Una escritora impostora: Ana Sofía Sánchez Mauriola.
Por Ricardo Santiago Musse Carrasco
Poeta
Con mucho cariño y sin masoquismo alguno…
Ana Sophía Sánchez Mauriola.
Los impostores alcanzan éxito frecuentemente,…
pero las leyes de la impostura siempre terminan
en la defraudación.
Miguel Cruchaga.
Conocí a esta escritora impostora piurana en el 2 002, cuando pertenecía al grupo literario, parido en la Universidad Nacional de Piura, denominado “Café de Artistas”, y yo estaba integrado dentro de esa –dizque- iconoclasta estirpe generacional “Los Ángeles del Abismo” que, dicho sea de paso, con el desmitificador transcurrir del tiempo, reveló –cuando ya el grupo había dejado de existir- estar compuesto por unos detestables avaladores de perversidades humanas.
A mí me dio mucho gusto, en ese momento, que -junto a tres balbuceantes escritores- haya emergido, también, una voz femenina que había decidido condenarse a ejercer el exigente oficio narrativo. Más encomiable aún esto, puesto que, como es sabido, en estas tierras solares las escritoras son una recurrente y grandilocuente nimiedad.
Hasta donde yo sé esta escritora impostora publicó –fingiendo ser la verdadera autora y sin un mínimo de remordimiento moral- dos realizaciones narrativas. El primero titulado “Cuento solicita príncipe” (registrado en la revista “Café de Artistas”-Julio 2 002-Número 01). Este cuento fue muy celebrado no sólo por mí, sino por toda la gente imbuida en el acontecer literario. Si no me equivocó esa microficción fue publicada en "Umbral" (y recuerdo que ella se acercó el día de la presentación, muy oronda, al director de la revista Alberto Benavides). Es decir, que timó, con su fraudulenta autoría, a gente bien intencionada que, como yo, vislumbraba en ella una expectante promesa literaria. Todos, caídos del palto, fuimos el hazmerreír de su secuaz y hermética conciencia. ¿Cómo pudo embaucarnos tan astutamente y, más aún, sostener -hasta ahora- esta portentosa mitomanía creativa?
El segundo cuento fue publicado en la revista “Aula 34” (revista del taller de literatura de la Facultad de Ciencias Sociales y Educación de la Universidad Nacional de Piura-Año 1-Número 0-Setiembre 2 003), titulado “El último silencio”. Aconteciendo lo mismo: Admirados, todos, del diestro despliegue de textuales instrumentales técnicos y de esas osadas temáticas, superponiéndose armoniosamente, durante el flujo narrativo.
Con esta escritora impostora hemos hecho el papelón de nuestras vidas. Pero me pregunto, ¿si los cuatro integrantes restantes que fueron de “Café de Artistas” -en su primera etapa-, sabían de esta tomadura de pelo inflingida por Ana Sofía Sánchez Mauriola?: Que el despistado Fernando Silva Guerrero diga algo desde la cholificada Lima donde actualmente reside; que el diletante y pusilánime Charles Purizaca Nunura se pronuncie –por favor- desde su amoral madriguera provinciana; que el fantasmal José Carlos Zapata Zúñiga deslinda de esta mendaz pendejada y que el prodigioso demiurgo Jose Lalupú Valladolid proclame que sus taumatúrgicas manos no tienen nada que ver en este asunto.
Finalmente, he revelado este funesto fraude literario (que muchos escritores lo sabían; pero que, cobardemente, dijeron que esta boca no es mía) a fin de evitar que a esta escritora impostora la antologen y se cometa un mal mayor, y, además, para decirle a Ana Sofía Sánchez Mauriola que, en este aspecto de su vida, ha carecido –y esto es indubitable- de principios éticos que la hagan merecedora de respeto escritural.
Sullana, 07 de marzo 2 010.
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