AMO TU FORMA
Amo tu forma de amar.
Tus formas. Tu tamaño. Tu locura.
Tan sólo por eso te amo, y por más.
Nadie me ha convenido que te ame, por eso me he enamorado de tu color, de tus pies, de tu presencia de fiesta, de tu historia de canción de cortometraje.
Por eso te amo. Por la libertad de tu amor en el mío.
Por la libertad de mi amor en tu corazón.
Y también, por la libertad de mi amor en tu cuerpo, es que te amo.
Desde que te conozco estás impregnada en la brisa y en las palabras que escapan de mi alma
y prorrumpen por mi boca, de la tierra, por el mar, de tu amor.
A veces creo pensar que has vuelto de un mundo donde jamás anochece
por la luz despierta de tus ojos y por el encendido de tus senos en medio de la noche.
A veces olvido que he morir y construyo una fonda en el último acantilado de Puerto Eten
para estar allí contigo hasta siempre.
Y por que la pasión de tu amor es como una lluvia de flores de rocío encima de mis ansias
(durante el amor), o como la mirada de un ángel abatido tras el bastidor ( después del amor)
es por eso que te amo, y por más.
Amo tu forma de amar.
Tus contornos. Tu moda. Tu religión.
La manera como el mundo cree en tus señales. En tus modales. En tu autonomía.
En todo aquello que justamente tú no crees. Por eso te amo.
Por que reinventas la función que tienen los nombres sobre las cosas esenciales
y el tiempo sobre la palabra
y la palabra sobre la historia
y la luz sobre las gaviotas que pasan volando tan cercanas al ventanal.
Y por que siempre no hay pilimilis o hilos multicolores o alfileres sin punta
entre tus cabello sin crinar.
Y por que cantas a Celine Dion y te apasiona Almodóvar
y no dejas de creer que Dios sí pude estar en todas partes, pero que nunca ha estado en Perú
y que también jamás lo estará.
Por tu nombre que contradice a los elementos y tú eres los elementos, es que te amo.
Por que todos te miran y no te alcanzan a ver completamente
puesto que hay un límite entre sus ojos de ciempiés y tu caminar de océano.
Y por que nadie puede tenerte toda puesto que tú posees todo a la vez
por eso te amo, y por más.
Amo tu forma de amar.
Tus esquemas. Tu talante. Tu sentido del humor.
El modo como están distribuidos tus sueños, tus temores, tus deseos, tus hormonas.
La forma de confiar en el pronóstico del tiempo y en ningún tiempo en el tiempo que te queda por vivir. Por eso te amo. Por eso.
Cerca de ti siempre vuelan inquietas las palomas de los parques
y cuando caminas son música azul tus caderas de leona joven y feliz.
Y por que te aplaude el viento y te celebra el verano
y por que me llamas con tus pensamientos y eres dócil y sumisa y resignada, es que te amo.
No vayas a dejar de sonreír porque se enfría el planeta.
Ni de cantar porque se mueren los pájaros en las cubiertas.
Ni de soñar porque no remontarían las mareas.
Ni de bailar para que sigan creciendo los niños y las plantas.
No dejes de mirar la tarde para que sea infinito el poema.
Ni avivar tu aliento de fruta y tu deseo de fuego.
Y por que me miras y el alma se te abre como una claraboya al sol
por eso te amo, y por mas.
Amo tu forma de amar.
Tus recuerdos. Tu régimen. Tu ideología.
Lo que cuentas sobre tu niñez junto a las montañas y un río
y tan lejos de tus padres divorciados.
Tus paseos de vacaciones en bicicleta al pie de la playa atardecida e insomne.
El espanto de tu primer período. Tu morbo por las cosas dos veces limpias y tres veces secretas.
Lo que crees sobre la política, el amor, el sexo, la muerte y más allá de la muerte.
Lo que temes de Dios y de la vida y lo que la vida todavía no te ha dado, a pesar de Dios.
Lo que escondes entre tu pubis de grana y tus axilas de impúber.
Y por que tus manos me alcanzan hasta donde llegan mis sueños, y más.
Por tu palabra de lluvia y tu piel de cerezas.
Por tu voz de aguas, por tu figura de viento.
Por que vienes de los Andes y tu idioma es de tierra.
Por tus manos de nieve, y más.
Por tu matiz de luna, y más.
Por tu cabello de sol, y más.
Por que la mañana es limpia y el amor es sereno
y el corazón se me llena de canciones y golondrinas gráciles
cuando yo
te escribo.
Ferreñafe, 31 de mayo de 2010.
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