de sus sueños solitarios; quiere encenderla para que no sea promesa; seguirla para que no sea olvido.
El amante para Javier es simplemente el que aviva la llama, el paciente recolector que se reserva los mejores frutos del huerto que ha cuidado con esmero. El hombre fuerte que no teme amar como los niños, el hombre débil que se fortalece ante cualquier petición amorosa. Es: “el hombre que va sumando/ las penas de tu corazón a los olvidos. Es decir el curador de las aflicciones, el confortador, quien no falta nunca en las buenas y en las malas.
El amor
“El amor es más de lo que tú imaginas…/ es estar compenetrado con la gente y sus quimeras/ es darse como el ulular de las sirenas/ es darse a los demás para que no decaigan sus auroras.”
Así dice Javier, para quien el amor sería ese fabricar el futuro solidariamente, prestarse a la esperanza, a la ensoñación, al encantamiento de todos los seres humanos es vencer a la tiniebla y su confusión por que: “el amor será más si le imprimimos, / el vigor de lo humano, / de la sangre y la esperanza.
Fernando Odiaga
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